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miércoles, 26 de septiembre de 2018

(España) Sexo y esteladas en la Marina de Valencia: otro pulso entre arte y corrección política

Una fotografía de Sigmund Freud compone, junto a toda una serie de figuras históricas de la ciencia, la política o el pensamiento contemporáneo, un enorme mural bautizado como 'Personatges' y situado en la pared central de una de las salas de 13 metros de altura que alberga la muestra de 250 piezas de pintura y escultura de Antoni Miró. El artista alcoyano ha reunido en la Marina de Valencia, en el que fue el edificio que sirvió de base al equipo suizo Alinghi durante la America's Cup entre 2007 y 2010, una colección de una decena de esculturas eróticas basadas en cerámicas griegas (situadas en el exterior del inmueble) y cuatro series de pinturas principalmente acrílicas. Una de ellas, titulada 'Mani-festa', recopila imágenes de conflictos sociales ocurridos desde 2012 hasta la actualidad.

Siguiendo la estela de la fusión entre el arte pop y el retrato social desde una óptica subversiva de Equipo Crónica o Equipo Realidad, Miró lanza un trabajo de pintura sobre fotografías publicadas en prensa de manifestaciones, protestas callejeras y enfrentamientos de población civil contra cuerpos policiales. La colección recoge protestas en Río de Janeiro (Brasil), en Francia, en Portugal, la Primavera Árabe en El Cairo (Egipto), actos en favor del IVA cultural y… el 'procés'. Una de las paredes tiene colgados una decena de cuadros que incluyen esteladas, señeras y multitudes en la calle reclamando la independencia de Cataluña, aunque no es la parte principal de una exposición impulsada desde Presidencia de la Generalitat, en colaboración con el Instituto Valenciano de Arte Moderno y el consorcio que gestiona la Marina. Esta última entidad ha aprovechado la muestra de Miró para inaugurar La Base, un espacio para "la cultura, la innovación y la creatividad" sobre el mismo lugar en que el millonario helvético Ernesto Bertarelli preparaba sus regatas mientras regaba a sus invitados con champán francés.

Desde que aterrizaron hace un par de semanas las esculturas eróticas en la parte exterior del edificio, como aperitivo previo a la apertura de la muestra, sectores conservadores como el Foro de la Familia, respaldados por el Partido Popular, han reclamado al consorcio la retirada de parte de las piezas del espacio público. Las consideran demasiado explícitas. La aparición de la esteladas y las pinturas que hacen referencia al conflicto soberanista catalán ha añadido combustible a la polémica, animada además por el hecho de que el mismo 'president' valenciano, Ximo Puig, sea uno de los impulsores de la exposición, cuyo coste ha superado los 100.000 euros.

"Es impresentable que se utilice una sala pública para mostrar imágenes en las que se pretende difundir el mensaje independentista catalán o distorsionar el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado", señalaba este martes el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Valencia, Eusebio Monzó. La crítica iba dirigida al alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, pese a que tanto este como la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, optaron por hacer el vacío al acto de inauguración, dejando solo al socialista Puig, un hecho que molestó tanto al equipo del presidente autonómico como a los responsables de la exposición. A las críticas se sumó también el portavoz de Ciudadanos en Valencia, Fernando Giner, que al igual que los populares no pierde ocasión de agitar cualquier empatía hacia el independentismo contra el PSOE o Compromís. "Le llaman libertad de expresión y pluralidad pero no lo es. La exposición es propaganda del secesionismo pagado con dinero público", asestó.

"La fotografía de Sigmund Freud puede servir aquí como una alegoría de la psicopatología de la vida política. Estamos para que la gente se haga un psicoanálisis: unos tienen fobias a imágenes sexuales, otros se indignan con el simbolismo de las banderas. Lo siguiente será acusarnos de castristas porque las pinturas de la sala de desnudos son mujeres de La Habana", explica a El Confidencial, con cierta indignación, el comisario de la exposición, Fernando Castro.

"Compromís ha tomado la decisión de no acudir porque no querían verse con esas banderas. Estamos en un momento de increíble recesión cultural, de censura y poscensura. La censura está declinando en todas sus variedades", afirma Castro. El comisario no oculta la empatía del autor de la obra hacia "las ideologías que están detrás del 'procés". Pero explica, sin embargo, que la serie sobre protestas callejeras, bautizada como 'Mani-festa', no es más que una recopilación de imágenes que han aparecido hasta la saciedad en la prensa. "Son las mismas fotos que hemos visto en los medios de comunicación de hechos como las revueltas árabes, la primavera tunecina, las protestas de los indignados. Es una reflexión sobre las transformaciones sociales del presente y, qué duda cabe, uno de estos acontecimientos, y que está en el debate, es la situación de Cataluña y todo lo que aconteció el año pasado. Lo tenemos en los periódicos, en los blogs, es un tsunami", dice.

En cualquier caso, llama la atención el distanciamiento de Ribó y Oltra, cabezas visibles de la formación valencianista, con un artista que no esconde su filiación nacionalista. Los dos políticos lideran la pata ecosocialista de la coalición a través de Iniciativa del Poble Valencià y están marcando una estrategia de alejamiento de todo lo que tenga que ver con el conflicto catalán para evitar que ello se traduzca en un desgaste electoral de cara a las próximas elecciones. No sería extraño que dirigentes del ala nacionalista, como el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morera, hagan gestos en el sentido contrario y escenifiquen su sintonía política con el artista.

"Toni Miró es alguien que tiene todo el derecho a hacer de su arte una herramienta de crítica política. Se espera de los artistas que su arte no sea solo para decorar el palacio de los millonarios o que lo apruebe Isabel Preysler. El arte no tiene por qué ser partidista, pero, desde los tiempos de la Ilustración, es parcial, apasionado y político, porque no se puede dejar de ser político. El que no es político es totalitario, como aquello que decía Franco de 'no se meta usted en política", insiste Castro, que reivindica el derecho del artista a la "disidencia mental".
Puig ha seguido con Miró un guion similar al que ya empleó con el cantautor Raimon: propiciar desde la Administración una suerte de resarcimiento o compensación a artistas que estuvieron vetados durante la etapa de los populares al frente de las instituciones. Raimon, por ejemplo, nunca pudo actuar en el Teatro Principal de Valencia por la negativa a cederlo de los gobiernos conservadores, que lo consideraban un izquierdista afín al nacionalismo. Paradojas de la vida, Raimon se ha significado después como una persona crítica con el 'procés' soberanista, con el que no comulga. El compositor valenciano, de 77 años, se ha retirado de los escenarios tras una gira de despedida financiada en gran parte por la Generalitat, que le adjudicó un contrato de 300.000 euros para ello tras condecorarle con la alta distinción. El PP acusó entonces al barón valenciano de ejercer "de mánager musical" del autor del clásico 'Al vent'.

Miró también fue víctima de esa marginación. En su caso, además, con la retirada del espacio público en Gandía de una de sus obras cuando el popular Arturo Torró llegó a la alcaldía. La escultura estaba situada en la denominada plaza del País Valencià y conmemoraba el 300 aniversario de la Batalla de Almansa, el 25 de abril de 1707, de la que se derivaron los llamados decretos de Nueva Planta de Felipe V que liquidaron los fueros y leyes propias de los reinos que componían la antigua Corona de Aragón.

“No es para tanto. Es también una oportunidad para reflexionar. Las esculturas están inspiradas en cerámica cotidiana de hace 2.500 años. Harán que venga más gente a la exposición”, señalaba Antoni Miró sobre la esculturas eróticas, ajeno todavía a la polémica de la esteladas y extrañado por la reacción de rechazo de algunos sectores a su propuesta cultural en una ciudad "tan avanzada, moderna y culta" como es Valencia.

FUENTE: Con información de VÍCTOR ROMERO - https://www.elconfidencial.com ->> Ir

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