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jueves, 6 de diciembre de 2018

(España) El Rey apela al espíritu de la Constitución: diálogo para el conflicto y respeto a las leyes

Felipe VI reivindicó el espíritu de la Constitución, “el mayor éxito político de la España contemporánea”, y que supone “el gran pacto nacional de convivencia entre españoles por la concordia y por la reconciliación, por la democracia y por la libertad”. Lo hizo desde la tribuna del Congreso de los Diputados en el acto solemne del 40 aniversario de la Carta Magna y bajo la atenta mirada de su padre, el rey Juan Carlos, y los padres vivos de la Constitución. El Rey, que a lo largo de este año ha insistido en que el aniversario constitucional tendría la celebración y el reconocimiento que merece, no dudo en reiterar “su respeto y compromiso” con la ley de leyes, que además de “institucional”, dijo, “es personal y moral”.

Citó en muchas ocasiones a los ponentes constitucionales y brindó guiños a los tres que pudieron acudir a la Cámara, José Pedro Pérez-Llorca, Miguel Herrero y Miquel Roca. El jefe del Estado se dirigió a sus señorías para recordar que la de 1978 “no es una Constitución más de nuestra historia”, sino que se trata de “la primera que no divide a los españoles, sino que los une, que los convoca para un proyecto común y compartido, para una España diferente y nueva”. Y a ese espíritu, fundamentalmente de unión y reconciliación, se refirió en muchísimas ocasiones. “Valores e ideales” que no se deben olvidar ni desvirtuar, sino que deben ser “reivindicados con toda legitimidad”, igual que el proceso de la transición de la dictadura a la democracia, “del que debemos sentirnos auténticamente orgullosos”.

El “entendimiento” jugó un papel clave en el discurso del Rey, que no destacó por su carga política. Sí puso el acento en la necesidad de “resolver los conflictos y las discrepancias a través del diálogo”, siempre “respetando las leyes de los derechos de los demás” y sin “imposiciones ni exclusiones”. Volvió a repetir la misma idea al referirse al presente: “Transcurridos ahora 40 años, podemos decir que, bajo la vigencia de nuestra Constitución, España ha vivido el cambio político, territorial, internacional, económico y social más profundo y más radical de su historia”, asegurando eso sí, que la democracia está “firme y plenamente consolidada” en el ámbito político.

Don Felipe se refirió también al “espíritu integrador” de la ley fundamental, una vocación que no supone “uniformidad, ni significa olvidar ni suprimir la diversidad territorial, ni negar la pluralidad”, sino reconocer a todas ellas, insistió, “en una realidad nacional común en la que caben distintos modos de pensar, comprender y sentir”. La sombra del conflicto de Cataluña volvió a sobrevolar las palabras del jefe del Estado, cuando aseguró que las nuevas generaciones se educan ya en los valores constitucionales que son, los repitió por segunda vez, “resolver los desencuentros con diálogo” y “respetar las leyes”.

El deber del futuro
Hubo palabras para los dirigentes políticos actuales. El Rey recordó que una nueva generación de españoles “hemos empezado a ocupar responsabilidades en la sociedad y en las instituciones” —en la que se incluyó cuando mencionó que desde 2014 inició una nueva y renovada época para la Corona— y continuó “por eso tenemos la enorme tarea de seguir hacia adelante, de no conformarnos y hacer lo posible por honrar el ingente legado recibido”. Eso sí, también hizo mención a “errores e insuficiencias” producidas a lo largo de estos años, que “no hay que silenciar”, igual que los “problemas políticos, económicos y sociales”. Frente a esta realidad, Felipe VI volvió a mirar a diputados y senadores para pedir “seguir construyendo una España en vanguardia, moderna y renovada”.

Y hacerlo bajo los parámetros constitucionales como son “el mandato permanente de concordia” y la “voluntad de entendimiento” a través de la palabra. Lo que dejó claro don Felipe fue la defensa a la forma del Estado, la monarquía parlamentaria, en pleno cuestionamiento de algunas formaciones (Unidos Podemos lo hizo este mismo jueves en el Congreso). “La corona está ya indisolublemente unida, en la vida de España, a la democracia y a la libertad”, zanjó, para asegurar en primera persona, que a la tarea de construir España “dedico mi vida y todos mis esfuerzos”.

Ovaciones al rey Juan Carlos
Los Reyes llegaron al Congreso a las doce en punto y bajaron del coche entre aplausos del millar de personas que esperaba en la Carrera de San Jerónimo. Solo hubo muestras de apoyo al expresidente Mariano Rajoy y al jefe del Estado. Casi a la vez descendía de su vehículo el rey Juan Carlos, uno de los grandes protagonistas del día como demostró la larguísima ovación que le brindaron los asistentes al acto solemne de conmemoración de la Constitución. Hubo minutos de aplausos y saludos cariñosos de prácticamente todos los representantes políticos, a excepción de Unidos Podemos que no aplaudió como símbolo de protesta. Ana Pastor, la presidenta de la Cámara Baja, quiso hacer hincapié en el papel de los reyes eméritos durante las últimas décadas y volvieron los aplausos espontáneos.


El rey Juan Carlos y la reina Sofía ocuparon un lugar de honor junto a los ponentes vivos de la Constitución y los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, junto a la habitual mesa de taquígrafos y delante del Gobierno en pleno.

FUENTE: Con información de PALOMA ESTEBAN - https://www.elconfidencial.com

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