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lunes, 16 de enero de 2017

El oligarca ruso investigado en EEUU por sobornos

Mikhail Fridman es un oligarca ruso que hizo gran parte de su fortuna en el mundo del petróleo, especialmente con la venta en 2013 del 50% que tenía con otros tres millonarios en TNK, la tercera compañía energética rusa, a Rosneft, el gigante del crudo del país de Europa del Este, por 28.000 millones de dólares. Fridman puso a salvo su dinero, cobrado en rublos, en una cuenta en dólares en el Deutsche Bank, lo que le permitió esquivar la debacle posterior de la divisa del Gobierno de Moscú cuando las grandes potencias extranjeras castigaron al régimen de Vladimir Putin por la invasión de Crimea.

Después se trasladó a Londres para darles a sus cuatro hijos una educación europea y desde allí dirige su holding Alfa Group, un conglomerado con intereses en el mundo financiero, en el industrial, en el consumo -posee la mayor cadena de supermercados de Rusia- y de las telecomunicaciones. De hecho, es el principal accionista de Vimpelcom, la operadora moscovita con sede en Amsterdam y cotizada en Estados Unidos. La pata angular de un imperio -Forbes le atribuye una fortuna de 14.000 millones de dólares- que ahora está bajo vigilancia por la Federal Bureau of Investigation (FBI), la Central Intelligence Agency (CIA), la SEC (la CNMV americana), el Departamento de Justicia y la Fiscalía Anticorrupción por los sobornos pagados y reconocidos a políticos de Uzbekistán y los presuntamente abonados a hijos de ministros del Kremlin.

Porque Fridman, además de estar siendo investigado por el caso ZED+, es una de las personas que aparece en el informe secreto que un ex agente del M16 británico elaboró el pasado otoño y que la semana pasada fue publicado ante el estupor de la sociedad estadounidense. El informe, del que se sospecha sobre su veracidad, fue enviado a Barack Obama y a Donald Trump por las sospechas de la injerencia de Rusia en las pasadas elecciones a la Casa Blanca, acusaciones que Moscú ha negado rotundamente pese al reconocimiento por parte del candidato ganador de los ciberataques por parte de los servicios secretos rusos.

Según se publicó en Estados Unidos el pasado 1 de noviembre, Fridman, a través de Alfa Group, ha sido uno de los colaboradores necesarios en este supuesto hackeo de las cuentas del Partido Demócrata de Hillary Clinton, inculpación que el oligarca desmintió con un comunicado oficial. Pero su nombre vuelve a la palestra por ser uno de los mencionados en el informe confidencial bajo el epígrafe “Russia/US Presidential Elecction-Krelmin-Alpha Group Cooperation”. En el citado documento (página 25-26) se asevera que fuentes oficiales rusas del más alto nivel han confirmado la cercanía actual entre Fridman y Putín, al que asesora en asuntos relacionados con política exterior, especialmente con Estados Unidos. “Significativos favores continúan haciéndose en ambas direcciones”, se asegura

Más aún, se expone que la relación entre el magnate y el presidente de Rusia tienen como intermediario clave a Oleg Vogorun, jefe de la oficina de la Administración Presidencial y ex directivo de Alfa Group, donde ejerció como responsable del departamento con las administración públicas. El informe le señala como el “conductor”, y el “transportador” usado por Fridman y sus socios para “entregar grandes cantidades de dinero ilícito al actual presidente de Rusia cuando era el hombre de confianza del alcalde de San Petersburgo.

No obstante, la amistad entre Fridman y Putin ha tenido sus más y sus menos por la vinculación del oligarca con Ucrania y por no haber reinvertido en Rusia parte del inmenso dinero que ganó con la venta de TNK. Al contrario, el empresario optó por poner su fortuna en activos europeos, no sin más de un problema, como el conflicto que tuvo con el Reino Unido cuando a una de sus sociedades -LetterOne- se le impidió adquirir unos yacimientos de gas y petróleo en el Mar del Norte por más de 5.000 millones. En otra ocasión, los bancos centrales de Inglaterra, Australia y Canadá boicotearon la compra de una empresa -Innovia- suministradora de material para la fabricación de billetes por 500 millones.

El pasado año, tras la sanción de 835 millones de dólares que Estados Unidos y Holanda le impusieron a VimpelCom por sobornos a políticos de Uzbekistán, Fridman inició un lavado de cara en medios británicos como 'Bloomberg' y 'Financial Times' con entrevistas sobre su vida privada, las relaciones con Moscú y su deseo de invertir al otro lado del Atlántico, amén de anunciar que dejaría toda su fortuna para obras de caridad. Una limpieza de imagen que ahora vuelve a ensuciarse al ser señalado como colaborador de Putín y Trump en la nueva guerra fría.

FUENTE: Agustín Marco - http://www.elconfidencial.com

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