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domingo, 17 de junio de 2018

(Panamá) El ‘marshal' que entregó a Martinelli

Aquel 11 de junio amaneció como otro día plácido para el ex mayor Augusto Villalaz padre, igual a los muchos que ha vivido después de jubilarse. Pero un chat de su hijo, un inspector de los US Marshals, bastó para trastocar la tranquilidad hogareña del apartamento que comparte junto a su esposa en San Francisco.

—Estamos en un movimiento, posiblemente vamos a salir para Panamá con Martinelli...

El chat, recibido a las cinco de la mañana del lunes pasado, confirmó las corazonadas que él y su esposa habían acumulado a lo largo del fin de semana. Los presentimientos comenzaron el viernes 8 de junio, después de que su hijo les comunicara que su unidad, que dentro del Servicio de US Marshals o Cuerpo de Aguaciles de Estados Unidos se dedica a la captura y extradición de criminales y fugitivos alrededor del mundo, se encontraba en espera o ‘stand by'. En Panamá se esperaba la inminente extradición de Ricardo Martinelli, a pocos días de que cumpliera un año recluido en una prisión federal de Miami.

Por esos días, la unidad de los US Marshals a la que Augusto hijo pertenece desde 2003 también se encontraba en Miami. A él y a otros tres de sus compañeros les fue asignada la misión de la custodia y traslado de Martinelli a Panamá, la tierra que el alguacil y su familia se vieron forzados a abandonar tras la participación de Augusto padre, que era mayor de la fuerza aérea durante el régimen militar, en la fallida intentona del 16 de marzo de 1988 para derrocar el general Manuel Antonio Noriega.

Augusto padre presionaba con aprehensión la moldura plateada de sus lentes, mientras leía con creciente expectativa los chats que su hijo mandaba desde el aeropuerto de Opa-Locka, en la ciudad de Miami. Ahí llegó con el resto de los US Marshals que acompañaban a Martinelli. Mientras era escoltado al avión que lo regresaría a casa, el empresario mostraba los pulgares levantados a las cámaras. Se mostraba eufórico, a pesar de las esposas. Era un momento de exultación antes de abordar la aeronave con matrícula N798PA, que estaba programada para salir a salir a las 6:00 a.m.


—Nos vemos más tarde...

Sería el último chat que recibirían de su hijo, que además de su trabajo en los Marshals también comanda un batallón de infantería del ejército de Estados Unidos, en las horas siguientes.

Ante el silencio de los chats, Agusto padre, ex piloto de las Fuerza Aérea Panameña y gerente de operaciones de DHL durante 19 años, comenzó a calcular el tiempo de vuelo. Lo que vino después lo siguió junto a su esposa por televisión, al igual que el resto de los panameños. La aproximación del avión privado que transportaba a su hijo y al empresario extraditado por el delito de escuchas ilegales.

Súbitamente, las redes sociales estallaron. Desde el interior de la aeronave se había filtrado una imagen. En ella aparecían el ‘marshal' panameño y el político, vestido todavía con el uniforme del penal de Miami, de color beige y con cuello abierto en ‘v'. Ambos aparecían sonrientes. Según cuenta Augusto padre, Martinelli solicitó la foto. Aunque implicaba una ruptura en el protocolo de una extradición regular, sus custodios accedieron. Una consideración por tratarse de un extraditado que había sido presidente, especula el expiloto.

A pesar de su aspecto juvenil, la ansiedad acerca de su futuro parecía hacer mella en el ánimo de Martinelli. ‘Él estaba un poco nervioso en el vuelo, preocupado porque pensaba que a su llegada lo iban a ultrajar... El hombre que es malo piensa como lo que es', sentencia Augusto padre, con la sabiduría de sus años.

Durante el vuelo, Martinelli no lucía afectado, como la televisión registraría después en su primer día en la Corte Suprema de Justicia, cuando se frotaba los ojos con las manos, como si la nívea cabeza le fuera a estallar en cualquier momento. En el avión evidenciaba sus nervios de una forma más social, hablando y preguntando sin parar.

—¿Tu eres panameño?, inquirió Martinelli al observar el nombre en la placa del ‘marshal'.

—Sí, Augusto Villalaz...

—¿Villalaz? Yo sé quien es tu papá...

‘Nunca he hablado con Martinelli en mi vida —asegura Augusto padre, mientras se le pliega la piel entre las cejas despobladas—. Una vez nos cruzamos en una fiesta en la embajada de Estados Unidos. Se me quedó mirando. Iba como amargado'.

Vestido con un suéter azul con la palabra ‘Boeing' escrita sobre su pecho, bermudas y zapatillas sin cordones, el expiloto recuerda cómo él y su esposa vieron con nerviosismo al avión alterar varias veces su ruta sobre el espacio aéreo panameño.

Un hecho llamó especialmente su atención. Los pilotos acometieron una ‘aproximación frustrada' en la pista de Howard, para después retomar el vuelo y seguir rumbo al norte. ‘Trataron de aterrizar en Howard, pero dicen que había poca visibilidad. El techo o la altura de las nubes estaba muy baja, y los pilotos gringos no estaban familiarizados con el área. Yo quería estar allá arriba dirigiendo, diciéndoles qué hacer', comenta el padre de tres.

Lo que sucedió después ya es historia. La aeronave aterrizó en una pista apartada del Aeropuerto Internacional de Tocumen, sin mayores complicaciones. Faltaban aproximadamente 15 minutos para que el reloj marcara las 9:00 a.m. Si bien estaba informado de las andanzas de Martinelli, de los desfalcos y de las coimas que marcaron su administración, el egresado del Colegio De La Salle estaba decidido a cumplir la misión asignada por el Cuerpo de Alguaciles de los Estados Unidos: entregar a Martinelli a las autoridades panameñas. Como militar y hombre de ley, debía ceñirse a las órdenes, dejando por fuera cualquier impresión de naturaleza política.

Durante la entrega, Augusto padre le chateó, pero los ‘marshals' tenían instrucciones de no tocar sus celulares hasta haber completado la extradición. Finalmente el silencio fue roto por el siguiente mensaje: ‘Cuando llego a Miami, como a las 3 p.m., los llamo'.

‘Llegó a Panamá, bajaron a Martinelli y yo ni siquiera puede conversar con él', lamenta Augusto padre. Al día siguiente, su hijo viajó a Washington, a continuar con su trabajo habitual en el servicio de los ‘marshals'.

MEMORIAS PRESIDENCIALES

No es la primera vez que Augusto hijo compartía un avión con un presidente. A los 12 años el futuro miembro de la policía estatal de Louisiana, Estados Unidos, acompañó a su padre en un vuelo Panamá-Perú, en el que también viajaban el presidente estadounidense James Carter y su esposa. Eran los tiempos en los que Augusto padre era mayor en la Fuerza Aérea Panameña, por lo que aprovechó su rango para tomarse, junto a su hijo, una fotografía con la pareja presidencial.

Después de graduarse del Colegio De La Salle en 1987, Augusto hijo continuó sus estudios, al igual que sus dos hermanas, en los Estados Unidos. En la Universidad de Louisiana obtuvo un título en Justicia Criminal, que complementó posteriormente con una maestría.

A su ingreso en el ‘State Trooper' o policía estatal de Louisiana, en 1998, le asignaron un perro policía. Con el tiempo el ‘K9' se volvería parte de la familia. Tanto así que, después de que en 1993 se incorporara a las filas del ejército estadounidense y lo desplazaran a Irak, el canino, llamado ‘Ax', dormía a la puerta de su madre en las noches en que ella pasaba sola en la residencia familiar, cuando los dos hombres de la casa se encontraban fuera prestando servicio. El hijo en territorio hostil; el padre en Panamá, en su trabajo de gerente en DHL.

Durante uno de sus ‘tours' en territorio iraquí, el humvee que manejaba fue impactado por una mina. El caos fue total: la sordera momentánea tras la detonación, la sangre, los fragmentos. A pesar de sus heridas, el teniente coronel se las arregló para sacar al vehículo y a sus compañeros del peligro. Por esta acción le confirieron el ‘Corazón Púrpura', una de las condecoraciones más antiguas que entregan las fuerzas armadas estadounidenses.

En Panamá, Augusto padre se enteró del acto heroico de su hijo cuando lo llamaron del Pentágono. Después que le comunicaron que su hijo había sido herido en combate, quedó temblando. Más tarde, cuando finalmente logró hablar con su hijo, tuvo que esforzarse por sacarle detalles del ataque. ‘Él es muy tranquilo, de sangre fría...', argumenta.

A pesar del incidente, Augusto hijo se ofreció como voluntario para otro ‘tour' en Irak. En total, el teniente coronel del US Army sirvió en el conflicto iraquí durante tres años, aunque de forma interrumpida.

En el 2003, Augusto hijo fue admitido en los US Marshals, aunque se mantuvo en la reserva del ejército, respondiendo cuando lo llamaban al servicio activo. La unidad en la que trabaja se especializa en la captura de fugitivos. Su padre recuerda operativos realizados en España y en Latinoamérica. En ocasiones, se encontraban en el aeropuerto de Tocumen. El hijo venía de recoger a un criminal, el padre de confirmar una entrega importante para DHL. Después de haber cumplido cada uno con sus respectivas obligaciones, almorzaban. El deber primero.

HOJA DE VIDA DE UN HÉROE
De la policía estatal al servicio de alguaciles, pasando por el US Army, Augusto Villalaz ha tenido una carrera destacada.

1998-2003

En el State Trooper de la policía estatal de Louisiana, ha sido manejador de perros ‘K9' y miembro de la unidad de patrulla criminal.

1993-ACTUALIDAD

Comandante de un batallón de soporte para entrenamiento; teniente coronel del US Army. Como soldado ha sido destacado en áreas de conflicto como Kosovo e Irak. Recibió el ‘corazón púrpura'.

2003-ACTUALIDAD

Inspector sénior del US Marshals Service, con base en Arlington, Virginia. Ha participado activamente en el programa de captura y arresto de fugitivos de la ley.

FUENTE: Errol Caballero - http://laestrella.com.pa - (PULSE AQUÍ)

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