"No hay grandes esperanzas", comenzaba su relato la madre de la fallecida Whitney Houston. "Se lo dejo a Dios, porque sé que es capaz de hacer cosas y que yo no puedo cambiar nada. Por eso le pido a la gente que rece al Señor, quien sí puede hacer algo al respecto", proseguía.
Y continúa con esa petición divina: "Si él hace un milagro, daré gracias a Dios. Si pasa lo contrario, estaré bien".
Tras casi dos meses en coma, las esperanzas que atan a la vida a la joven de 22 años, encontrada inconsciente en la bañera de su casa, se esfuman a gran velocidad.
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