“Bienvenido Papa Francisco a nuestra América, a su América; el sol de la patria grande llamado Ecuador que lo recibe con los corazones de todos los ecuatorianos desbordantes de alegría y esperanza. Bienvenido al país mega diverso más compacto del mundo. Por su ubicación geográfica nuestro país es el centro del mundo”, aseveró el Presidente ecuatoriano.
Correa, explicó al Papa Francisco que en Ecuador “nos exasperamos por la justicia y la inclusión”, alegando que el país ama la vida y que la Constitución Ecuatoriana garantiza la vida, “incluido el cuidado y protección desde la concepción, establece reconocer a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y nos compromete” a cuidar profundamente la naturaleza, otorgándole derechos.
“El 20% de nuestro territorio está protegido en 44 reservas y parques naturales, la gama multicolor de nuestra flora y fauna se complementa y enriquece aún más con la diversidad de nuestras culturas humanas, tenemos, además de una mayoría mestiza, 14 nacionalidades indígenas con sus correspondientes lenguas ancestrales, incluyendo a 2 pueblos no contactados que han preferido el aislamiento voluntario en el corazón de la selva virgen”, agregó.
El Presidente ecuatoriano dijo que el gran pecado en nuestra América es la injusticia y considera que uno de los signos más importantes en el evangelio es compartir el pan.
“Nos llamamos un continente de paz, pero la insultante opulencia de unos pocos, a lado de la más intolerable pobreza son también balas cotidianas en contra de la dignidad humana”, indicó Correa, recordando palabras del Papa Francisco en las que claramente pide una redistribución de la riqueza.
Asimismo, durante su discurso, el Presidente de la República reiteró que la pobreza no se eliminará con limosnas, sino con justicias. “La solución no es más fronteras, es solidaridad, humanidad y crear condiciones de paz”, dijo.
El Presidente Correa, dio la bienvenida al Sumo Pontífice recordando que la mejor manera de enfrentar el injusto orden mundial es con la unidad de los pueblos, haciendo referencia también a su Encíclica y el discurso de equidad que ha manejado el Santo Padre durante a lo largo de su recorrido.
Cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo, si somos el más desigual, se cuestionó el Presidente. “Bienvenido a su casa Santo Padre”, finalizó el Presidente Rafael Correa.
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