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viernes, 11 de mayo de 2018

(España) Quim Torra, un vendedor de seguros supremacista llega a la Generalitat

El independentismo catalán se está despojando de las caretas. El supremacista Quim Torra (Blanes, 1962) será el sustituto de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, No lo decidió nadie. Solo Puigdemont, con el visto bueno de ERC (incluso de la CUP) y el aplauso entusiasta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural. Torra es un xenófobo convencido cuya principal base ideológica es el antiespañolismo militante. Sus principales valores: ser hispanófobo y del clan de la Costa Brava. El vodevil independentista se cierra, pues, con un candidato extraño elegido en Berlín, no en Cataluña. Para definir su particular visión de las cosas: es el ‘president’ que considera que el 1 de octubre de 2017 “es la fecha fundacional de la Cataluña republicana”. En cuanto se materialice su investidura, media Cataluña tendrá ‘president’. La otra media deberá esperar.

No es una acusación gratuita. Solo hace falta conocer lo que piensa de España y lo español. Fue depositando durante años su 'pensamiento' en Twitter y luego quiso borrar las huellas del odio hacia los vecinos de “más allá del Ebro”. Pero alguien almacenó esos tuits, que ahora cobran más actualidad y sentido que nunca. “Los españoles solo saben expoliar”, dejaba caer en junio de 2015. Y minutos más tarde, añadía: “Vergüenza es una palabra que los españoles hace siglos que han eliminado de sus diccionarios”. Un día de elecciones autonómicas, el futuro ‘president’ dejaba otra perla para la posteridad: “Los catalanes votamos y los españoles vienen a vigilarnos. ¡Fuera de aquí de una vez! Iros, dejadnos vivir en paz”. “Sensación de suciedad. Horrible”, se quejaba en otro tuit sobre la esencia de ser español.

Agente de seguros venido a más
En su biografía, especifica que es “abogado, editor y escritor”. De hecho, era un agente de seguros en Suiza venido a más en la política, que retornó a Cataluña en 2008 para crear una editorial y embarcarse luego en una lucha sin cuartel contra España. Llegó a liderar la plataforma Sobirania i Justícia, que había fundado el recientemente fallecido Agustí Bassols, exconsejero de Justicia de Jordi Pujol. Con esta iniciativa y otras, como la interposición de querellas contra España en tribunales internacionales (nunca ninguna tuvo éxito), fue maquillando su currículo para hacerse un hueco en el Olimpo secesionista.

Sus mayores logros fueron afiliarse a la ANC y luego presidir, durante un corto periodo de tiempo, Òmnium Cultural en 2015 (fue el presidente de transición entre Muriel Casals y Jordi Cuixart). Sus contactos políticos le permitieron morder el erario público en algunas ocasiones. Como cuando fue fichado por el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, para ser un cargo de confianza. De la mano de Antoni Vives, mano derecha de Trias (y de Artur Mas), Torra fue nombrado director general de la empresa municipal Foment de Ciutat Vella, un chollazo desde el que se gestionaban las obras públicas del casco antiguo de Barcelona.

En ese ínterin, dirigió también durante un tiempo el Born Centre Cultural, el espacio cultural que, bajo el patrocinio del ayuntamiento barcelonés, estaba llamado a ser el epicentro del independentismo cultural catalán. Un fracaso. Para empezar, pretendía ser paradigma de las libertades y de la secesión a partir de la figura de Rafael de Casanova, el defensor de Barcelona en 1714. Pero sus sucesivos directivos no se atrevieron ni siquiera a poner en la entrada de ese centro el bando del héroe cuando se rindió ante las tropas de Felipe V, quizá para no exponer la verdad del asunto: que Rafael de Casanova no luchaba por la independencia de Cataluña, sino a favor de la Corona española.

Del clan de la Costa Brava
En la biografía de Torra, pues, hay más sombras que luces. Nacido en Blanes, Torra es del clan de la Costa Brava, donde se ubica también Carles Puigdemont. Tal para cual. En 2009, obtuvo el premio Carles Rahola (premios locales de Girona) de ensayo por su obra ‘Viaje involuntario a la Cataluña imposible’. De hecho, Torra, que era un hombre de partido, ha pasado a ser más un hombre de Puigdemont que del PDeCAT. De ahí la confianza del ‘expresident’ para señalarle como su sucesor.

El pasado 7 de mayo, en una carta a la exconsejera de Educación fugada, Clara Ponsatí, escribía: “Has hecho de tu exilio un altavoz contra la represión de España y a favor de la democracia y el derecho de autodeterminación de Cataluña”. Y no deja lugar a dudas sobre sus intenciones: “A mi parecer, esta es la diferencia sustancial entre los viejos tiempos del catalanismo, aquel formidable invento de indefiniciones y vaporosidades que se estiraba y alargaba como un chicle a conveniencia de quien fuese. En cambio, el independentismo se pone fechas y taquígrafos, se obliga, se autoerige, persevera pero tiene un hito, quiere un desenlace. Avanza en línea recta”. Es lo que nos espera.

FUENTE: Con información de A. FERNÁNDEZ - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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