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miércoles, 24 de enero de 2018

(España) El chef más cabreado nos enseña qué debemos comer y por qué

Es lunes temprano por la mañana. Hemos quedado en el centro de Madrid con Anthony Warner, conocido como 'el chef cabreado'. Su primera publicación fue en un blog que comenzó en diciembre de 2015, donde trataba algunas ideas puntuales sobre cómo consumir azúcar y poco a poco fue convirtiéndose en el personaje 'enfadado' que es hoy. Estudió bioquímica en la universidad y ha trabajado como chef de desarrollo en la industria de fabricación de alimentos. Conoce la composición de la comida y sabe diferenciar lo que es bueno de lo que no.
Nos está esperando sentado con un vaso de agua y no hemos podido evitar hacer un chiste sobre su apodo y apariencia. Muchos esperarían ver a un hombre malhumorado que echa pestes mientras habla, pero estamos sentados frente a un señor bastante normal con apariencia 'nerd' y la barba recortada. A diferencia de su escritura, que está plagada de blasfemias, no ha levantado el tono ni una sola vez. Elige cada palabra, se ríe bastante y se expresa muy amablemente con la ayuda de su traductora. "Es solo un personaje. Está claro que no estoy enojado. Solo lo utilizo en mi escritura: a veces escribo cosas que no diría en mi día a día. A la gente le suele costar entender que esta figura, en comparación conmigo, no se corta en nada de lo que pone", asegura.

Con más de 16.000 seguidores en Twitter, Warner ha conseguido despertar el interés de miles de personas en todo el mundo, consiguiendo que su libro sea todo un superventas en Reino Unido. 'El chef cabreado: mala ciencia. Toda la verdad sobre las dietas milagrosas' alza la voz para denunciar el atraco intelectual y emocional que supone sucumbir a los charlatanes de las dietas milagro. Una crítica a todos esos famosos y pseudoprofetas de los regímenes de moda que anuncian a bombo y platillo lo sano que es determinado plan dietético sin saber ni comprobar científicamente si funciona o no o sus efectos secundarios.

PREGUNTA. En 2008 hubo dos casos que te enfadaron mucho: Jess Ainscough y su madre evitaron someterse al tratamiento prescrito por su médico contra los cánceres que padecían combatiéndolos con terapias alternativas que consistían en beber batidos de vegetales y enemas de café. Evitaron las soluciones convencionales creyendo que estaban funcionando y ambas murieron en 2013 y 2015 respectivamente. Hace unos días, el naturópata Txumari Alfaro aseguraba que "si tienes cáncer, lo mejor es no hacer nada", ¿qué opinas sobre esto?

RESPUESTA. No soy médico pero creo que si estás enfermo y sobre todo si tienes cáncer, deberías ir al oncólogo. Esa debería ser tu prioridad porque la ciencia ha avanzado muchísimo. El caso de Ainscough fue muy desagradable porque su enfermedad se desarrolló muy lentamente y su elección fue cambiar la medicina tradicional por estas otras alternativas. Compartió su historia con el mundo entero y animaba a los demás a hacer lo mismo: ahí reside el problema. Haz con tu vida lo que quieras pero no promulgues algo que no es cierto.

Hubo otro caso en Australia, donde una mujer, Belle Gibson, afirmó que tenía un cáncer cerebral y que la dieta la había curado. Se hizo muy popular, tenía su propio libro donde contaba cómo lo había logrado superar, ganaba mucho dinero y después resultó que todo era mentira, un fraude. Ella aseguraba que otros podían curarse sin la medicina convencional. En Reino Unido hay leyes muy estrictas sobre estos temas y esto en concreto entraría dentro de la ilegalidad. Las dietas no curan enfermedades. Las personas a veces se creen cosas que no son ciertas y les convierte en seres muy vulnerables. Si tienes cáncer, debes acudir al médico inmediatamente.

P. En tu libro criticas los métodos que publicitan Gyneth Paltrow o Melissa y Jasmine Hemsley y sobre todo la dieta alcalina. ¿Qué te parece que celebridades como ellas sean ejemplo de estos regímenes?

R. Mal, la verdad. Por ejemplo, la dieta alcalina no tiene ninguna base científica. Se basa en la premisa de que nuestro cuerpo prefiere vivir en estado alcalino, y que los diferentes alimentos, al consumirlos, nos acidifican o alcalinizan. Para mejorar el estado de salud tenemos que seguir una dieta de determinados alimentos y eliminar los ácidos. No es de extrañar que esta dieta ayude a perder peso porque no te dejan comer casi nada. El problema es que son un montón de chorradas imaginarias.

El cuerpo humano es maravilloso y tiene diferentes tipos de pH. Lo que comes no lo cambia. Cualquier profesional de la nutrición puede confirmarlo y personajes famosos como Paltrow que pueden influir en la sociedad no deberían asegurar que estos métodos funcionan y mucho menos animar a que la gente los haga y los siga. Debemos señalarles y llevarles la contraria. Decirles no, la dieta alcalina no cura enfermedades. No recomiendes esto. Que algo haya funcionado en tu organismo no significa que lo vaya hacer en el de los demás.

P. Entonces, ¿cualquiera podría inventar una dieta, inventarse sus beneficios y salir airoso?

R. Si. Por su puesto. Y lo hacen. Lo veo muchas veces. He escuchado a gente decir que la col rizada, el brócoli o las verduras crucíferas son malos porque tienen partículas que son malas para la función tiroidal y a menudo hay una pequeña verdad: contienen lectinas y hay algunos estudios que confirman su toxicidad. Sin embargo, recomendar una alimentación completamente libre de ellas, eliminar la mayoría de los alimentos de origen vegetal, no es posible ni ideal. Hay todo tipo de extremos y yo estoy completamente en contra de ellos.

El problema está en la cantidad de cosas que ingerimos. Creo que la gente come demasiado, pero no pasa absolutamente nada porque te comas un trozo de tarta en el cumpleaños de un amigo o tomes azúcar de vez en cuando. Está claro que todo en exceso es malo y si te deshaces de algo tan necesario como es el azúcar, no estarás disfrutando de la comida. Hay que comer una gran variedad de todo y estar continuamente preocupado. El azúcar no es un veneno, no es una toxina, no es una droga. En cantidades razonables, puede ser parte de una dieta equilibrada. Para prescindir por completo de ella solo podríamos consumir grasas y proteínas, y nuestra salud lo pagaría muy caro.

P. ¿No te importa entonces que algunos digan que te vendes a la industria del azúcar?

R. Pueden decir lo que quieran porque estarán equivocados. Yo no vivo de esta industria, no me pagan por decir esto. No me gusta cuando la gente demoniza un alimento, da igual el que sea. Es parte de lo que comemos y hay que encontrar un equilibrio. Lo que no se puede hacer es decir que es mala y eliminarla completamente porque tu cuerpo la va a necesitar. Entonces estarás realizando una dieta desequilibrada y tendrás muchos problemas.

P. El año pasado saltaron las alarmas mundiales sobre el aceite de palma. Hablas sobre la reaparición teatral del aceite de coco (que también se demonizó en su día), ¿crees que sucederá lo mismo y que en unos años volverá a ser 'bueno'?

R. Probablemente. ¿Quién sabe? Hay, sobre todo, preocupaciones medioambientales sobre el aceite de palma. Puede que ocurra; hay mucha a la gente que le gustan las dietas ricas en grasas y es muy posible que vuelva pero es muy costoso, sobre todo porque no hay uno que sea extra virgen, que es lo que le ha pasado al de coco. Antes no lo había y entonces se habló de su toxicidad, y ahora lo hay extra virgen, y aunque es muy caro y exclusivo, ahora es la bomba aunque se trata del mismo aceite.

P. Afirmas que "las dietas 'detox' no sirven absolutamente para nada". Si no hay datos ni pruebas de sus beneficios y posibles efectos, ¿por qué la gente las sigue? ¿Por qué esa desintoxicación?

R. Solo la idea de que podamos desintoxicar el organismo controlando lo que ingerimos es una tontería pseudocientífica. En términos biológicos no tiene el menor sentido, carece de toda base factual y no existe prueba ninguna de que sus efectos sean reales. Pero es la base de la industria que mueve al año millones, tiene defensores poderosos e influyentes, y con frecuencia consigue que caigan bao su hechizo personas inteligentes y cultas. Es una de las mayores estafas que ha sufrido la sociedad actual.

Detesto la palabra 'detox' y todo lo que la rodea. Saca el dinero a personas vulnerables. Crea reglas y asociaciones negativas con respecto a la comida y la modernidad. Da consejos peligrosos e irresponsables. Tenemos un problema muy grave y es que nos encanta que nos vean con un batido 'detox' y piensen: "Oh, qué sano".Todo es postureo. Nos inducen a pensar que el cuerpo humano no es capaz de eliminar esas toxinas y nos las quedamos dentro y que gracias a ciertos alimentos, podremos expulsarlas. No es cierto. Es un mito.

P. Hoy es la dieta Parker, mañana se llamará de otra forma, ¿hay alguna manera de desmitificar estas dietas, además de leerte, claro?

R. Exacto, leer el libro (se ríe). No se cómo es la educación científica en España, pero en Rieno Unido y EEUU se enseña en los colegios a cómo comer bien. Si lográramos que desde pequeños nos enseñaran lo correcto, lograrías desmitificar muchas de ellas. Aprenderíamos a saber qué alimentos debemos y no comer y a saber que los extremos son malos y, sobe todo, a distinguir un buen régimen de una moda pasajera. Somos susceptibles a los mensajes erróneos, lo vemos cada día en las noticias. Hay que enseñar a interpretar porque hay mucha información en comparación con hace 20 años. Hay que mejorar a la hora de interpretar esa información y saber elegir cuál es la correcta. Debemos enseñar a los jóvenes a hacerlo.

P. Con toda esa información, ¿cómo elegir cuál es la correcta?

R. Es cierto que es muy difícil. Debemos saber un poco mejor cómo funciona nuestra mente. Lo que es bueno para ti es posible que no lo sea para otro que hayas realizado determinada dieta y hayas perdido peso no significa que ese plan funcione para todo el mundo. Hay que aprender a saber diferenciar esa información y ver cuáles son casos concretos y saber cómo funciona nuestra cabeza en casos concretos.

P. ¿Por qué hoy un alimento es el mejor del mundo y mañana el peor?

R. Porque nos gustan las cosas simples. En el fondo somos criaturas que queremos que nos cuenten historias sencillas y cuando no lo son nos aferramos a lo primero que vemos. Lo que pasa con la nutrición es que es una ciencia muy difícil de estudiar porque no puedes meter a todo el mundo en un laboratorio durante toda su vida. No se puede controlar lo que comen y cómo lo metabolizan. Estudiar cómo funciona cada comida en el ser humano es imposible. No hay una dieta perfecta: lo importante es que sea variada.

P. Recomiendas una dieta variada, pero qué aconsejarías a los lectores de El Confidencial si tuvieran que elegir solo una.

R. Depende de lo que quieras hacer. La mayoría quieren adelgazar. Cada persona es diferente y necesita una distinta a la que se pueda adherir. Por ejemplo, la dieta mediterránea es de las mejores valoradas, pero si no vives en el Mediterráneo es muy posible que muchos alimentos no los tengas cerca y tengas que amoldarte a otros que sí lo estén. Hay que buscar siempre una en la que te encuentres cómodo, disfrutes haciéndola y te provoque placer. Lo más importante es que tengas claro que será algo que deberás mantener y que hacerlo a disgusto no te llevará a ningún sitio. Por eso siempre hablo de la variedad, si prescindes de un alimento, a tu organismo le faltará algo.

P. Entonces, los veganos y flexitarianos están haciendo algo mal, ¿no?

R. A los veganos no les caigo bien. La mayoría siguen esa dieta por unas creencias morales muy fuertes y no voy a decir que sea malo porque es una parte de su identidad. Yo no sería capaz de hacerlo, pero respeto su elección. Lo que no me gusta es que vendan a los demás que eso está bien e intenten convencerte de que comer carne está mal. Nadie debería sentirse culpable por lo que come, y mucho más importante, hacer sentir mal a otros por lo que comen. Hay que tener una dieta lo más equilibrada posible porque añadir suplementos no creo que sea lo mejor para el organismo.

P. Para acabar, ¿qué es lo más importante que les dirías a nuestros lectores?

R. Lo más importante es que no hay comidas solo buenas o solo malas. Hay que disfrutar de lo que se come y dejar de pensar tanto las cosas. Como he dicho antes, nadie debería sentirse mal con lo que come. Eso es lo importante. Es comida y es parte de nuestra vida. Depende mucho del contexto en el que lo hagamos.

FUENTE: Con información de ADRIÁN LÓPEZ - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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