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domingo, 2 de diciembre de 2018

(España) El director de Seguridad de Zapatero asesora en la sombra la purga policial de Interior

El comisario de la Policía Nacional Segundo Martínez, máximo responsable de la Seguridad de Moncloa durante las dos legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), se jubiló oficialmente en 2017 al cumplir los 65 años, pero desde hace seis meses ejerce de nuevo tanta influencia en el cuerpo como cuando estaba en activo. El Ministerio del Interior ha recurrido a él para la purga de los mandos policiales susceptibles de estar relacionados con el Partido Popular y la selección de los que ocuparán los puestos clave en esta nueva etapa, según han confirmado a El Confidencial distintas fuentes del Ministerio y del PSOE.

Desde que Pedro Sánchez ganó la moción de censura han sido destituidos más de una decena de comisarios y jefes superiores. Los relevos continuarán en las próximas semanas. Martínez asesora el proceso en la sombra. Su nombre no figura en el organigrama de Interior pero ejerce un poder mayúsculo, equiparable al del actual director general de la Policía Nacional, Francisco Pardo, vinculado durante toda su carrera al exministro de Defensa y expresidente de Castilla-La Mancha José Bono. Martínez tiene una conexión afectiva con un dirigente del PSOE que ocupa un lugar aún más elevado en la historia reciente del socialismo: el propio Zapatero.


La afinidad entre ambos tiene su origen en un elemento fortuito que se reveló clave en 2004 cuando el entonces secretario general de Ferraz ganó sus primeras elecciones generales. Como muchos otros dirigentes que aterrizaron entonces en la administración central, Martínez es natural de la provincia de León, en concreto, de la comarca de Babia. Además, el policía tenía un amigo en común con Zapatero, el ya fallecido exministro del Interior y de Defensa, José Antonio Alonso, otro ilustre leonés. Eso bastó para que el jefe del Ejecutivo lo incluyera en su círculo más íntimo cuando se mudó a Moncloa. Zapatero lo convirtió en su jefe de Seguridad y el comisario ya no se movió de ese puesto hasta el descalabro del PSOE en las generales de 2011.

Martínez, que había labrado los primeros pasos de su carrera en la lucha contra ETA, aprovechó su nueva responsabilidad para estrechar aún más su relación con Zapatero y extender sus tentáculos a otros miembros del gabinete. En febrero de 2008, el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aprobó un decreto que por primera vez permitía ascender a los policías que hubieran dejado de estar en activo para ocupar un puesto en servicios especiales. Casualmente, en esa categoría entraba la jefatura de Seguridad de Moncloa. Martínez aprovechó la disposición, que en el seno de la Policía fue jocosamente bautizada con el sobrenombre de 'decreto Segundo', para convertirse en comisario principal, el empleo más alto en el zigurat de la institución.

Tras la victoria de Rajoy, Martínez fue desterrado al Consejo Asesor de la Policía, un órgano consultivo sin atribuciones significativas que en la práctica opera como cementerio de elefantes. Ahí se mantuvo hasta que llegó el momento de su jubilación en junio de 2017. El puesto en el Consejo está remunerado, pero el comisario apenas pasó por sus oficinas, ubicadas en la calle de Rafael Calvo de Madrid, junto a la Dirección General del cuerpo. Martínez también se alejó del PSOE tras la derrota de Rubalcaba, revela con tono de reproche un cargo de la formación que prefiere permanecer en el anonimato. Ahora que los socialistas han regresado a Moncloa, el amigo íntimo de Zapatero también ha dado un paso adelante para recordar el tacto de la moqueta.

Su rehabilitación ha sido casi forzosa. El departamento que dirigen Fernando Grande-Marlaska y la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella —que ha asumido el liderazgo ejecutivo del Ministerio—, ha recurrido a su consejo para expulsar de la cúpula de la Policía a cualquier mando sospechoso de mantener algún tipo de relación con el PP y, específicamente, con el director adjunto operativo (DAO) del cuerpo entre 2012 y 2016, el comisario principal Eugenio Pino, acusado de dirigir una supuesta policía patriótica a las órdenes de Rajoy.

De paso, Interior está aprovechando la remodelación para aupar a puestos decisivos de la estructura policial a comisarios de los que espera una lealtad inquebrantable. Martínez también es el encargado de escogerlos. Así ocurrió con el primer gran nombramiento del equipo socialista. Tras la decisión del Ministerio de recuperar la figura del DAO de la Policía —número dos del cuerpo—, eliminada en el verano de 2017 por Juan Ignacio Zoido, Grande-Marlaska necesitó ocho semanas para decidir el nombre de la persona a la que quería iba a encargar esa responsabilidad.

El proceso no fue sencillo. Ninguno de los tres comisarios más cercanos al PSOE estaba en condiciones de ocupar ese puesto de confianza. Miguel Ángel Santano, comisario general de Policía Científica durante ocho años, que incluyeron la polémica investigación sobre los explosivos utilizados en el 11-M, se había jubilado recientemente. Telesforo Rubio, comisario general de Información entre 2004 y 2006, también quedó marcado por la controversia en torno a la masacre. Y el tercero y último, José Antonio Rodríguez González, no tenía el rango necesario para ser DAO (comisario principal) y tenía un perfil más académico que operativo. Al final, Interior terminó colocando a Rodríguez al frente del importante Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad.

Martínez dio su visto bueno para que el nuevo DAO fuera su amigo José Ángel González Jiménez, más conocido en la Policía con el alias de Jota. El antiguo jefe de Seguridad de Moncloa lo conocía desde su época como jefe Superior de la Comunidad Valenciana (1996-2002). Jota era jefe de la Brigada de Extranjería y Fronteras de Alicante al final de esa etapa. Después, pasó a convertirse en jefe de Seguridad Ciudadana de Valladolid, donde también coincidió con Martínez, que en ese periodo era jefe Superior de Castilla y León, puesto en el permaneció únicamente 21 meses.

Martínez también ha intervenido en el nombramiento de la jefa de Seguridad de Pedro Sánchez, la comisaria María Marcos, natural igualmente de Castilla y León (nació en Villafáfila, Zamora) aunque su familia se trasladó muy pronto a Barcelona. En esa provincia desempeñó sus primeras responsabilidades. En 2006 se convirtió en directora del antiguo Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO) y en 2014 fue se hizo cargo de la jefatura de la Comisaría Provincial de León, la demarcación predilecta de Martínez. El pasado septiembre, Marcos fue nombrada nueva jefe de Seguridad de Presidencia. Es la primera mujer que ocupa ese cargo.

Martínez ha admitido en las últimas semanas a su entorno la influencia que está ejerciendo en el Ministerio, pero a preguntas de este diario niega haber participado en los cambios. "Conozco a Jota, claro, pero igual que conozco a Pino, y al DAO anterior, Fernández-Chico. En 44 años que he estado en el cuerpo nos conocemos todos. Estuve en puestos de trabajo más o menos importantes. Por eso conozco a Jota. Pero no le he nombrado yo", sostiene. "Y si fuera cierto lo que dices, que yo he intervenido, ¿por qué no voy a intervenir? Yo soy un comisario principal. Por qué no voy a asesorar yo. ¿Es delictivo o algo? No. Te lo diría, pero no es así", asegura Martínez, que también admite su proximidad a María Marcos. "Estuvo de comisaria en mi pueblo, en León. Cómo no la voy a conocer. Pero no he tenido nada que ver con su nombramiento", insiste Martínez. "Ni siquiera conozco Grande-Marlaska".
Las fuentes preguntadas desmienten esa versión y aseguran que su mano está detrás de los principales movimientos, aunque Martínez prefiera mantenerse en un discreto segundo plano. Solo lo abandona para aplaudir en su cuenta de Twitter los cambios que él mismo ha promovido. El pasado 14 de septiembre felicitó públicamente a la comisaria Marcos por su nuevo puesto. No escatimó en elogios: "Serás la PRIMERA mujer Directora de Seguridad de Presidencia, en España y en el mundo 'conocido'. Para mí y para el resto de compañeros de Policía es un orgullo, satisfacción y la certeza de cumplimiento objetivos [sic]".

El 15 de noviembre, Martínez no quiso perderse la toma de posesión de la nueva Junta de Gobierno del cuerpo, un acto que se celebró en el Complejo Policial de Canillas, cuartel general de la institución, y que estuvo presidido por Grande-Marlaska y Botella. El antiguo jefe de Seguridad de Zapatero subió una foto a su cuenta de Twitter tomada por él mismo desde el patio de butacas. "Grandes profesionales y servidores públicos hoy tomando posesión de sus cargos, como miembros de la Junta de Gobierno de la Policía". Hacía mucho que no se le veía en actos oficiales del cuerpo.

FUENTE: Con información de JOSÉ MARÍA OLMO - ROBERTO RUIZ BALLESTEROS - https://www.elconfidencial.com

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