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domingo, 16 de diciembre de 2018

(España) Por qué la única solución al drama de la natalidad es la inmigración

España es el país europeo con menor tasa de fertilidad: apenas nacen 34,8 hijos por cada 1.000 mujeres en edad fértil. Un dato alarmante que amenaza el sostenimiento de las pensiones y de todo el estado del bienestar de cara a las próximas décadas. El problema es que los bajos niveles de fertilidad generan un círculo vicioso en cualquier país: si nacen pocas personas, en la siguiente generación habrá menos mujeres en edad fértil, lo que provocará un nuevo descenso en la natalidad. Esta es la dinámica en la que ha entrado España y la única solución para salir es la inmigración.

El fomento de la natalidad es una política acertada que dará resultados, pero el problema de España es la caída dramática de la población de mujeres en edad fértil. Desde el año 2002 hasta 2018, el número de mujeres españolas residiendo en España en edad fértil ha caído en más de 1,6 millones (por motivos culturales, utilizamos en todos los casos la franja de edad de 20 hasta 45 años). Esto significa que en apenas 16 años España ha perdido al 22% de sus madres potenciales.

Con estas cifras sobre la mesa, es comprensible el desplome de la natalidad. Es ahora cuando la generación nacida en la década de los ochenta y noventa está en edad de procrear. Sin embargo, como en esos años los nacimientos se hundieron (tras el ‘baby boom’ de los cincuenta, sesenta y setenta) la generación que está en edad de ser padres, está diezmada.

El problema tiene, además, un agravante, y es el envejecimiento de la población. Las generaciones del ‘baby boom’ conforman el grueso de la población y van envejeciendo. Esto significa que ese grupo social va escalando posiciones en la pirámide poblacional, lo que provoca que los estratos más numerosos vayan a ser los más mayores en el futuro. El resultado es evidente: el porcentaje de mujeres en edad fértil cada vez es más reducido. En el año 2002 casi el 38% de las mujeres tenía entre 20 y 45 años, hoy son apenas el 28%.

La única fórmula para recuperar generaciones que ya han nacido es la inmigración. La visión casi puede reducirse a un punto de vista mercantilista: España necesita ‘importar’ mujeres en edad fértil que puedan ayudar a recuperar los niveles de natalidad. De hecho, hubo un periodo en el que lo hizo intensamente, entre los años 2000 y 2008, coincidiendo con la gran expansión de la economía española. Durante esos años, las cifras de nacimientos repuntaron, lo que muestra cuál es el camino a seguir.

De hecho, la caída de mujeres españolas en edad fértil se ha compensado con la inmigración. El número de mujeres con nacionalidad extranjera residentes en España ha aumentado desde el año 2002 en 903.000 personas. Y eso que todavía no se han recuperado los niveles previos a la crisis, porque con el estallido de la burbuja, muchos inmigrantes abandonaron España.

Lo más importante de la inmigración es el perfil de aquellos que llegan: la mayoría son personas jóvenes que buscan una vida mejor. Esto permite elevar justo el tramo de población que necesita el país. Actualmente, más del 50% de las mujeres extranjeras que viven en España están en edad fértil, esto es, casi el doble que el 28% de las españolas. Todas ellas tendrán sus hijos en España, lo que también ayudará a reducir la brecha social de la inmigración en la segunda generación de inmigrantes.

El problema de la fecundidad
Como es bien conocido, en España no es solo que haya pocas mujeres en edad de procrear, sino que, además, retrasan mucho la maternidad. Las madres españolas son las que más tardan en tener su primer hijo de toda la Unión Europea: hasta los 31 años de media, dos años más que el conjunto de la UE.

El resultado de tener el primer hijo tan tarde es que el número medio de hijos es también inferior. Es cierto que la precariedad del empleo y la mala conciliación son un lastre para la natalidad en España, igual que lo es la ausencia total de políticas de apoyo a la familia. Pero también es cierto que una buena parte es por motivos culturales, ya que España lleva décadas de caída de los niveles de natalidad. Solo así se explica que la tasa de fertilidad de las mujeres extranjeras residentes en España sean mucho más alta que en las nacionales.

La tasa de fecundidad de las mujeres españolas cayó en 2017 por debajo de 35 hijos por cada 1.000 mujeres en edad fértil, el peor dato de toda la serie histórica. Por el contrario, el de las extranjeras residentes en España se sitúa por encima de 53 hijos por cada 1.000 mujeres, un 53% más. No solo eso, mientras que los niveles de fecundidad de las nacionales no toca suelo, el de las extranjeras ha repuntado en los últimos años. Esto es, la recuperación de la economía no ha servido para mejorar los niveles de natalidad nacionales, pero sí los foráneos.

La diferencia en la tasa de fecundidad es más abultada entre los más jóvenes. Por ejemplo, en el rango de edad de 25 a 29 años el número de hijos por cada 1.000 mujeres es de 47 entre las españolas y 90 entre las extranjeras, el doble. No es hasta el rango de edad superior a 30 años cuando las mujeres españolas cierran la brecha.

Los dos factores unidos: un bajo porcentaje de mujeres jóvenes y una tasa de fertilidad reducida, condenan a España a sufrir un problema crónico de natalidad. El número de nacimientos por cada 1.000 personas con nacionalidad española fue en 2017 de 7,5 hijos, el más bajo de la serie histórica, mientras que entre la población extranjera residente eran 16,7 hijos, más del doble.

Todos estos datos evidencian que difícilmente se podrán recuperar niveles óptimos de natalidad en España si no hay un intenso proceso de inmigración. Así lo demuestran las proyecciones demográficas que realizó la AIReF hace solo dos meses. La Autoridad Fiscal elaboró tres escenarios distintos de futuro para España en función de los niveles de inmigración y natalidad. Las proyecciones muestran que la única vía para recuperar un grupo significativo de mujeres en edad fértil de aquí a 2050 es con niveles altos de inmigración.

En concreto, bajo este escenario, España volverá a recuperar la cifra de ocho millones de mujeres en edad fértil que ha perdido este año (entre 20 y 45 años) en 2042. Por el contrario, con niveles bajos de inmigración, no se recuperará ni siquiera en 2050. La diferencia entre los dos escenarios es significativa: 1,15 millones de mujeres más en edad fértil en el escenario de alta inmigración. Datos que muestran, de forma clara, que sin el grupo social de las mujeres jóvenes inmigrantes, difícilmente se podrá solucionar el drama de la natalidad.

FUENTE: Con información de JAVIER G. JORRÍN - https://www.elconfidencial.com

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