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jueves, 18 de enero de 2018

(EE.UU.) Tortura, hambruna y encadenamientos en la "casa de los horrores" en California

Pocas horas ha tardado la prensa en bautizar el lugar como la 'casa de los horrores'. Dentro, la Policía se encontró con un panorama dantesco el domingo por la mañana, 13 hermanos desde los dos hasta los 29 años de edad, en condiciones de esclavitud, algunos encadenados y muy desnutridos, con un hedor insoportable y pidiendo comida cuando fueron descubiertos por las autoridades de Perris, una localidad a 120 kilómetros al sureste de Los Angeles. Sus padres, David Allen Turpin, de 57 años de edad, y Louise Anna Turpin, de 49, ya están entre rejas con una fianza de nueve millones de dólares. Se enfrentan a nueve cargos de tortura y 10 cargos por poner en riesgo a menores, una situación totalmente inverosímil y de la que los vecinos no tenían sospecha alguna. De momento, la pareja no ha sido capaz de dar una explicación coherente a lo que descubrió la Policía, que acudió a la llamada de una de las hijas de la pareja, una adolescente de 17 años que logró escaparse y denunciar.


La joven pudo llamar desde un teléfono móvil a las 6 de la mañana del domingo. Cuando la encontró la policía de Perris, se quedaron atónitos por su aspecto, demacrado. Parecía una niña de 10 años por su tamaño, resultado, probablemente, de años de maltrato por sus padres. Al presentarse en la puerta de la casa, un chalé en un 'cul de sac' de Muir Woods Road, se dieron cuenta de que las cosas allí dentro eran peores incluso de lo que la joven les había descrito. Encontraron "varios niños con grilletes atados a sus camas, con cadenas y candados en la oscuridad y un olor fétido", según lo descrito en un comunicado de la oficina del sheriff del condado de Riverside. El estado de los hijos de la pareja era tal, que las autoridades asumieron que todos ellos eran menores. Después pudieron confirmar que siete de ellos eran adultos de entre 18 y 29 años. Tras darles comida y bebida, todos ellos fueron trasladados a un hospital para ser examinados. Aunque todavía se desconocen muchos de los detalles del caso, los documentos públicos muestran que los Turpin son dueños de un terreno en donde hay un colegio llamado Sandcastle Day School y que ese colegio privado contaba con seis alumnos inscritos. David Turpin aparece como el director del colegio, aunque en realidad su profesión es la de ingeniero. Kimberly Milligan, que vive enfrente de los Turpin, explicó al diario 'Los Angeles Times' que rara vez veía a los niños salir a la calle y que por eso asumía que no iban a un colegio. "Pensé que estaban escolarizados en casa", indicó. "Sabes que algo ahí es raro, pero no quieres pensar cosas malas de la gente". También recuerda que se encontró con algunos de los menores mientras decoraban su casa con luces de Navidad. "Nos miraban como esa clase de niños que quieren hacerse invisibles". En general, el resto de los vecinos de la calle describen a los Turpin como gente extraña y muy reservada que apenas interactuaban con nadie ni hacían vida social con sus hijos. Eso sí, contaban con una página de Facebook combinando los nombres de pila de los padres, "David Louise Turpin", en la que publicaron varias fotos de la familia. Una de ellas es de una ceremonia de lo que parece la boda de la pareja rodeada de todos sus hijos vestidos iguales. En la imagen parecen una familia normal, por eso la sorpresa es generalizada ante lo descubierto. Incluso por parte de los padres de David Turpin, James y Betty, de West Virginia, quienes confirmaron que sus nietos no van a ningún colegio y que no los han visto en cuatro o cinco años, pero que estaban bien atendidos. "Eran muy cuidadosos con los niños", explicó la abuela a CNN. "Esta es una familia muy respetable", apuntó, aclarando además que a los niños los solían vestir igual cuando salían de casa por motivos de seguridad. Todavía está por ver si las autoridades deciden que sean los abuelos en West Virginia los que se hagan cargo de los menores o si siguen a cargo del Departamento de Servicios Sociales. De momento, los hijos de los Turpin se enfrentan a un proceso de recuperación física y psicológica. Siete de ellos están siendo atendidos en el Riverside University Hospital. El centro ha confirmado que "están estables y siendo alimentados" y que han colaborado en todo momento con médicos y enfermeras. Un ingeniero y una ama de casa A medida que pasan las horas van emergiendo nuevos detalles sobre quienes son estos padres que torturaron y ataron a sus hijos a los muebles de la casa. De él se sabe que es un ingeniero que trabajó en Northrop Grumman, una compañía de aeronáutica y tecnología de defensa, que ganaba un buen sueldo, en torno a los 140.000 dólares al año, pero que aún así tenía serios problemas financieros. Al menos en dos ocasiones se declararon en bancarrota por tener gastos muy por encima de sus ingresos, hasta 1.000 dólares al mes en pérdidas, según documentos oficiales. Ella, Louise Turpin, no contribuía en el aspecto financiero al figurar como ama de casa sin ingreso alguno adicional. También se sabe que Turpin trabajó para Lockheed Martin, la compañía especializada en defensa, pero que dejó el empleo en 2010. Tienen tres coches aparcados en la puerta de su casa y un jardín descuidado, sin antecedentes penales, una familia aparentemente feliz.

FUENTE: Con información de PABLO SCARPELLINI - http://www.elmundo.es - (PULSE AQUÍ)

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