Su exotismo y la relevancia que está tomando en la alimentación de los 'foodies' más curiosos son los mayores responsables de su precio, que alcanza, nada más y nada menos, que los 26€ el kilo. Todo un lujo, y más teniendo en cuenta que la pulpa es más bien escasa en comparación con el tamaño del alimento.
Sus propiedades nutricionales no son extraordinarias. Y cuando decimos que sus propiedades no son extraordinarias, queremos decir que son patéticas, nulas, inexistentes. Aun así, siendo una fruta, aportan su diminuto granito de arena a una alimentación completamente saludable.
Su máximo beneficio nutricional para las personas que quieren llevar una dieta sana es su mínimo contenido calórico (tan solo 73 kcal por cada 100 gramos).
Ahora bien, es razonable pensar que tiene que tener algo más detrás para ser considerada un superalimento, porque por sus valores nutricionales no va a ser. Pues sí, lo hay. Es una planta extraordinariamente rica en una serie de fitoquímicos llamados xantones.
A los xantones se los considera uno de los mejores antioxidantes y sus efectos han sido ampliamente estudiados por el mundo científico. En un metaanálisis realizado por los investigadores José Pedraza Chaverri, Noemí Cárdenas Rodríguez, Marisol Orozco Ibarra y Jazmín M. Pérez Rojas de la Universidad Autónoma de México, se valoraron los efectos que se le atribuyen a los xantones del mangostán: antioxidante, antitumoral, antialérgico, antiinflamatorio, antibacteriano, antifúngico y antiviral. Su conclusión fue que el mangostán es un buen candidato "a ser incluido en aplicaciones terapéuticas".
Unos de los mayores beneficios probados de los xantones, y por tanto del mangostán, son sus propiedades antioxidantes. En un estudio de Hyun-Ah Jung y su equipo de la Ohio State University, se aislaron los componentes antioxidantes del vegetal en cuestión. ¿Su veredicto? Que "las propiedades antioxidantes de los xantones del mangostán (en concreto la α-mangostina y la γ-mangostina, que obtienen su nombre de la propia fruta) son muy activas". Tanto, que la α-mangostina "inhibe las lesiones preneoplásicas (células 'defectuosas' que tienen mayor probabilidad de desarrollar un tumor) de tumores de mama inducidos en roedores".
Esta no era la primera vez que se estudiaban los efectos de los extractos de mangostán en tumores. En un estudio anterior, el investigador Primchanien Moongkarndi y su equipo, de la Universidad Mahidol de Tailandia, observaron los efectos de estos compuestos sobre cánceres de mama humanos (cultivados in vitro). Su objetivo era verificar las propiedades antiproliferativas, apoptósicas (que promueven el suicidio celular) y antioxidantes. Su conclusión fue clara: "La investigación sugiere que el extracto de mangostán evita la proliferación, es un potente antioxidante e induce la apoptosis de células cancerosas".
Todo esto suena muy bonito y prometedor, pero seamos realistas: ninguno de nosotros vamos a gastarnos un dineral en curar el cáncer gracias a un alimento cuyas propiedades se siguen estudiando. Y más aún teniendo en cuenta que hay toda una gama de frutas de aquí igual o más sanas que el mangostán. Eso sí, la curiosidad sí que vale el dinero...
FUENTE: Con información de Álvaro Hermida - https://www.alimente.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)