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lunes, 14 de mayo de 2018

(España) "Todos de negro en antena": la protesta masiva lleva TVE a sus días más críticos

Hace justo una semana. Mariano Rajoy llega a un acto a Alicante entre abucheos. Su secretaria de Estado de Comunicación, persona clave en toda la era Rajoy en Moncloa, la siempre discreta Carmen Martínez Castro, se acerca a alguien próximo y le confiesa entre sonrisas: "Dan ganas de hacerles un corte de mangas y gritarles: 'Os jodéis'. Una cámara ha captado el sonido y la noticia corre como la pólvora. Pero no en TVE. El telediario ignora lo sucedido durante todo el fin de semana. El lunes Martínez Castro acude a la COPE y pide disculpas pero aun así la noticia no llega al informativo de mediodía. Ya por la noche, en una cola (una noticia breve, sin firma, leída por el presentador que se intercala para dar ritmo al informativo), se informa finalmente de que la dirigente ha pedido perdón. Y sin emitir el audio.

Alejandro Caballero, presidente del consejo de informativos de TVE, el órgano elegido por los profesionales para velar por la independencia y que lleva años denunciando la manipulación de la información, sostiene que el caso resume en lo que se ha convertido TVE. "Informamos de que pedía perdón Martínez Castro por algo que no habíamos contado y sin que se escuchasen nunca sus palabras. Es una cosa que se repite: la información sensible va en colas o en breves. No la firma nadie y así en edición pueden tocar lo que quieran y no tienen problemas. ¿Otro ejemplo? El otro día fue la primera sentencia firme de la Gürtel y no fue en titulares. Salió en el minuto 25 o así y en colas".

La edición de un informativo o de un periódico es siempre un proceso muy subjetivo. Las decisiones se toman en minutos y no hay manual. No hay dos días iguales y noticias muy dispares compiten entre sí por un espacio limitado. Lo de Carmen Martínez Castro pudo ser un error de valoración, o un problema de gestión alimentado porque ocurrió un fin de semana y en Alicante, pero decenas de periodistas de TVE consultados denuncian que de un tiempo a esta parte en la televisión pública (más de 6.000 trabajadores y 343 millones de presupuesto público) la moneda casi siempre sale cara para el PP. Y que en caso de duda la información se da de forma que no perjudique al Gobierno.

En la sede de Torrespaña, junto al Pirulí, Caballero desgrana el caso como uno más. Su móvil no para de sonar. Le llaman para coordinar la próxima visita al Parlamento Europeo, donde se pretende elevar la queja a Bruselas. Es miércoles y en dos días, los empleados volverán a vestir de luto contra la manipulación. El seguimiento de la protesta está siendo masivo y sin precedentes. Ya no son solo los sindicatos —cuya queja es recurrente— sino que se han sumado presentadores, corresponsales y periodistas de a pie que dan la cara contra la dirección. "La gente está perdiendo el miedo a que aparezca su nombre denunciado la manipulación. '¿Qué más me pueden hacer?', piensan: Si ya los han apartado... Hay editores premiados internacionalmente en programas de madrugada con un 0,5% de audiencia. El viernes no solo iba de negro la gente que salía en pantalla, sino el 90% de la redacción", razona Caballero.

La redacción ha empezado a expresar abiertamente sus quejas en redes sociales. Día tras día. Con la etiqueta #asísemanipula, impulsada por un grupo de mujeres de RTVE, ilustra las quejas con casos concretos de redactores de base. "Nos censuran el vídeo en el que la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez De Castro, descalifica los pitos y abucheos a Rajoy en Alicante...", afirmaba un redactor de Valencia, Ricardo Pomares. Después dimitía la editora del informativo de RTVE en Valencia, Arantxa Torres. Varios de los presentadores y corresponsales vestidos de negro en señal de protesta han acabado saliendo en medios internacionales.

Una de las impulsoras es Almudena Ariza, corresponsal en Nueva York y uno de los rostros más visibles de la protesta. Por teléfono, desde Estados Unidos, explica que la idea de hacer una campaña en redes sociales y visibilizar la reivindicación empezó en un canal de WhatsApp desde el que decenas de trabajadoras de RTVE coordinaron los parones feministas del 8-M. "Cuando nos enteramos de que el PP volvía a bloquear esto en el Congreso, decidimos que estábamos hartas de permanecer al servicio de políticos y de partidos en lugar de en manos de profesionales".

"Las mujeres", subraya Ariza, "decidimos que queríamos empujar y apoyar al consejo y empezamos a trabajar con la campaña #asísemanipula”. La veterana corresponsal está siguiendo muy de cerca las movilizaciones feministas en Estados Unidos (como #metoo) que han servido de inspiración. "Pensamos que tendría mucho impacto elevar denuncias utilizando experiencias personales y en pocos días hemos alcanzado decenas de miles de seguidores". Después se les ocurrió elevar la protesta apareciendo vestidos de negro los viernes. La consigna "todos de negro en antena" prendió rápido y la han secundado ya decenas de caras conocidas dejando una imagen impactante.

Las presiones de la dirección no frenaron la 'marea negra', a la que se han unido estrellas emergentes como Mara Torres e históricos como Lorenzo Milá, hoy corresponsal en Roma. "Es que hay un cansancio general", dice Milá. "Tuvimos años de consenso y cuando se volvió al control político se generó una enorme decepción. Yo mismo no esperaba que el Gobierno hiciese una cosa así. Reconozco que, en mi ingenuidad, no lo esperaba. Desde aquello ya ha pasado mucho tiempo y la gente ahora está muy cansada porque se van produciendo pequeños, y no tan pequeños, momentos de descrédito, de pérdida de credibilidad y de control de la información. Los empleados reaccionan como pueden y hacerlo público es la última opción", dice.

A lo largo de su carrera, Milá dice haber vivido situaciones parecidas otras veces: "Llega un gobierno que decide los presupuestos de RTVE y que por lo tanto se cree que tiene derecho a controlar. He vivido el control del PSOE, el control del PP y he vivido la etapa en la que estuve más cerca de la dirección de informativos. Y creo que los ocho años de Fran Llorente (durante el gobierno de Zapatero), fue la televisión más profesional, con criterios más profesionales. Aun con todos los errores que se cometieron. La solución sería recuperar el consenso y equipos de dirección nuevos y que a su vez se traduzca en algo más profesional”.

Milá es crítico, por ejemplo, con la cobertura de la crisis de Cataluña, que considera "distorsionada en muchos casos" y que ha ofrecido "una perspectiva que no refleja la realidad de lo que ocurre allí, al menos no toda, como debería ser obligatoria en un medio público". Esto, añade, "no hace otra cosa que perjudicar a todos porque genera un descrédito a la empresa y, por reacción, genera más personas que se van al otro lado si no reciben información veraz". El hartazgo ha alcanzado a muchos periodistas sin ideología definida, a profesionales (algunos muy veteranos) que nunca habían participado en protestas de este tipo antes y que incluso ocuparon cargos de confianza en la primera etapa de gobierno de Mariano Rajoy.

Para entender la protesta hay que retroceder unos años. Existe consenso en que TVE siempre fue objeto de manipulación. Con el PSOE —cuentan que María Antonia Iglesias [directora de informativos entre 1990 y 1996] presumía de ser más felipista que Felipe González—; y luego con el PP, con Ernesto Sáenz de Buruaga y, sobre todo, Alfredo Urdaci, como cabezas visibles. Pero en 2004 el PSOE designa a Fran Llorente como director de informativos y en TVE lo perciben como aire fresco, algo distinto, como que por primera vez se hace periodismo de forma independiente.

En 2012, cuando Rajoy llega al poder, la idea inicial del Ejecutivo era demostrar que podía hacer una televisión independiente, que eso no era patrimonio de los socialistas. "Entre 2012 y 2014, cuando llegó el PP y trajeron a Leopoldo González-Echenique como presidente y Julio Somoano como director de informativos, al menos no se iba contra la centralidad de la redacción. Había un sesgo, como siempre hay. Y había protestas del sector bolchevique. Pero lo que vino después fueron dos vueltas de tuerca. Se vaciaron los puestos clave de la gente más profesional y se radicalizó el control. Y, por reacción, se radicalizó la protesta. Ahora mismo hay un abismo y la redacción está como está", asegura uno de ellos.

Fuentes del PP confirman que durante esa primera etapa prevaleció la idea de demostrar que un Gobierno de derechas también es capaz de hacer una televisión pública plural. Un cargo alejado de los sindicatos recuerda que "incluso se dio la orden en el Consejo de Ministros de que no podían llamar para presionar. Lo que ocurrió es que una vez puesto en práctica, provocó la indignación del ala más dura del partido, que consideraron que era todo demasiado blando. Eso, unido a la asfixia económica y los datos de audiencia, fue lo que provocó la salida de González-Echenique y la llegada de un grupo mucho más radical que desesperó enseguida a la redacción poniendo en cargos clave a personas que no contaban con el respeto de sus compañeros y que no daban la talla desde el punto de vista profesional". "Con Somoano había interlocución, pero decían que era blando y por eso le echaron", confirma un representante de los trabajadores.

Entonces, en 2014, el PP recupera como presidente de RTVE a José Antonio Sánchez, que ya había estado en la cúpula de RTVE con Aznar y después en la Telemadrid más alienada con el PP. Sánchez, considerado un halcón, da un golpe de timón y nombra a José Antonio Álvarez Gundín como director de Informativos. Procedente de 'La Razón', donde era jefe de Opinión, este veterano periodista encuentra un ambiente hostil desde el principio. Nada más ser nombrado, en previsión de lo que estaba por venir, cierra su cuenta de Twitter. Y el primer día es recibido con una sentada al llegar al despacho.

Gundín recibe a El Confidencial en su despacho en Torrespaña. Doce monitores en silencio muestran los canales de TVE —hasta el infantil Clan— pero también los de la competencia. Él niega la mayor: "No hay directriz ninguna a la hora de lo que se puede o no se puede emitir". Y sostiene que resiste presiones de todo el espectro político y que en la información siempre puede haber errores, pero no manipulación. "Todo el mundo se queja, no conozco ningún partido que no se queje, es una ley habitual. Aquí se queja la oposición, pero también llama a protestar el Gobierno".

Fuentes de la dirección de Informativos consideran que sufren ataques sesgados desde la izquierda. "En TVE no emitimos ninguna información sobre los mensajes de Telegram de Pablo Iglesias en los que hablaba de azotar a Mariló Montero hasta que sangrase, y eso que ella era de la casa. Decidimos que era una conversación privada sin interés informativo. Pues te aseguro que no se quejó ningún sindicato ni nadie habló de censura. Tampoco protestan ahora que apenas tratamos la llamada Gürtel del PSPV. Si fuera al revés...". Estas fuentes señalan la extensa fiscalización a la que está sometida TVE, desde el Congreso, hasta la CNMC o la Junta Electoral sin que haya recibido reproche.

Para Miguel Charte, delegado de personal del sindicato CGT, el hartazgo ha estallado ahora por acumulación y por la coyuntura política, pero las protestas “empezaron el mismo día que entró el PP". Insiste en que su lucha no es política, sino "profesional, extensa y transversal". "Cada vez que llega un nuevo Gobierno contratan a dedo a gente. Así que si es una redacción politizada, como dicen, es por culpa de los que han gobernado. En esta etapa está siendo escandaloso. Trajeron gente de Telemadrid, de 'La Razón' y de medios muy afines al PP para los puestos clave. Se ha ido creando una redacción paralela, que es la que toma las decisiones y manipulan peor que si fueran estudiantes de primero de periodismo".

De los cinco sindicatos con representación en el comité intercentros, solo uno no apoya firmemente las reivindicaciones. Se trata del Sindicato Independiente, cuyo secretario general, Josep Mayol, explica que ellos prefieren no entrar en asuntos políticos. “El tema de la manipulación, además de ser muy subjetivo, nunca puede ser lo más importante desde el punto de vista sindical. Se está trayendo la política a la empresa y eso nunca es bueno para el trabajador. Las disputas nos perjudican. Yo me rebelo contra eso porque nos utilizan los partidos como arma arrojadiza. Nosotros en el SI preferimos pelear por el modelo, por la financiación, por evitar que externalicen las unidades móviles, que no falten recursos y se trabaje bien”.

La redacción acusa a Gundín de imponer a personas muy cercanas en puestos clave para controlar la información. La editora del TD1, uno de los cargos más sensibles, lo ocupa ahora Pepa Sastre, hermana de la número dos de Gundín. También lo es José Gilgado, director de informativos diarios. Tradicionalmente, estos puestos estaban reservados a gente de la casa y no para lo que se conoce como un contratado, aquellos que no han conseguido su plaza por oposición. Esa tradición se rompió al llegar al PP, que puso a Álvaro Fernández (que dejó el puesto para irse al Santander) a editar el telediario. En 2014, Gundín recuperó para la jefatura de Economía a Cecilia Gómez, defenestrada en 2011 cuando por error envió un correo al consejo de informativos con una lista negra con la ideología de sus miembros. En la redacción lo llaman el 'ceciliazo'.

Además, hay críticas a la cúpula por cierta dejación. Señalan que mientras Urdaci y Buruaga podían echar las horas que hiciera falta o entrar al control, ahora no es así. Que si antes los directivos iban al comedor casi a las cuatro, cuando había terminado el telediario, ahora muchos dejan Torrespaña incluso antes de que empiece, como si no necesitaran verlo. La tensión ha crecido estos días. "Estamos todos de negro y los jefes vestidos normal sentados en la silla, como si estuvieran pegados con pegamento y deseando quedarse como están", cuenta un periodista.

Gundín niega las acusaciones de que una redacción paralela de personas metidas a dedo controle los temas sensibles. "Yo llegué solo y asumí la redacción que había. No traje a ni un subdirector. Para reforzar determinadas áreas fiché a cuatro personas en una redacción de 500. ¿Alguien de verdad cree que yo puedo hacer los telediarios con cuatro personas?". La jefatura saca pecho con la subida de audiencia, lenta pero constante desde que tocó fondo a mitad de 2015, aunque sigue muy lejos del liderazgo claro que tenían los telediarios en 2012. "Cada punto de 'share' que subimos le cuesta mucho a las privadas en publicidad. A ellas les conviene atacarnos", comentan fuentes de la dirección.

En la planta noble tienen la impresión de que toda la campaña responde al momento político. Al perder el PP la mayoría absoluta, la oposición aprobó una reforma legal para que el presidente de RTVE volviera a ser elegido por consenso. La renovación está paralizada por la falta de acuerdo entre el PP y el resto sobre el método de votación de las Mesas del Congreso y Senado. "Mucha gente se ha hartado. Y también hay una cierta sensación de fin de ciclo, político y en TVE. Y la gente sale", opina un consejero de TVE.

El PP ha optado por cerrar filas. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, respondió a la oposición que la audiencia demostraba que los informativos de TVE funcionan. "Hoy, en términos de audiencia, son los primeros informativos de la televisión. ¿A usted no le gustan? Pues muy bien. Yo creo en la libertad de prensa en España. Cambie usted de canal, hay muchos".

Hay quien hace la misma interpretación de la oportunidad del momento pero al revés: que el fin de ciclo se huele en todas las esferas y que eso ha llevado a la dirección de TVE a marcar más su postura a favor del Gobierno para que queden claras las lealtades. Al mismo tiempo, el nerviosismo del Gobierno con las encuestas se estaría filtrando hasta afectar a los informativos de la cadena pública. De ahí las denuncias recientes de purga de tertulianos incluso en el 24Horas, un canal con una audiencia menor. Aunque oficialmente la cadena esgrimió incompatibilidad de horarios, a los periodistas los directores de los programas les trasladaron que algunas de sus intervenciones no habían gustado arriba.

El ambiente en las televisiones públicas no tiene demasiado que ver con el de los medios de propiedad privada, donde la línea editorial se suele acatar con mucha más naturalidad. La contestación de la redacción suele ser un golpe duro para los periodistas que llegan de fuera y son nombrados para puestos directivos. "Cuando llegué me encontré un ambiente terrible", asegura un ex alto cargo de una cadena autonómica. "Las empresas públicas tienen sindicatos muy fuertes que son de izquierdas y que, en su mayoría, actúan como correas de transmisión de los partidos de izquierdas. Yo me encontré una redacción muy escorada que consideraba que la televisión es suya y si no seguías la agenda de la Cadena SER te acusaban de manipulación. Creo que lo de Carmen Martínez Castro habría que haberlo dado, que es un error no emitirlo, pero estas cosas siempre van a pasar. TVE no es el paraíso, pero ojo porque tampoco lo es La Sexta. Y ya ni hablemos de TV3, por ejemplo", dice. "Me parece vergonzoso intentar hacer cree que hay objetividad cuando gobierna el PSOE y censura cuando gobierna el PP", concluye. La protesta de momento no para de crecer. Todos los grupos de la oposición, de Bildu a UPN, han apoyado a los trabajadores de TVE, la prensa internacional cuenta su vistosa protesta y ahora el Parlamento Europeo tratará la gestión de TVE. La marea negra amenaza con dejar una estela difícil de ignorar.

Presiones en Radio Nacional
Las voces críticas admiten que hay diferentes grados de presión. "Lo que más controlan es la televisión, especialmente TVE-1 y La 2. Algunos programas como 'Informe semanal' directamente se los han cargado. Después viene la radio y finalmente la web, donde trabajo yo, que es donde menos se meten. Curiosamente controlan más las redes sociales que la web", dice Charte.

Alejandra Martínez, portavoz del consejo de informativos de Radio Nacional, dice que la situación en la radio no es comparable a la de la tele. "Hemos pasado por momentos muy malos, pero en nuestro caso ha ocurrido al revés que en la televisión. En la primera etapa (tras la llegada al gobierno de Mariano Rajoy) entró una dirección más dura. Perdimos 800.000 oyentes en una temporada como resultado. Cambiaron a todos los editores y presentadores y pusieron todo en manos de personas con un sesgo político importante. Acabó con recogidas de firmas y con un clamor que los hizo caer. La gestión que llegó después ha sido más suave, por eso digo que ha sido al revés que en la tele. Por ejemplo, nosotros sí que emitimos los audios de Carmen Martínez Castro". El director de RNE es Alfonso Nasarre, que con Aznar ocupó cargos de comunicación en Génova y Moncloa. El director de Informativos es Alberto Martínez Arias, portavoz de Trillo durante el Yak-42.

Con todo, algunas decisiones siguen despertando quejas entre la redacción. Tras la muerte de Rita Barberá, por ejemplo, se emitió íntegro el minuto de silencio del Congreso de los Diputados. Durante sesenta segundos no se escuchaba nada en la sintonía de Radio Nacional. “No existe esa sensación de órdenes constantes y diarias de la televisión, pero tampoco es una situación ideal y hay temas muy sensibles, por ejemplo Cataluña, en el que jamás oirás un argumento mínimamente cercano o empático con la independencia o incluso con el derecho a decidir. Si hay tres tertulianos en la mesa, los tres están de acuerdo en lo fundamental. Y en las entrevistas hay una actitud amable con los políticos de un partido y mucho más incisiva con los de otros. Lo ideal sería ser incisivo con todos”.

Martínez acaba con un argumento que esgrimen casi todos los periodistas de RTVE entrevistados para este reportaje. Su reivindicación, dicen, no es a favor o en contra de un partido político en concreto. "No es una cosa de la derecha porque también la izquierda ha tenido épocas muy negras. La mejor época es cuando hubo consenso. En cualquier caso, lo que queremos es que no dependa todo del partido que llegue y la familia a la que le toque el control. Lo ideal es que se volviese a una dirección profesional con gente independiente que pueda soportar las presiones. Y traer aire fresco, nuevos formatos y nuevos lenguajes". En su opinión, el control sobre RTVE no funciona hoy en día ni como herramienta propagandística. "Quizá funcionaba en el pasado, pero hoy en día acabamos quedando peor y haciendo el ridículo".

FUENTE: Con información de ÁNGEL VILLARINO - RAFAEL MÉNDEZ - DATOS: D. GRASSO - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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