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martes, 21 de agosto de 2018

(Brasil) Marcelo Odebrecht: “Si empiezo a hablar van a tener que habilitar celdas para varios Presidentes sudamericanos”

Marcelo Odebrecht, brasilero, es el presidente de la compañía de ingeniería y construcción más grande de Latinoamérica: Odebrecht S.A., entre otras cosas, a cargo de la ejecución de obras públicas multimillonarias en distintos países de la región. Marcelo Odebrecht terminó detenido y encarcelado en el año 2015.

El Departamento de Justicia de los Estados Unidos reveló en su informe que el grupo Odebrecht pagó en concepto de sobornos unos $ 788 millones de dólares por 100 contratos firmados en doce países, entre el año 2001 y 2016.

La información fue publicada por el diario Folha de Sao Paulo, que cita el documento de la demanda por la cual Odebrecht ha sido multada por los Estados Unidos, Suiza y Brasil por sobornos a funcionarios, partidos y políticos de esos tres países.

A cambio de esos sobornos, según el documento oficial, Odebrecht y su cómplices, obtuvieron $3.336 billones de dólares en beneficios por contratos firmados en doce países, incluidos Ecuador, Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela.

Desde la prisión, en su oportunidad, el polémico empresario ha afirmado: “Si empiezo a hablar van a tener que habilitar celdas para varios Presidentes sudamericanos”. Continúan las investigaciones en relación a este tema que involucra directamente a muchos presidentes y ex presidentes latinoamericanos, en particular a los impulsores del socialismo del siglo XXI.

CASO JAVA

El epicentro del terremoto político que castiga a América Latina desde hace años se localizó en un inicio en una estación de autoservicios en Brasilia, a unos pocos kilómetros del Palacio de Planalto y la sede del Congreso en

En esa estación de servicio que incluía un lavadero de autos (“Lava Jato”, en portugués), los investigadores de la Policía Federal brasileña descubrieron una red de lavado de dinero que parecía implicar a diversos políticos. Pero la verdadera dimensión de la operación, que en 2018 cumplió cuatro años (comenzó el 17 de marzo de 2014), fue saliendo a la luz sólo paulatinamente en los meses posteriores.El caso “Lava Jato” es considerado hoy como la mayor operación anticorrupción en la historia de Brasil y ha cambiado profundamente al gigante sudamericano, hasta hace unos años una de las potencias emergentes globales.
La operación, que empezó investigando una trama corrupta en la petrolera estatal brasileña Petrobras, salpica además a varios de países de la región, donde llegó a tumbar a gobiernos como el de Perú.

En Brasil, el escándalo sigue sacudiendo los cimientos de las élites políticas y económicas de un país en crisis permanente. El “Lava Jato” hizo “un retrato de una corrupción que tiene raíces profundas en nuestra historia”, explicaba el año pasado Deltan Dallagnol, uno de los fiscales a cargo.

Entre los Implicados figuran poderosos empresarios como el ex CEO de la constructora Odebrecht, Marcelo Odebrecht, o el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el acusado más famoso, hoy preso en Curitiba y aún así, candidato a la presidencia de la república.

Lula, un ícono de la izquierda por el éxito de sus dos mandatos entre 2003 y 2010, fue condenado recientemente en segunda instancia a más de 12 años de prisión por haberse dejado sobornar, según consideraron los jueces.

También están siendo investigados el actual presidente, el conservador Michel Temer, y decenas de diputados, ex gobernadores y funcionarios. En el caso de Temer, el Congreso impidió en 2017 en dos ocasiones la apertura de juicios al negarse a levantarle la inmunidad.

Según las investigaciones, el esquema corrupto funcionaba sobre todo en torno a Petrobras, situada en el centro del “boom” económico brasileño de la década pasada por los altos precios del petróleo. Numerosas empresas privadas sobornaban sistemáticamente a funcionarios y políticos para asegurarse contratos con el gigante estatal.

Ese modus operandi, descubrieron luego los investigadores, se extendía a otros sectores como los de la construcción o la alimentación, donde el empresariado brasileño expandía sus negocios en gran parte gracias al contubernio con la clase política.

Fin de la impunidad en Brasil
El “Lava Jato” ha generado un enorme descontento entre la población, abriendo espacios a candidatos polémicos como el “antisistema” Jair Bolsonaro, un populista de ultraderecha que aboga por una política de mano dura con el crimen organizado, en detrimento de los derechos humanos.

Lula es favorito en las encuestas, pero está tras la rejas y la autoridad electoral debe decidir este mes si acepta su candidatura.

Muchos observadores, sin embargo, ven en la crisis también una oportunidad de regeneración para el país.

“La aplicación del derecho penal en Brasil está en transformación”, cree Bruno Brandao, representante de la organización Transparencia Internacional en el país. “La Justicia brasileña había sido históricamente incapaz de llegar a las élites económica y política y siempre garantizó la impunidad casi absoluta para la corrupción y otros delitos de cuello blanco”, dijo Brandao a la agencia alemana DPA.

Otros confían en que el descrédito de los políticos tradicionales lleve al poder a alguien “limpio” como el ex juez del Tribunal Supremo Joaquim Barbosa, un azote de la corrupción en la década pasada y mencionado a menudo como candidato, o la ex ministra Marina Silva, una elogiada activista ambiental que se distanció temprano de Lula.

Cataclismo en Perú y remezones en otros países
El terremoto político por “Lava Jato” en la región está vinculado con el caso Odebrecht, que reconoció haber pagado más de 788 millones de dólares en diez países latinoamericanos desde 2001.

El país más afectado es hasta ahora Perú, donde un ex presidente, Ollanta Humala (2011-2016), está encarcelado a la espera de juicio y otro, Alejandro Toledo (2001-2006), está prófugo de la Justicia. Y otro mandatario Pedro Pablo Kuczynski tuvo que dimitir.

En Argentina, la Justicia investiga el pago de sobornos que llegaron presuntamente a altos funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner (2007-2015).

En México, donde Odebrecht admitió haber pagado sobornos por 10,5 millones de dólares entre 2010 y 2014, se critica que nadie haya caído todavía por el caso. El ex director de Petróleos Mexicanos Emilio Lozoya, señalado directamente en la causa en Brasil, niega las acusaciones. El único efecto del escándalo ha sido hasta ahora la inhabilitación de una filial de Odebrecht por seis años.

FUENTE: https://www.radiosantiago.cl ->> Ir

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