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viernes, 7 de julio de 2017

(Panamá) Enrique Jelenszky: ‘No tengo que convencer a la Iglesia, es a la Corte'

A Enrique Jelenszky no le causa angustia que más de cien mil personas salgan a la calle a protestar contra el matrimonio igualitario en Panamá. Reta las manifestaciones multitudinarias con una simple ecuación: los reportes científicos señalan que en una población hay un mínimo de 2% y un máximo de 10% de homosexuales. Siendo moderado, el 6%, del total de la población panameña, equivaldría aproximadamente a doscientos mil gais.

Jelenszky es el primer panameño que interpuso ante la Corte Suprema de Justicia un recurso para que se declare inconstitucional la condición ‘entre un hombre y una mujer' para definir el concepto del matrimonio en el Código de la Familia.

‘Ya lo peor pasó. Ya está el nombre y la foto, eso te lo da la madurez', responde cuando se le pregunta sobre cómo manejar la exposición mediática siendo casi protagonista de un hito histórico en la jurisprudencia panameña.

En 2008 y en Inglaterra contrajo nupcias con John Winstaley, pareja con la que vive en Sudáfrica y con quien tiene 17 años de relación. Pretende que su país natal le reconozca uno de sus derechos fundamentales como ser humano, su matrimonio.

A este recurso, impulsado por una de las firmas de abogados más reconocidas del país, Morgan & Morgan, le siguió el de otra pareja con las mismas intenciones, que ha optado por la representación de la misma firma.

Esto ha ocasionado una reacción en cadena en los grupos fundamentalistas, ultraconservadores y religiosos, así como de una parte del gremio abogadil que rechaza la mínima posibilidad de que se reconozca el matrimonio igualitario arriesgando la figura de la familia.

‘Que 150 abogados coincidan en una idea jurídica es prácticamente un milagro', dice uno de los que forman parte del grupo que se acercó a la Corte cuando se abrió el periodo de alegatos para escuchar las opiniones en relación a la demanda de inconstitucionalidad de Jelenszky.

‘Me da risa que los fundamentalistas que quieren defender a la familia no tengan una cruzada contra el adulterio, por ejemplo. O que hablen de responsabilidad paterna cuando el 70% de los niños del país nacen fuera del matrimonio', apunta el también abogado.

A sus 52 años, su abundante cabellera se acerca más al blanco que al negro oscuro que lucía en su juventud. La canas también han marcado una nueva etapa en su vida. Saca un cuadernillo donde guarda sus apuntes para no olvidar puntos fundamentales durante la entrevista. Lo coloca sobre la mesa del restaurante donde nos disponemos a almorzar. Él, un caballero detallista, solicitó al mesero una mesa redonda en el rincón más privado para conversar de sus más íntimos sentimientos, con la advertencia de que serían públicos en algún momento.

MI YO ÍNTIMO

Le sobreviene una risa nerviosa, casi incontrolable, cuando intento explorar sobre su infancia, su familia o el tortuoso conflicto interno que experimenta la mayoría de los homosexuales (y heterosexuales) cuando se descubren a sí mismos. En el caso de Jelenszky sucedió en la década de los 70, mientras estudiaba en uno de los colegios católicos más prestigiosos de la ciudad, miembro además de una sociedad pequeña, muy conservadora, radicada en un país que apenas llegaba a los dos millones de habitantes. ‘Pueblo chico, infierno grande, dice el refrán', apunta.

Al principio, Jelenszky guardó su verdad con sigilo, con mucha ‘reticencia'. ‘Arrastré los pies para aceptarlo, pero fui consciente de que el precio de no hacerlo iba a ser más alto y me iba a mutilar como persona; sería más doloroso'. Su conflicto contra sí mismo terminó en la adolescencia, cuando se aceptó tal cual es: un ente contra la corriente, dialéctico, proveniente de un hogar cubano, en el que leía el marxismo y protestantismo, ‘siempre adquiría lo opuesto', dice.

LA LUCHA

El tema sobre la legalización o reconocimiento del matrimonio igualitario ha generado reacciones en varios aspectos: social, moral, religioso y el derecho jurídico. Los que se oponen, temen que un fallo a favor sea el principio de otros derechos como la adopción; en consecuencia, expresan, degeneraría la familia y la sociedad como se conoce. Han moderado su posición proponiendo una figura legal, una especie de pacto de solidaridad, que les permita resolver los temas concernientes a la herencia, pensión por fallecimiento, etc.

Jelenszky considera esta propuesta to como una alternativa para ‘ciudadanos de segunda categoría'. Según él, es hora de que la comunidad gay local defienda su punto de vista ante la sociedad y abra el camino a las próximas generaciones.

ANTICIPANDO EL FUTURO

En retrospectiva, afirma que en la Asamblea Nacional han ‘puesto barreras deliberadamente porque sabían que más adelante una pareja homosexual reclamaría el derecho de unión. Para evitar esto, especificaron que el reconocimiento de pareja de hecho, tras vivir cinco años bajo el mismo techo, aplica solo a un hombre y una mujer, como estipula el artículo 26 del Código de la Familia. En su obsesión de blindar el concepto tradicional, ‘les salió el tiro por la culata', apunta.

‘Nada tienen que ver las creencias en un Estado de Derecho', dice Jelenszky entre plato y plato.

La estrategia de Morgan & Morgan ha sido dar una cara legal al caso. La relación de Jelenszky con el bufete surgió por mera casualidad. Harto de la discriminación en contra de los gais en Panamá, un amigo le comentó que el bufete panameño estaba buscando un caso motivado por un estudio jurídico en Nueva York, Cyrus Vance Center for International Justice, que lucha contra la homofobia en Centroamérica o en países que discriminan a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI).

Quienes rechazan el matrimonio gay consideran que el caso es una agenda impuesta por tendencias foráneas, al punto que han señalado el debate como un asunto de soberanía. En una conferencia de prensa en la que se invitaba a una multitudinaria marcha programada para el próximo 13 de julio, uno de los organizadores propuso declarar ‘no grato' al embajador de Estados Unidos en Panamá por haber apoyado la reciente marcha del orgullo gay, en la que fue abanderada la primera dama de la República, Lorena Castillo.

‘¡Con qué cara van a recibir al Papa en 2019 si la Corte hace realidad el sueño de Jelenszky?', se pregunta un abogado. ‘Hoy son ellos, mañana puede ser la poligamia, es el mismo principio de fraude a la ley', mencionó Ernesto Cedeño, en representación de la Alianza Evangélica.

LAS RAZONES

‘Es a la Corte a la que debo convencer, no a los evangélicos. Yo estoy en paz con Dios', expresa cuando llega el plato fuerte de un almuerzo al que no le hizo falta postre y terminamos con café.

El proceso en la Corte va a fuego lento. Hace falta otro periodo de alegatos; luego, la elaboración de un proyecto que circule entre los nueve magistrados, y con cinco se logra mayoría.

RELACIÓN CON DIOS

Como homosexual, Jelenszky empezó a crecer sin la aprobación del resto y ya no los necesita para vivir. Dejó atrás las censuras de la religión. ‘No hay un Dios macabro, un Padre perverso, Él quiere que tu apuestes a la vida, pero sin hacerle daño a nadie. Es mi creencia que todas estas luchas tendrán un significado más adelante', indica.

Los gais no medirán fuerzas en la calle, no es una lucha de números, apunta.

‘Después de haber escuchado el criterio de la Iglesia durante toda mi vida, yo hice mi propio criterio y aquí estamos, afirmando el sentido de inviolabilidad de foro interno', se defiende ante las críticas desde la religión. Y se pregunta en qué cambia la mayoría si aceptan el matrimonio igualitario. ‘En nada', se responde a sí mismo. Lo más triste, añade, es que ‘Panamá va a ser el mismo país con la misma cantidad de niños fuera del matrimonio, una sociedad hipócrita, de doble discurso que dice proteger a la familia'.

No obstante, es consciente de que un fallo a favor de la Corte, con una sociedad en contra, es una victoria pírrica. También ha contemplado una decisión en contra, entonces dice, recurrirá a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde está seguro de que le darán la razón, aunque se interprete como una imposición de afuera, y ‘es mejor que la solución venga de adentro', reconoce.

Equipara su caso a otras luchas universales, como, por ejemplo, la abolición de la esclavitud en Estados Unidos. ‘¿Los afrodescendientes se sintieron libres al día siguiente de que se aboliera la esclavitud en Estados Unidos? No, les tomó generaciones, algo similar pasará en Panamá', pronostica, porque considera que la opinión pública es variable.

No existe una explicación científica sobre la condición gay, señala. Las ciencias exactas explican, las humanas buscan comprender. ‘Independientemente de la genética, yo creo que cuando una persona accede al mundo simbólico ya tiene su pulso. No estamos tocando las puertas a la Iglesia, estamos debatiendo el tema en una arena laica', expresa.

-Espera, dice cuando observa la cámara. ¡Primero bobo que feo!, recalca.

-Tómame desde éste ángulo, dice mientras sonríe con coquetería y posa.

FUENTE: Adelita Coriat - http://laestrella.com.pa

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