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viernes, 21 de septiembre de 2012

(Colombia) Barrera: de cocinero de coca a último gran capo de la mafia

Para ser considerado “el último gran capo de Colombia”, Daniel “el Loco” Barrera pasó su vida en el crimen aferrado a la estrategia del camaleón.
Traficó con la guerrilla y sus archienemigos los paramilitares; sacó ventaja de la desmovilización de las Auc y negoció con las bandas criminales y carteles de la droga de tres continentes; sobrevivió a una guerra a muerte entre bandidos de los Llanos y pasó inadvertido por casi dos décadas para las autoridades nacionales e internacionales que sabían de sus andanzas, pero no del personaje.

Su obsesión para esquivar los controles, lo llevó a usar el dedo amputado de su hermano mayor y la identidad de su hermano menor con discapacidad mental, a operarse para adelgazar y hasta echarse ácido en las manos, un vano esfuerzo que terminó con su captura en una cabina telefónica de Venezuela.

Su historia comenzó, según los expedientes judiciales, en los años 80, cuando el narco Gonzalo Rodríguez Gacha llevó la bonanza cocalera a los Llanos Orientales. Fuentes policiales comentan que sus primeros contactos con laboratorios clandestinos para el procesamiento del alcaloide, fueron de la mano de su hermano Ómar Barrera, con quien aprendió a “cocinar” la mata de coca.

Este ser querido fue asesinado en un ajuste de cuentas y Daniel, siendo muy joven, se metió de lleno al bajo mundo para buscar venganza.

Encontró abrigo en dos cabecillas del Oriente: el paramilitar Miguel Arroyave y el narco Luis Agustín Caicedo , alias “Lucho”. Tuvo un traspié en febrero de 1990, cuando fue arrestado en San José del Guaviare, pero a los ocho meses se fugó.

Cuando en los Llanos se desató la guerra entre las Autodefensas Campesinas del Casanare y el bloque Centauros, que dejó más de mil muertos de 2000 a 2005, “el Loco” se las arregló para tener contactos en lado y lado sin ser declarado objetivo militar.

Formó sociedades con la guerrilla de las Farc, siendo sus enlaces “el Negro Acacio” y, según el gobierno de E.U., el empresario José Melo .

Narran los investigadores que era bien recibido por los insurgentes en la zona de despeje de San Vicente del Caguán, adonde iba para comprar la coca.

Redes transnacionales
“Este hombre tuvo tentáculos en África Occidental, Europa, Estados Unidos y Centroamérica”, contó el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón .

Estas rutas, al parecer, las consolidó tras la muerte de Miguel Arroyave (2004) y moviéndose a la sombra de “Lucho”, de quien aprendió a delegar tareas en las mujeres, manteniendo así el bajo perfil.

En aquellos tiempos usó el dedo índice del difunto Ómar para signar los documentos falsos con los que se camuflaba. En 2005, indicó la Policía, empleó la identidad de su hermano Arnoldo, un discapacitado mental, para tramitar el salvoconducto de una pistola Walther 7.65.

Cuando las Autodefensas se desmovilizaron en 2006, Barrera se asoció con las nacientes bandas emergentes. El principal aliado en los Llanos era Pedro Oliverio Guerrero , alias “Cuchillo” y jefe del Erpac (Ejército Popular Anticomunista), y en otras zonas pactaba con “los Rastrojos”.

Estrechó lazos con el capo guatemalteco Jorge Paredes , quien en Guatemala y en Honduras le acopiaba la droga que mandaba en lanchas y avionetas; luego la guiaba hacia E.U.

Para evadir el cerco de la Fuerza Pública en Colombia, Barrera comenzó a moverse en Argentina, Brasil y Venezuela, destinos en los cuales repartió a sus familiares. La relación con “Cuchillo”, quien estaba en la mira de la Policía, lo había puesto en evidencia, razón por la cual tuvo que alejarse.

La persecución
La situación de “el Loco” Barrera se complicó el 2 de marzo de 2010, cuando el Departamento del Tesoro de E.U. dejó sus finanzas al desnudo, congelándole bienes y transacciones con la Lista Clinton.

El análisis del Tesoro confirmó la pericia con la cual se distribuían sus capitales. Fueron 48 empresas reseñadas, que incluían comercializadoras de carne, ganado, textiles, vehículos y repuestos; también discotecas, hoteles, criaderos, transportadoras, supermercados, ladrilleras y, de manera inusual, dos pizzerías y un centro de estética.

Los negocios se ubican en Madrid (España), Zulia (Venezuela), Bogotá, Cota (Cundinamarca), Fuente de Oro (Meta), Villavicencio, Pereira, San José del Guaviare, Sabaneta, Medellín, Bello y Caucasia.

Al mes siguiente, su socio “Lucho” fue arrestado en Argentina y extraditado a suelo norteamericano. El 25 de diciembre de 2010 murió “Cuchillo” en un operativo policial y Barrera se quedó sin otro aliado clave.
El 12 de septiembre de 2011 se cerró más el cerco, cuando la Fiscalía estadounidense lo acusó de dos cargos ante la Corte del Distrito Sur de La Florida: conspiración para importar cocaína a E.U. y conspiración para distribuir más de cinco kilos de cocaína en esa nación.

Este proceso se suma a otro par que ahora tiene en Colombia por narcotráfico y lavado de activos, acorde con el fiscal General, Eduardo Montealegre .

El 9 de abril de 2012, su exesposa Ruth Martínez fue detenida en Argentina junto a otras 24 personas, en una operación contra una red de blanqueo de capitales. Y en mayo capturaron en Paraguay a su mano derecha, Alirio Zárate , “el Runcho”.

La caída
La reducción de su círculo de confianza, obligó a “el Loco” a refugiarse en una sencilla posada de la ciudad de San Cristóbal, en Venezuela, adonde llegó con un pasaporte falso y mucho más delgado, tras someterse a una cirugía de bypass.

Lo hizo porque ya se había convertido en el colombiano más buscado del planeta, con una recompensa de 5.000 millones de pesos por su captura y una Circular Roja de Interpol.

Según el ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami , la Policía colombiana le avisó de su presencia el 6 de agosto. La Inteligencia vecina interceptó 69 cabinas telefónicas en cuatro estados, en los cuales se creía que estaba el capo.

El pasado martes, Barrera llamó a Colombia y la Policía Nacional, con apoyo tecnológico de la CIA y el servicio secreto inglés, lo rastreó y avisó de su localización a los venezolanos, en el barrio Obrero.

Los dos minutos que duró su llamada le dieron ventaja a la Policía para que lo atrapara. Aunque se había quemado los dedos con ácido para borrar sus huellas y operado la papada, su última estrategia de camaleón de nada le sirvió y confesó quién era.

FUENTE: NELSON MATTA COLORADO - http://www.elcolombiano.com

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