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martes, 11 de julio de 2017

(Panamá) Aseguran que Martinelli escuchaba a través de la Unidad de Servicios Especiales

El exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional (CSN) Ismael Pittí, mediante una declaración jurada, menciona al expresidente Ricardo Martinelli como uno de los supuestos artífices de las interceptaciones telefónicas a determinados blancos.

La declaración jurada fue rendida en Estados Unidos en enero de 2017 e incorporada a la investigación mediante nota diplomática, ha sido refutada por la defensa de Martinelli que alega que se incorporó a la acusación después de la fecha de cierre de la investigación, octubre de 2015, en la que se le acusa de inviolabilidad de las comunicaciones y derecho a la intimidad, entre otros delitos.

¿Por qué es tan importante este documento en el proceso de investigación?

Además de apuntar directamente al exmandatario en cuanto a la operatividad y creación de un grupo especial y confidencial para las escuchas, dice que se hacían de forma ilegal y que el exmandatario las utilizaba para su beneficio personal.

Ismael Pittí laboró en el CSN desde 2012 hasta mayo de 2014. Mientras se desempeñó en esta entidad, según sus propias declaraciones, se conformó una nueva unidad conocida como Servicios Especiales, que comandaba Rony Rodríguez (prófugo), entonces jefe de inteligencia del CSN.

Existen también otros documentos incorporados al expediente estadounidense, como la transcripción de un video de una persona sin rostro que habla de los pinchazos, o la declaración del testigo número 8430145, pero Pittí es el único que apunta a Martinelli.

EL RECLUTAMIENTO

Pittí explica que una mañana recibió una llamada de Rony Rodríguez —que utlizaba el seudónimo de ‘Didier'— para que junto a William Pittí (otro exfuncionario del CSN) lo recogiera en la Presidencia tras una reunión con el entonces mandatario Ricardo Martinelli.

En el camino -cuenta Pittí-, Rodríguez le dijo que el presidente Martinelli le había pedido que formara un equipo en el que de salida ya participaban Rony Rodríguez y William Pittí, pero necesitaba una persona más de confianza para completar el grupo.

Rodríguez le dijo que las funciones serían confidenciales y dirigidas directamente por el presidente Martinelli, a quien le entregarían los reportes.

La confidencialidad del grupo motivó a los integrantes a referirse al presidente como ‘‘el jefe” o con sus iniciales, ‘RM'.

Rony le dijo que para propósitos de las actividades recibirían un entrenamiento especial sobre un sistema de espionaje.

El sitio de la operación era el último piso del edificio 150 de Quarry Hights con acceso exclusivo para tres personas: Rony Rodríguez, William Pittí e Ismael Pittí, quienes utilizaban una tarjeta electrónica para el ingreso.

Las tres declaraciones, la del testigo 8430145, el hombre del video e Ismael Pittí, describen el mismo equipo utilizado para pinchar los teléfonos y la forma en que se desmanteló el sistema unos días pasadas las elecciones presidenciales, cuando el colectivo Cambio Democrático, en alianza con el Molirena, fue derrotado.

El equipo consistía en tres computadoras, un estante que alojaba los servidores, una imprenta y un cable de fibra óptica que permitía operar a capacidad el sistema de las cuatro empresas telefónicas del país.

Pittí señala que en la primera visita de capacitación que hizo el personal de la empresa israelí NSO Group, proveedora del sistema Pegasus, mencionaron que habían tenido una reunión previa con el presidente Martinelli.

En la Presidencia, agrega Pittí, se instalaron unas laptops y Rony dijo que el ‘el jefe' tenía una de ellas.

El grupo de israelíes de la empresa NSO Group, según Ismael Pittí, cada dos meses se encargaba del mantenimiento. Cada vez que esto ocurría, William Pittí y Rony Rodríguez recogían las laptops de la oficina de Martinelli y las regresaban cuando concluía la tarea.

El sistema de espionaje era el Rolls Roice de los programas. Podía acceder a los directorios de los móviles con todo y fotografía, ubicaba al sujeto, detectaba los móviles de sus interlocutores, daba acceso al correo electrónico que se recibía en el teléfono, a la memoria, mensajes de WhatsApp y Blackberry Messenger. También miraban la agenda, anotaciones, la duración de sus llamadas, etc. Le conocían la vida entera a través de ese aparato.

LOS PINCHADOS

Según el sujeto no identificado del video, y cuya declaración reposa en el expediente, el sistema se utilizó para espiar al hoy presidente Juan Carlos Varela (entonces en campaña presidencial), a (José Luis) ‘‘Popi” Varela (hermano del presidente); Adolfo ‘‘Beby” Valderrama, Rafael Flores, José Isabel Blandón (actual alcalde capitalino), Priscila Miró, Raúl Sandoval, Agapito Cleghorn y otros cercanos al entonces candidato Varela. El propósito era conocer las estrategias políticas de su campaña, de qué hablaban, etc.

Del Partido Revolucionario Democrático (PRD) escucharon las conversaciones del candidato presidencial Juan Carlos Navarro; a su equipo de campaña, Abdiel Villarreal y Patricia Alfaro; al diputado Benicio Robinson; al expresidente Ernesto ‘Toro' Pérez Balladares; a Mitchell Doens (dirigente del PRD), a Francisco ‘‘Pachi” Cárdenas (dirigente del PRD) a Javier Acha, al expresidente Martín Torrijos y a su esposa, Vivian; a los diputados Yassir Purcait y Leandro Ávila; a Gabriel Carreira Pittí (parte del equipo de Navarro) a Mebiseck Cedeño, entre otros. Cada uno manejaba alrededor de 25 ‘blancos'.

MÁS ESPIADOS

El sistema permitió conocer la vida entera de los magistrados de la Corte Suprema José Ayú Prado (actual presidente de la CSJ), del ahora exmagistrado Víctor Benavides. Del Tribunal Electoral, escucharon a Mirta Varela, asistente del magistrado Erasmo Pinilla.

Además, había tiempo para conocer la agenda sindical, en este sector escucharon los planes y conversaciones de los directivos del Suntracs Genaro López y Saúl Méndez; de Jaime Caballero, Pedro Alba (del movimiento indígena), de Rafael Chavarría (Confederación General de Trabajadores), de Fernando Cebamanos y de Mariano Mena. Además, sabían las intimidades de los periodistas Castalia Pascual y Álvaro Alvarado.

El testigo revela que se interceptaron los teléfonos del presidente de la aerolínea Copa, Stanley Motta; del propietario del grupo Medcom, Nicolás González Revilla (padre e hijo); y de Erasmo Orillac. Estas interceptaciones se hicieron por órdenes de Rony Rodríguez, según el testigo, que a su vez recibió instrucción del ‘Míster' para intervenir el teléfono de la procuradora Ana Belfon y del diputado José Muñoz y a la ‘amante de un alto funcionario de nombre Aurora'.

Pittí agrega a la lista a la diputada Zulay Rodríguez, a la exprocuradora Ana Matilde Gómez y a Magaly Castillo, directora de Alianza Ciudadana Pro Justicia.

También recibían instrucciones de conocer la vida de Ermita Pérez, de la embajada de Estados Unidos en Panamá; de Richard Downing, asesor de campaña de Navarro; así como de Christian Ferry, el asesor de campaña de Juan Carlos Varela.

El grupo, según Pittí, respondía a órdenes de Ricardo Martinelli a través de Rony Rodríguez, quien invariablemente decía: ‘el ‘jefe' quiere que interceptemos el teléfono de tal o cual'. Toda la información se enviaba directamente al ‘jefe' sin la participación de ningún funcionario del CSN.

Todos los días Martinelli recibía personalmente los análisis y a diario daba instrucciones sobre a quién monitorear. Cuando viajaba, los informes se guardaban hasta nueva orden.

Los reportes se imprimían distinto a los que se hacían mediante una orden de la dirección de inteligencia del CSN, donde se remitían análisis de gobernabilidad, como marchas, protestas, etc.

Las interceptaciones legales se hacían respaldadas con una orden de la Corte, agrega Pittí, en contraste con las que efectuaba el grupo que requerían únicamente la autorización de ‘‘el jefe”.

En caso de surgir una información durante el día, afirma Pittí, Rony contactaba al ‘jefe' para notificarlo. Éste respondía con instrucciones específicas, a veces ordenaba a Rony que se reunieran o que grabara la información en un CD y se lo entregara. Otras, cuando Pittí requería comunicarse con Rony, utilizaba una cuenta de correo exclusiva para la unidad, ‘brad.pty507@gmail.com', donde se enviaban los reportes diarios.

Cuando los funcionarios obtenían un audio sensacional, ‘‘el ‘jefe' nos pedía que lo subiéramos a YouTube', describe Pittí, quien añade que William Pittí se encargaba de transformarlo en video y se subía a la red de una computadora en un internet café para no dejar rastro del IP de la computadora.

Los blancos los definía Martinelli, según Pittí. El jefe mandaba mensajes a Rony Rodríguez para agregar más gente a la lista y proceder a infectar sus teléfonos. En muchas ocasiones, cuando Rony volvía de sus reuniones con Martinelli, nos decía que ‘el jefe estaba contento con nuestro trabajo' y nos daba un bono, generalmente dos mil dólares.

GRUPO ESPECIAL

El uso de la información y el desmantelamiento

Las declaraciones de Ismael Pittí explican el uso que se le daba a la información obtenida de las escuchas.

Recuerda que en una ocasión, el expresidente anunció en televisión que tenía ‘un dossier y el pedigree de todos y cada uno en este país, y que sabía lo que había hecho cada uno de ellos'.

Arruinar la reputación de sus adversarios políticos utilizando las grabaciones obtenidas del espionaje era una táctica de Martinelli, explica Pittí. Un ejemplo, dice, fue el de Zulay Rodríguez. Se interceptó una conversación en la que discutía con su esposo, ‘yo lo reporté a Rony Rodríguez, quien informó a Martinelli, y éste ordenó a William Pittí y a Rony Rodríguez editar la llamada y subirla a YouTube. William siguió las instrucciones e hizo público el audio en un internet café. Pronto se convirtió en noticia a nivel nacional y yo de inmediato reconocí que era la conversación que había obtenido a través del sistema de espionaje', rememora Pittí.

Después de las elecciones en mayo de 2014, cuando Martinelli estaba a punto de abandonar la Presidencia, recibieron instrucción de desmantelar el equipo. Antes, se grabó toda la información colectada en un disco duro externo que Rony entregó al presidente Martinelli. Las tres computadoras que estaban en el edificio 150 del CSN fueron desconectadas y se guardaron en sus cajas. El servidor fue desconectado y removido. La impresora no se podía desaparecer porque era parte del inventario del CSN, así que fue destruida para evitar que las copias de la información fueran descubiertas. Para ello, ‘la llevamos al baño del último piso y William Pittí le echó ácido para desactivarla y que nunca pudiera volver a usarse, y la información se perdiera', cuenta el testigo.

Después William Pittí y Rony Rodríguez esperaron la noche; cuando todos abandonaron el edificio, llevaron las computadoras a un lugar desconocido.

‘Esa misma semana, sacamos el inmobiliario del último piso del edificio, menos el estante en que estaba conectado el servidor. Este no fue removido cuando se sacó el resto del equipo, pero al día siguiente se la llevaron a un paraje desconocido', puntualizó Pittí.

FUENTE: Con información de Adelita Coriat - http://laestrella.com.pa

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