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miércoles, 9 de enero de 2019

(España) Un asalto a la antigua y venganzas políticas entre los clanes vascos y madrileños

Francisco González dejó la presidencia de BBVA el pasado 31 de diciembre tras 20 años como primer ejecutivo. Un periodo largo de tiempo en que el valor del banco se ha dividido por dos, fruto de las apuestas fallidas del financiero gallego en China, Turquía y Estados Unidos, y tras haber desinvertido en las joyas industriales, como Repsol, Iberdrola e Iberia. Un extenso mandato forjado en su amistad con José María Aznar, que lo aupó a la dirección de Argentaria y que le apoyó en los dos envites que sufrió para ser desbancado de la que en su día, cuando se produjo la fusión con BBV, era una entidad que miraba cara a cara al Santander.

El primer pulso fue la publicación en 2001 de las cuentas opacas que las familias fundadoras del banco vasco, los ricos de Neguri, tenían en el paraíso fiscal de Jersey (Reino Unido). Un escándalo mayúsculo que, pese a saldarse sin ninguna condena, le sirvió para destituir a los 16 consejeros procedentes del Bilbao y del Vizcaya, entre ellos a los descendientes de los Ybarra, Uriarta, Leguizamón, Ampuero, Aresti, Entrecanales y Cortina. Aunque el caso se cerró sin condenas, FG, como se le conoce, aplicó una limpieza étnica sin precedentes con la salida, además, de 15 directores generales de origen vasco.

En aquellos tiempos, Aznar tenía mayoría absoluta y ya no necesitaba, como en su primera legislatura, los apoyos del PNV, que perdió de la noche a la mañana su brazo financiero. Paco González salió vencedor y se creyó con la fuerza suficiente para sentarse a la misma mesa que Emilio Botín.

Cuando el PP perdió las elecciones de 2004 tras los atentados del 11 de marzo, FG sufrió su segundo desafío. Fue el intento de varios empresarios madrileños de adopción por tomar el control de BBVA con el respaldo del nuevo PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero. Sacyr, la constructora participada entonces por Luis del Rivero, Juan Abelló y José Carceller, aprovechó las ganas del nuevo Gobierno por relevar a los empresarios nombrados a dedo por Aznar cuando llegó a La Moncloa y colocar a los suyos de izquierdas. Lo consiguió en Repsol, con el relevo de Cortina y el nombramiento de Brufau, y casi lo consigue en el banco con sede en Bilbao. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de AGUSTÍN MARCO - https://www.elconfidencial.com

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