Allí vivía con Marilou Danley, su novia de 62 años de edad, que en un principio se pensó que había participado con él de la matanza.
Paddock era un hombre común, como dice su hermano, que poseía licencias de caza y de pesca en regla. Es que eran sus pasiones. Pero no las mayores. Había una que superaba a todas: el juego.
Paddock era un contador jubilado que había trabajado como auditor interno en Lockheed Martin y había administrado edificios de departamentos en Mesquite, Texas y California.
Había llegado al Mandalay Bay Resort el jueves 28 de septiembre. Desde ese día no dejó de jugar en el casino del hotel.
Atrás había dejado su casa, que después de la visita del FBI, quedó prácticamente destruida. También había dejado atrás a su ex esposa, Peggy Paddock (63) de quien se divorció hace 27 años. La mujer no podía creer lo que había hecho su ex marido. Con él compartió seis años y no tuvieron hijos.
Una cosa que Peggy no sabía de su ex es que Paddock era propietario de dos aviones, y había obtenido el registro de piloto privado en 2003.
Lo que todos los conocidos de Paddock se preguntan es ¿de dónde sacó tantas armas?
El hermano del asesino, Eric, dijo a la prensa: “Mi hermano no era un pistolero, no tenía antecedentes militares, sólo poseía un par de armas de fuego legales, que guardaba en una caja fuerte. La vida de mi hermano es un libro abierto. Fue a la universidad, tenía un trabajo, no tenía ninguna afiliación religiosa ni política".
Eric, que vive en Florida, agregó que hablaba poco con su hermano debido a la distancia que los separaba, cada uno viviendo en costas diferentes. La última conversación fue por el huracán Irma. El asesino le preguntó a su hermano como estaba la madre de ambos, de 90 años, que vive cerca de Eric, en Florida.
Para todos era un hombre común. Era. Ahora es un perfecto asesino.
FUENTE: Con información de https://www.clarin.com