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martes, 14 de mayo de 2019

(España) Por qué Rosauro Varo no logra entrar en Moncloa y el banquero de Carmena

Desde hace unas semanas, Rosauro Varo vive más aliviado. Nada habría sido igual en esta Feria de Abril, donde ha compartido vinos y bailes con la expresidenta andaluza Susana Díaz, amiga y compañera de partido de su madre, si antes no hubiera vendido su negocio de licencias VTC al gigante español Cabify. Lo que era una apuesta arriesgada, pero cargada de oportunidad, se convirtió en una aventura de gran riesgo por la regulación cambiante del sector, aunque ha salvado ese 'macht ball' convirtiéndose en inversor (con cerca del 2,5%) de una tecnológica valorada en 1.500 millones.

Los momentos más críticos llegaron el verano pasado, cuando la moción para el cambio de Gobierno dio al traste con el mapa regulatorio de las VTC impulsado por el PP. La llegada del PSOE dio lugar a un nuevo marco, justo a la vuelta de vacaciones, que puso en revisión el modelo vigente. La regulación quedaba en manos de comunidades y ayuntamientos. Horas y facturas de 'lobby' tiradas a la basura. Y por si fuera poco, con los socialistas en el poder, todo sería susceptible de complicarse más por estar su madre, Amalia Rodríguez, como diputada (cuota susanista) en el Congreso.

Como operador relevante del sector, el sevillano ha ejercido protagonismo dentro de la patronal de VTC. Sin embargo, el fondo de armario de su agenda no le permitió llegar hasta el ministro José Luis Ábalos, titular de Fomento, antes de que trasladara el poder de la regulación al ámbito autonómico y municipal, como reconocen diferentes partes implicadas en esas negociaciones. Además de encarnar al sector menos popular a ojos de una formación como Podemos, clave para la moción de censura, sus credenciales socialistas están asociadas a la facción derrotada por Pedro Sánchez.

Varo entró en el sector de la mano de la propia Cabify, a la que adquirió la mayoría de su empresa de licencias VTC. Parecían los mimbres idóneos para repetir otro éxito como el de PepePhone, pero la volatilidad regulatoria ha truncado ese camino, sin que las puertas de Fomento o las de Moncloa se hayan abierto para escuchar sus razones. En esta ocasión, la agenda de Iván Redondo ha estado igual de bloqueada que la de Ábalos para atender al joven empresario. Ahora, diluido como inversor de la tecnológica, serán otros los que tengan que partirse la cara por el negocio. ->>Vea más...

FUENTE: Con información de CARLOS HERNANZ - El Confidencial

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