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jueves, 12 de enero de 2017

(España) Menú del día por 10 euros con el apellido Roca

Si visita Gerona y decide comer en Can Roca, hay que saber que el mediodía es la hora punta, en la que los padres de los Roca y su equipo llenan las mesas del local. Merece la pena esperar: puede tomar una cerveza o un vino en la barra o al sol en las mesas de la terraza.

La zona más concurrida y animada es la del bar, que convive con la antigua sala de El Celler. Si busca confort, elija esta zona más moderna; si quiere el sabor auténtico de un bar catalán, quédese en el 'viejo' espacio de la casa de comidas. Eso sí, en ambos funciona la misma receta gastronómica: la amabilidad, campechana hospitalidad y sencillez de la saga Roca y su equipo.

"Podría pasar por una sencilla casa catalana de comidas con menú del día si no fuera por un par de detalles determinantes en la historia de Can Roca, un local situado en el barrio de Taialà, en Gerona. El primero es que en este bar-restaurant, como se autodenomina, nacieron y crecieron tres hermanos que lideran El Celler de Can Roca, espacio posicionado como el mejor restaurante del mundo. Segundo detalle: Can Roca da de comer al equipo que trabaja en el establecimiento de alta cocina. En resumen: si El Celler de Can Roca son los hijos (Joan, Josep y Jordi Roca), Can Roca son los padres.

Cuando Josep Roca y Montserrat Fontané abrieron en 1967 ya sabían algo sobre el negocio que les aguardaba. Eran la segunda generación de una saga hostelera, que arrancó cuando los abuelos de los tres hermanos abrieron Can Reixach, que tuvo su segundo testimonio en Can Roca. Mientras Josep Roca y Montserrat Fontané gestionaban este bar, sus hijos crecían detrás de la barra.

Can Roca sigue hoy funcionando con la misma aspiración con la que nació en los años sesenta: un bar de barrio donde los parroquianos se acercan a desayunar café y bocadillos de beicon y la clientela disfruta de un menú del día y una carta de cocina catalana casera, tradicional y de temporada, firmada por Montserrat Fontané.

Sin duda, la máxima señal de identidad es su menú del día. Por un imbatible precio de 10 euros (con IVA), está compuesto por un entrante fijo (suele ser una ensalada), varias opciones de primer plato (con recetas como macarrones, canelones, escalibada, lentejas guisadas o alguna verdura), unas tres alternativas de segundo plato (como butifarra con guarnición, pollo guisado o calamares a la plancha) y postre (flan, helado, crema catalana, manzana al horno, fruta...). Si no, queda la opción de pedir algún plato a la carta, donde brillan los guisos, los arroces o unos calamares a la romana con un rebozado perfecto.

Can Roca está ubicado enfrente de El Celler, que inicialmente arrancó en 1986 en un local junto al bar paterno. Sin embargo, el espacio de alta cocina se mudó a una torre en 2007. Entonces, el antiguo Celler se destinó a espacio de pruebas y ensayos, hasta que acabó incorporándose a Can Roca. Así que la casa de los padres suma dos estancias, eso sí, bajo una filosofía común: la zona de bar donde arrancó en 1967 y una segunda sala donde estuvo El Celler hasta 2007."

FUENTE: Marta Fernández Guadaño - Expansión.com

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