Hoy el titular lo protagoniza Nacho Vidal, aunque sin confirmación oficial por su parte: la sospecha de que pueda estar afectado por el VIH ha detenido los rodajes en Europa.
Ha tenido que caer el foco sobre el mismísimo Nacho Vidal para que se vuelva a poner en la palestra la inseguridad y la irresponsabilidad a la hora de controlar las analíticas en el porno.
En 2014, empecé a colaborar en una revista erótica nacional como redactor fantasma. Contábamos historias de lujo y de glamour y tapábamos lo feo. Entre otras cosas, no mencionábamos las ETS en la industria: si se mencionaba algo en una entrevista, lo cortábamos, o hacíamos que parecieran anécdotas sin importancia.
La primera vez que asistí a un rodaje porno fue en 2015, en Mallorca, me llamaron para escribir un reportaje. El texto no lo firmaría yo, por supuesto, hacía de negro para miembros de la industria. No solo eran columnas: llegué a responder entrevistas en nombre de actrices porno. Había pesos pesados de la industria en ese rodaje. Según llegaban, se hacían una fotografía bautizada como 'id shot': sostenían su documento de identidad para demostrar que eran mayores de edad.
De hecho, se le daba más importancia al 'id shot' que a la analítica de sangre. Distribuir imágenes de menores de edad en ese contexto es delito, pero es más fácil evitar responsabilidades en un caso de contagio. Algunos de los chicos no eran profesionales: habían pagado por acudir al rodaje con la esperanza de meter un pie en la industria. Ninguno de ellos contaba con analítica previa de enfermedades venéreas. ->>Vea más...
FUENTE: Columna de Opinión “Tribuna” - Ismael López Fauste - El Confidencial