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jueves, 23 de febrero de 2017

(EE.UU.) La "Casa Blanca" de Trump solo para millonarios

En la Casa Blanca describen al presidente Donald Trump durante su primer mes de mandato como un “león enjaulado”, fuera de su hábitat, puesto que, el republicano estaba acostumbrado a llevar una vida de lujos “al aire libre”, lo que ha ocasionado que al caer la noche, se retire a sus aposentos para revisar lo que dicen de él en televisión solo y en pijama.

Sin embargo, cuando llega el fin de semana el mandatario sale de Washington y vuelve a su rutina habitual, razón por la cual, todo el mundo ya conoce su mansión y su vida lujosa en su club Mar-a-Lago que para él es como la Casa Blanca de invierno.

Trump ha pasado los últimos tres fines de semana internado en el lujoso complejo exclusivo para ricos, el cual ha convertido en una sede paralela de su gestión para los asuntos públicos de Estados Unidos. Al Mar-a-Lago solo tienen acceso exclusivo los invitados del mandatario y los multimillonarios socios del club.

El recinto vacacional cuenta con siete hectáreas al nivel del mar, Mar-a-Lago tiene un valor estimado en 100 millones de dólares y se presenta en su página web como un oasis que "brinda los privilegios más elevados" y "un estilo de vida reservado a una minoría selecta".

Oficina paralela

Dicen que Mar-a-Lago es una oficina paralela de Trump porque, por ejemplo, ahí llevó a los candidatos a consejero de Seguridad Nacional, los entrevistó y el lunes antes de salir envió su propuesta: el general H. R. McMaster.

Asimismo, el mandatario se reunió en el lujoso complejo con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, jugaron al golf durante el día y por la noche, sorprendidos por un ensayo balístico de Corea del Norte, Trump realizó su gabinete de crisis con Abe sentados a una mesa del patio, con los clientes del club maravillados cenando a su lado. De ahí salieron a dar una rueda de prensa.

El límite de miembros aceptado en el club es de 500 personas, sin embargo, podría extenderse, ya que, se ha incrementado el número de interesados en pertenecer al Mar-a-Lago, porque ya no es solo un paraíso entre palmeras a orillas del mar, sino un centro de poder presidencial.

Por último, el mandatario ha manifestado en varias ocasiones que estará “yendo y viniendo” entre Washington y su mansión. De ser así, Trump pulverizaría los registros históricos de excursiones presidenciales, aunque los gastos que acarrea podrían obligarlo a refrenarse.

Se calcula que sus viajes a Mar-a-Lago han supuesto en un mes unos 11 millones de dólares, casi el promedio anual que empleaba Obama.





FUENTE: http://globovision.com

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