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martes, 12 de junio de 2018

(España) Cóndor, así sobrevive la pequeña tienda que inventó el balón de fútbol

En 80 metros cuadrados, aproximadamente, en la céntrica calle madrileña de Conde de Peñalver, resiste una tienda de deporte con 83 años de historia. Solo hay que mirar la puerta de entrada para retroceder a la infancia a través de las pegatinas que invaden el cristal y te llevan al recuerdo de tus primeras zapatillas. Es una oda a la añoranza de las Karhu, Adidas, Nike, Paredes o Yumas cuyo colorido asombró a las generaciones de los setenta y ochenta. Aunque antes de eso, Deportes Cóndor ya había dejado perplejo al mundo, cuando revolucionó el fútbol inventando el balón moderno con el sistema de válvula de hinchado automático y la impermeabilización del esférico. Con los balones Cóndor se llegó a jugar un Mundial, el de Brasil 1950, en el que España participó... con camisetas Cóndor.

En 1949, Blas Pardo Ruiz inventó la válvula automática del balón desde su pequeña tienda del barrio de Salamanca. Un año después (10 de mayo de 1950) —como está enmarcado en una de las paredes de la tienda—, certifica con una patente lo que fue todo un descubrimiento. Se pasó del balón pesado —cuando se empapaba de agua por aquellos campos embarrados— e irregular —por la falta de aire que se escapaba por la correílla— a un esférico en condiciones de uso que mejoró el juego. Con este balón se disputó el mencionado Mundial de Brasil en 1950 y abrió el camino a lo que ya no pararía en las innovaciones y tecnologías del mundo futbolístico. El fútbol le debe a Blas, por su curiosidad, imaginación y visión de negocio, el primer balón moderno, que fue exportado a diferentes países que buscaron copiar tal genialidad.

Este es uno de los hitos de la tienda de deportes más antigua de Madrid, fundada en 1935, cuya filosofía no se estancó en simplemente vender productos, sino en evolucionarlos. El Decathlon de hace casi un siglo manejado por un visionario que no solo hizo el balón de fútbol más redondo, resistente y cómodo, sino que fabricó botas de fútbol a medida, de piel y con la puntera dura, con la horma perfecta para los futbolistas estrella del Atlético de Madrid y del Real Madrid, por las que se interesarían los otros clubes.

Las botas de Molowny o Zarra
Así fue triunfando y expandiendo el negocio: también confeccionaba guantes de boxeo, camisetas, artículos de balonmano y baloncesto, banderines, brazaletes de capitán, medias, trofeos, medallas… Las paredes de la tienda recuerdan esta frenética actividad que hoy reposa en forma de museo. La camiseta rojiza con la que jugó la Selección española el Mundial de Brasil es un verdadero tesoro; diferentes brazaletes de capitán; una de las primeras camisetas del Atlético de Madrid; las fotografías de los balones utilizados en la final de la Copa del Generalísimo disputada entre el Real Madrid y el Athletic Club en 1943; las botas que utilizaron Miguel Muñoz, Ben Barek, Basora, Molowny, Zarra, Panizo, Ginza… Era el proveedor oficial de la Real Federación Española de Fútbol y Baloncesto y de los principales equipos de fútbol de la primera división. Eran los años dorados de Deportes Cóndor, después de mucho trabajo y esfuerzo como proveedor y tienda para, también, el ciudadano de a pie.

La idea de Deportes Cóndor nació de un hombre que a los 12 años dejó su pueblo de Merindad de Montija (Burgos) para buscarse la vida en Madrid, y que peleó contra viento y marea para sacar adelante a su familia y poner en marcha el negocio por el que al principio debió buscar inversores, superar la crisis en los cuarenta, que le llevó a mudarse del 15 al 22 actual y que ha terminado pasando por el hijo y el nieto. Todos Blas. Su ingenio, enorme talento de comerciante y tesón le convirtieron en el principal reclamo de un inventor y revolucionario de la pelota que llegó a ser el socio número dos del Atlético de Madrid.

La constancia de tres generaciones —arraigadas y vocacionales— ha hecho posible que esta tienda mantenga su identidad y se la pueda calificar de museo. Han logrado que perdure en el tiempo y conserve esa solera que le da una personalidad entrañable y maravillosa por la magia que desprenden sus paredes llenas de historia en blanco y negro —balones de fútbol y las botas artesanales de los jugadores en los años treinta, cuarenta, cincuenta y sesenta— y por elementos como la caja registradora de acero, de más de 40 años, los probadores de madera con la cortina de tela, que nada tienen que ver con los de cartón y yeso y los halógenos de los grandes almacenes y tiendas vanguardistas que la rodean. También se apoyan en mostradores de madera maciza, la misma que le ha dado esa robustez para que eche raíces en una de las millas de oro de la capital de España y no hayan podido arrancarla de su sitio.

Una familia frente a las multinacionales
La puerta de cristal, el escaparate y el rótulo con letras enormes —CÓNDOR— rompen el urbanismo de lo sofisticado y de modernidad artificial. Esta originalidad con aroma familiar no tiene nada que ver con la abundancia de copias que ofrece hoy el mercado más caro o el de los chinos con el reclamo del 'todo a un euro'. La tienda es un documental y noticiario en sí mismo que pelea, por ejemplo, con el gigante que se alza a menos de un kilómetro: El Corte Inglés (calle Goya), en cuya sexta planta (la de deportes) se puede adquirir la última camiseta oficial que lucen Cristiano Ronaldo y Messi, entre la multitud de productos de todos los deportes y precios y ofertas, con oportunidades para la campaña que corresponde en cada momento del año. El negocio familiar contra la multinacional. Un David contra Goliat, contra el que también pelea de manera humilde por internet.

Hoy no puede luchar frente a gigantes como Adidas o Nike, y para sobrevivir ha debido reinventarse como un comercio que trabaja día y noche apostando por deportes especializados y de moda: pádel, natación, buceo, musculación, 'fitness', tenis, aventura, patinaje, 'mountain bike', boxeo, pilates, yoga… Además de dedicar una especial atención a una gran mayoría de los centros escolares de la capital. De hacer camisetas para la Selección española a confeccionarlas para colegios. De marcar goles en un Mundial a los del patio, así sobrevive la pequeña tienda madrileña que un día se atrevió a revolucionar el mayor deporte del mundo, el fútbol.

FUENTE: Con información de ULISES SÁNCHEZ-FLOR - https://www.elconfidencial.com - (PULSE AQUÍ)

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