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miércoles, 23 de mayo de 2018

Panamá en las puertas de la anarquía

Por: Álvaro Alvarado - Recientemente tuve acceso a un informe denominado el Latinobarómetro, en el cual se realiza una serie de mediciones sobre temas relacionados con la democracia de varios países de América Latina. El informe destaca por una lado el bajo respaldo de los panameños a la democracia y por el otro, la percepción de que en nuestro país se gobierna para unos pocos.

El Latinobarómetro viene midiendo el respaldo que da el pueblo panameño a la democracia desde 1995 y las cifras en los últimos años muestran cambios importantes que deben ser analizados por los distintos sectores de la sociedad. En 1995, época en la que gobernaba el país Ernesto Pérez Balladares, un 75 % de la población confiaba en la democracia, siendo ese el mejor momento, según la gráfica de este estudio que lleva ya 22 años. Los 4 peores años, según esta medición, han sido 1999 con 34 %, 2015 con 44 %, 2016 con 45 % y 2017 con 46 % de respaldo. Es preocupante que los panameños comiencen a dejar de ver a la democracia como el mejor sistema de Gobierno y todo debido a la gran decepción por la forma como hemos sido gobernados en estos 28 años posdictadura.

Con la caída del régimen militar, los panameños pensamos que el país caminaría por senderos de decencia, transparencia y respeto a las instituciones; sin embargo, ha sido todo lo contrario, ya que cada período que pasa hundimos más en el fango la débil democracia que algún día soñamos tener. Corrupción, instituciones débiles, tráfico de influencias, nepotismo, falta de transparencia, clientelismo político, exacerbado presidencialismo y una pésima distribución de la riqueza, son algunos de los elementos que predominan en el día a día de este país.

El estudio revela que el 81 % de los panameños considera que en este país se gobierna para unos cuantos grupos poderosos y en su propio beneficio. Es lamentable que un Gobierno que llegó al poder con el estribillo del ‘Pueblo Primero', sea percibido hoy por 8 de cada 10 panameño como un Gobierno elitista que solo responde a los intereses de un grupo de poderosos y no defiende los intereses de la mayoría.

La confianza en las instituciones, según este estudio, se ha perdido y solo sobrevive por encima del 50 %, la iglesia con un 72 % de apoyo. La Policía tiene un 44 %, El Tribunal Electoral un 29 %, el Órgano Judicial un 22 %, El Gobierno un 19 %, La Asamblea un 23 % y los Partidos Políticos un 10 %.

En conclusión, ya los panameños no ven en la democracia el sistema de Gobierno que resuelva sus problemas; por otro lado, todos esos eslóganes de campaña dirigidos al pueblo ya no tienen la menor importancia, ya que se percibe que a los Gobiernos solo les importa resolver los problemas de los poderosos y en tercer lugar queda claro que ya en este país nadie cree en nadie, con la excepción de la Iglesia que ha logrado sobrevivir a toda la andanada de ataques que ha recibido.

Me pregunto, ¿si esto no debe llamarnos a todos los panameños a una profunda reflexión? Todos los síntomas del paciente llamado Panamá nos indican que hay un grave deterioro en su salud y hay que prestarle atención de urgencia o quizás mañana sea demasiado tarde. Observemos el grado de intolerancia y anarquía que vive nuestra sociedad, los altos niveles de corrupción, una justicia inoperante, la Asamblea y el Ejecutivo en una lucha por el poder, tratando de vender a la población que en esta guerra los malos son los diputados y los buenos el Ejecutivo, cuando todos sabemos que ambos son responsables de la crisis en que nos encontramos, ya que caminaron de la mano desde el 1 de julio del 2014 hasta el 31 de diciembre del 2017 en la gran fiesta de millones en la que todo era permitido y que se acabó desde el momento en que CD y PRD se unieron para rechazar las designaciones de las dos magistradas de la Corte Suprema de Justicia.

Un mensaje a los tomadores de decisiones y a los que aspiran a llegar al poder en mayo del 2019. No sigan jugando con candela, se equivocan si creen que todavía vivimos en la patria boba. Los elementos para una explosión están puestos sobre la mesa y solo basta que llegue la persona que encienda la llama para que se produzca esa explosión que después todos vamos a lamentar. Evitemos ese momento con coraje y valentía poniendo los intereses de la patria por delante.

PERIODISTA

FUENTE: Artículo de Opinión - Álvaro Alvarado - http://laestrella.com.pa - http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/panama-puertas-anarquia/24064489

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