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martes, 1 de mayo de 2018

(Panamá) Sicariato se toma las calles y crea el pánico

La guerra por el territorio para el tránsito y venta de drogas ha incrementado en Panamá las ejecuciones por encargo o sicariato, a tal punto que las pandillas desafían a las autoridades, y a luz del sol cometen sus asesinatos sin piedad y sin pensar que inocentes pueden resultar afectados.

El 16 de marzo de 2006, parte de la sociedad panameña quedó perpleja con el asesinato, a plena luz del día, de Jhonny Pozo Córdoba, conocido también como "El dominicano", en los estacionamientos del restaurante Minimax, ubicado en el corazón de vía España; este y otros casos abrieron la puerta al sicariato para quedarse en Panamá.

El 30 de abril de 2010, en Juan Díaz, acabaron con la vida del abogado Javier Justiniani, quien encabezaba la Fundación de Apoyo al Detenido, y a sus verdugos tampoco les inquietó el horario, y a pleno día le segaron la vida.

El 3 de mayo del 2014, en un restaurante en el exclusivo centro comercial Multiplaza Pacific, delincuentes acabaron con la vida de Jacinto Morales, con los alias de "El Viejo" y "El Tigre", supuestamente vinculado a una de las pandillas que operan en la ciudad capital.

El 14 de febrero de 2016, dos sujetos acribillaron a tiros a un hombre de 35 años, dentro del centro comercial El Dorado, frente a la mirada de varias personas.

El 18 de mayo de 2017, en la cafetería del hospital de Punta Pacífica, dos sicarios acaban con la vida de la abogada Tatiana Lorenzo Boyd. El hecho impacta por ser un barrio exclusivo, pero los asesinos desafiaron la vigilancia y cumplieron su objetivo.

El pasado 4 de enero, dos asesinos a sueldo llegaron al local Coffe And Bean & Tea Leaf, donde disparan contra tres personas que estaban en una mesa, matan a un norteamericano y dejan heridos a sus acompañantes.

Según cifras de las autoridades, en el 2016 se dieron en el país un total de 416 asesinatos, en el 2017 se registraron 412 muertes, de las cuales 160 ocurrieron en la provincia de Panamá. En enero de este año ya se habían registrado 34.

Para Alejandro Pérez, siquiatra forense, el sicariato es el cuarto delito que más se comete en el país y llegó hace aproximadamente ocho años para quedarse.

Pérez indica que este tipo de crimen tiene dos formas, una se da en lugares públicos, atestados de gente. "El sicario sabe ya que la víctima va a llegar ahí, la espera a cierta distancia, y en un descuido, se acerca por detrás y le dispara una o dos veces en la cabeza. Él no corre, se va tranquilo y muy pocos lo ven, porque al haber disparos tendemos a agachar la cabeza para protegernos, y eso es una ventaja perfecta para escapar ileso".

"La otra forma de matar es el ajuste de cuentas o venganza, donde el matón sigue a la víctima y de lejos le dispara varias veces. El problema también es que una bala perdida puede herir o acabar con la vida de una persona inocente", aseguró Pérez.

En Panamá se están utilizando más a los menores de edad para hacer el trabajo de sicariato, porque la ley establece penas inferiores para ellos, y les pagan entre $3,000 y $5,000, con ese dinero son felices, si no lo atrapan, asegura el siquiatra.

Para el especialista del comportamiento humano, si seguimos así, van a venir los homicidios por envenenamiento, los accidentes planificados y hasta se daría el paso a los atentados en centros comerciales y otros lugares.

Los asesinos están aprendiendo a matar porque escogen la víctima, el arma, el lugar, momento y la forma, así como la manera de esquivar la responsabilidad. Si al delincuente no lo atrapan, lo más seguro es que vuelva a asesinar".

FUENTE: Con información de http://panamaamerica.com.pa - (PULSE AQUÍ)

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