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viernes, 9 de febrero de 2018

(España) JxCAT y ERC negocian los últimos flecos de un Govern sin Puigdemont

La formación del nuevo Gobierno de Cataluña está pendiente solo de que Junts per Catalunya (JxCAT) y ERC acuerden el nombre del candidato a presidente. Hay una novedad: el sempiterno candidato, Carles Puigdemont, no será el próximo presidente de la Generalitat y esa es una idea que por primera vez comienza a ser tomada en consideración por JxCAT, que ha eludido hasta ahora proponer un candidato alternativo e incluso hablar de esa posibilidad.
Pero las cosas han cambiado: “La gente normal no entiende nada. Ya sabemos cuál va a ser la salida a la situación actual y la batalla por mantener a Puigdemont como candidato no lleva a ningún lado. Lo que debemos hacer es acabar cuanto antes con esta situación, formar un Gobierno y ponernos a gobernar”, explica una fuente del PDeCAT a El Confidencial. Fuentes de esta formación afirman que el acuerdo “ya está maduro”, aunque desde las filas republicanas se muestran más cautos y mantienen un sepulcral silencio sobre el tema.

Esta coyuntura coincide con la petición de JxCAT de que se forme la comisión del reglamento del Parlament. La portavoz del grupo, Elsa Artadi, presentó la petición en la tarde de este jueves, justamente cuando se negocia la investidura y la posibilidad de que el ‘president’ no sea Puigdemont. Es un gesto más que nada simbólico, porque la comisión no se puede activar hasta que haya Govern.

Pero la iniciativa da que pensar: ¿globo sonda o maniobra de despiste? Tampoco es casualidad que en la mañana de este jueves saltase de nuevo el nombre de Artadi como candidata y por la tarde apareciese otra vez el nombre de Eduard Pujol, portavoz adjunto y una de las personas de confianza del propio Puigdemont. “Las filtraciones vienen del mismo ámbito: se trata de que nadie se fije en el ‘tapado’, que será uno de los hombres de peso del PDeCAT y de consenso, que contente a todos”, explican a este diario fuentes bien informadas. La propia Artadi se afanó en cortar de cuajo las especulaciones: “Puigdemont es nuestro candidato, pero sobre todo el candidato del Parlament. A día de hoy, no estamos en la fase de poner nombre de posibles alternativas al presidente Puigdemont porque lo que estamos haciendo es trabajando para investirle”, se disculpó.

¿Quién le pone el cascabel al gato?
Este trajín de nombres se debe a que la sensación de que va a ser imposible investir a Puigdemont es una realidad que ya ha calado en prácticamente la totalidad de la candidatura de JxCAT, a pesar de que esta ha tensionado la situación al máximo para mantener a su cabeza de lista. Por ello, por primera vez, se ha prestado atención al nombre que pueda sustituirle.

La imposibilidad de aupar a Puigdemont se debe a dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, porque no se va a cambiar la Ley de Presidencia, como se había previsto (ahora se intentará ‘atacar’ el reglamento del Parlament para adaptarlo a los intereses particulares de Puigdemont); en segundo lugar, porque jurídicamente se puede frenar (o anular) esa investidura y, de hecho, el Constitucional ya ha avisado de que cualquier investidura necesita al candidato presencialmente en el hemiciclo del Parlament.

Pero hay otra verdad incontrovertible: de hecho, en ninguna de las reuniones que ha habido entre JxCAT y ERC o la CUP se ha pedido a Puigdemont que dé un paso al lado y que nombre a un sustituto para soslayar los problemas de la investidura. Ni tampoco se ha puesto ningún otro nombre encima de la mesa. “Se habló de hoja de ruta, de temas sociales, de formación de Govern y del futuro, pero no se habló nunca de pasos al lado ni de nombres”, admiten fuentes de ERC a este diario.

Sí han comenzado a correr, en cambio, nombres que entrarían dentro del nuevo Ejecutivo: desde Marta Rovira (que suena para vicepresidenta) hasta Eduard Pujol (Presidencia), la propia Artadi (Economía) o el presidente de la patronal Cecot, Antoni Abad (Comercio y Turismo).

La compensación
De lo que no hay duda es de que los independentistas se ven abocados a buscar un candidato alternativo y que este ha de contentar a todos: a Puigdemont, al PDeCAT, a ERC y a la CUP. Llegados a este punto, aparece un nuevo problema: Puigdemont exige una compensación. De momento, ha propuesto que la cámara legislativa catalana apruebe una resolución que reconozca que él es el “presidente legítimo”, lo que implicaría un reconocimiento a su figura. Ante sus socios, habló de “reconocimiento restitutorio del ‘president’ Puigdemont”. Ya veremos si luego, con una resolución de ‘restitución’ en el bolsillo, no intenta que esta tenga validez jurídica.

Pero eso al parecer solo sería una parte de la compensación: faltaría encontrarle acomodo en alguna estructura (con sueldo incluido) para darle representatividad ante terceros y con el expreso reconocimiento del nuevo Gobierno catalán. Ahí es donde entra en escena el grado de representatividad que pueda tener un órgano que pueda presidir el propio Puigdemont. Los más radicales apuestan por que sea un órgano directamente relacionado con la república, pero los más moderados consideran que una iniciativa de esa naturaleza iría destinada al fracaso y apartaría definitivamente al ‘expresident’ de las estructuras normales del Govern.

En el burladero, la CUP espera conclusiones y pactos entre sus socios para dar luz verde al acuerdo del independentismo. Los anticapitalistas saben que sin su apoyo será imposible que ningún independentista logre el sillón. Y ello es así porque JxCAT y ERC suman 66 escaños frente a los 65 de la oposición, pero de ellos hay que descontar, al menos, los del propio Puigdemont y los del también huido exconsejero de Salud Toni Comín, por lo que quedarían en minoría. “Estamos a la espera de que pacten. Si no hay Govern, es culpa suya”, aseguran a El Confidencial fuentes de la CUP.

FUENTE: Con información de ANTONIO FERNÁNDEZ - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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