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lunes, 27 de mayo de 2019

(Panamá) Analista político Demetrio Olaciregui habla sobre salida para Venezuela inspirada en el Grupo Contadora

La salida al conflicto que se vive en el hermano país de Venezuela debe de iniciar propiciando un mínimo de confianza entre las partes para llegar a una negociación. La intransigencia entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición liderada por Juan Guiadó recuerda el ambiente que se vivió en Centroamérica en la década del 80, cuando predominó el conflicto político y militar. Sin embargo, la paz a esta región llegó gracias al esfuerzo de varios países que se sentaron frente a frente, a pesar de sus diferencias, en la isla de Contadora, proceso del que emanó el Acta de Contadora para la Paz y la Cooperación en Centroamérica. ¿Podrá Panamá liderar un diálogo similar para Venezuela? El analista político Demetrio Olaciregui analiza el tema.

¿Cómo se entiende la figura de un gobierno componedor, como ha manifestado el presidente electo Laurentino Cortizo?

Cortizo ha dicho que este gobierno va a estar alineado en aspectos muy específicos. Anticipo que eso se proyectará no solo internamente, sino en la política internacional, actuando como un componedor amigable para explorar posibles consensos con los países que tienen genuino interés en resolver la crisis de Venezuela poniendo en práctica la diplomacia colectiva de la que Panamá hizo gala en el pasado. Como artífice y originador del proceso negociador del Grupo Contadora, Panamá dio un ejemplo de diplomacia colectiva a la región y al mundo al acumular apoyo para alcanzar objetivos con el favorable eco internacional.

Al haber bloques muy bien definidos en sus posiciones sobre Venezuela, y siendo Panamá parte del Grupo de Lima, ¿cómo ser mediadores?

Yo creo que fue un buen guiño el del presidente Nicolás Maduro al enviar un mensaje de felicitación a Cortizo por su triunfo electoral y decir que se abre una nueva etapa en la relación bilateral. En mi interpretación, como analista político internacional, Cortizo debe mantener una equidistancia entre la oposición y el gobierno, de modo que gane legitimidad como interlocutor. Ahora mismo el Grupo de Lima está descalificado porque nació con el pecado de haber sido originado siguiendo la línea de Estados Unidos. El Grupo de Contacto de Europa no ha tenido éxito en su esfuerzo. Noruega aparece como un nuevo interlocutor y tanto el oficialismo como la oposición han confirmado que ha habido contactos. A pesar de las márgenes de negociación parecen estrecharse por la intransigencia, ambas partes están dando señales de que el diálogo no está descartado. Esto lo que te dice es que el desafío es cómo lograr el mínimo de confianza mutua, encontrar un espacio común, y allí es donde Panamá tiene un papel.

Tomando en cuenta los intereses externos que priman sobre Venezuela, ¿cómo lograría Panamá adoptar un papel conciliador?

Con la diplomacia colectiva. Entre un grupo de naciones con las cuales pueda concertar Panamá, puede mostrar su músculo diplomático aunque se trate de países de pequeño tamaño.

¿Cuál cree usted que sería la salida de Maduro?

Vuelvo al Grupo Contadora, ejemplo de diplomacia colectiva, de concertación, diálogo que sentó las bases para una nueva gestión de las crisis. En ese sentido el espíritu de Contadora no nació en enero de 1983 en la isla Contadora. Es una herencia del espíritu de negociación y de autonomía diplomática que puso en práctica el general Omar Torrijos. El ejemplo de Panamá en la negociación con Estados Unidos demostró que era posible acumular fuerzas y posiciones diplomáticas y hacerse eco en la comunidad internacional. Posteriormente, en reuniones en Contadora con gobiernos latinoamericanos, que compartían sus preocupaciones, Torrijos logró elaborar el mejor plan de paz que se había conocido hasta el momento, que consistía en 10 puntos, pero luego se desarmó por su muerte. Insisto, si se rescata el espíritu de Contadora sería una gran cosa. Analicemos algo, en Venezuela hay un empate técnico entre oposición y oficialismo. Ese empate fue el mismo que se produjo en El Salvador entre el gobierno y la guerrilla, nadie podía vencer al otro. Eso mismo sucedió con los sandinistas y la contra, que llevó a las partes a sentarse en las negociaciones de Sapoá en 1987. También llevó al gobierno de Guatemala a sentarse con la guerrilla. Evidentemente, Maduro no puede someter a la oposición y estos no han logrado sus objetivos. Por lo tanto, cuando se presenta una situación como ésta, es el momento para un diálogo.

Esta opción debe contar con un objetivo que difiere según cada parte…

Contadora se impuso en la solución de la crisis porque no tenía precondiciones. Primero se sentaron las partes. Por primera vez, en abril de 1983, los cinco cancilleres centroamericanos que no se podían ver se sentaron en la misma mesa. Había una agresión militar desde Honduras y Costa Rica contra Nicaragua, y El Salvador y Guatemala se desangraban internamente. El primer punto fue generar un mínimo de confianza, encontrar un espacio común, y luego sentar a las partes. Después vino la definición de los temas controversiales, un marco conceptual sobre el cual negociar.

Dudo que las partes acudan incondicionalmente...

Guaidó exige que se vaya Maduro, a quien tilda de usurpador; y éste dice que Guaidó es un golpista. Entonces, hay que abonar el terreno hacia un mínimo de confianza mutua. ¿Cómo crear una Contadora para Venezuela? El escenario demostró que cuando hay carencia de voluntad política y las partes son intransigentes, es que se puede llegar a contener las conductas violentas y tratar de mantenerlas dentro de límites razonables.

¿Quiénes formarían esa mesa ahora?

No te puedo decir eso. Estoy haciendo un ejercicio de análisis basado en lo que ha dicho el presidente electo, de actuar como un componedor amigable, basado en el espíritu de Contadora, y redoblar esfuerzos para trasladar el enfrentamiento político al terreno diplomático.

¿Cuánto tiempo puede tomar el diálogo?

Para algunos el diálogo es sinónimo de alargar la crisis. Pero es preferible una negociación que la confrontación total. Es ahí donde debería imponerse en este momento el interés de los países que opten por una salida pacífica.

Noruega se asoma en este escenario. ¿Qué rol cree que jugará en el caso de Venezuela?

No hay que descartar las iniciativas extrarregionales. Tenemos que ver quiénes están por una opción realmente pacífica y diplomática para Venezuela. En las experiencias anteriores, Estados Unidos ha usado a terceros países como una especie de ‘martillo'. En el caso de Venezuela, tenemos a Colombia como el carril militar. Pero por el otro lado está Brasil, que aunque el presidente Jair Bolsonaro ha tenido un discurso belicista hacia Venezuela, los militares brasileños han aminorado esa posición confrontativa. Así que, insisto, Cortizo podría concertar con algunos países de la región con vocación pacifista; México y Uruguay, por ejemplo, han mantenido una postura equidistante.

Tendrá que sumar a los países que tienen intereses en Venezuela...

La potencia extrarregional que tiene más injerencia en Venezuela es Rusia. China tiene intereses económicos por la enorme deuda de $90,000 millones, pero no tiene presencia militar. Si Estados Unidos coordina acciones con Rusia en Siria, ¿por qué no puede hacer lo mismo en Venezuela? Washington está hablando con Moscú sobre Venezuela y Canadá está en conversaciones con Cuba, quien es el aliado estratégico de Rusia en Venezuela. Actualmente hay un empate técnico, un equilibrio, ningún lado puede doblarle el brazo al otro, es el momento de conceder para evitar la catástrofe total. Actualmente nadie quiere ser flexible para alcanzar un acuerdo, pero es el momento para evaluar cuán elevado es el precio del enfrentamiento ante el costo de una solución negociada.

¿Cómo imagina usted ese acuerdo?

No nos podemos anticipar. Sin duda no se puede poner como precondición la salida de Maduro. Él y las fuerzas armadas son parte de la solución. Tiene que haber una transición. El modelo y la experiencia de la salida del general Noriega tuvo un proceso de negociación antes de la invasión. No cuajó, pero el compromiso de Estados Unidos era encontrarle un exilio en un tercer país mientras se daba la transición en Panamá.

Me parece algo utópico en estos momentos…

Por algo hay que comenzar. Hay que agotar todas las opciones y tratar de que la lógica del enfrentamiento pierda hegemonía y se dé paso a la lógica diplomática que provoque la desescalada del conflicto.

¿Qué tendría que hacer el recién nombrado canciller Alejandro Ferrer?

Hay que partir de que ‘Andy' Ferrer tiene experiencia como negociador, capacidad de tocar puertas en América Latina, Estados Unidos y en Europa. Dicho eso, debería conformar un equipo experimentado, muy pragmático, no ideológico, para impulsar una acción concertada. Panamá, a pesar de su tamaño, ha demostrado un músculo diplomático grande. No tengo una bola de cristal para decir cómo se sale de la crisis de Venezuela, pero mi visión es recuperar el espíritu de Contadora y sumar a las fuerzas regionales y extracontinentales que pueden formar parte de esto. Panamá puede jugar su rol como componedor amigable, que acerque y que cree el mínimo de confianza para encontrar puntos en común.

¿Cómo quedarían los ‘pecados' de Maduro?

¿Tal vez una amnistía?

¿Para toda la cúpula?

En su reciente visita a Panamá, Mauricio Claver-Clarone, director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad, definió a las fuerzas armadas venezolanas como pieza clave en un proceso de transición. Después Elliott Abrams, enviado especial de Trump para Venezuela, dijo que Washington no está eligiendo un bando ganador puesto que para que funcione una transición democrática todos los venezolanos deben ser parte, incluidos los leales a Maduro. Todo evidencia un agotamiento de las partes. No hay forma de que se mantenga el actual statu quo en Venezuela.

¿Cuándo será el momento de llamar al diálogo?

Yo creo que la toma de posesión de Cortizo es un momento interesante para un diálogo informal con los presidentes que asistan. Posiblemente, más adelante, podría enviar emisarios a esos gobiernos y seguir explorando alternativas. La conversación telefónica entre Cortizo y el secretario de Estado, Mike Pompeo, tuvo que haber arrojado algo porque ambos hablaron del tema de Venezuela. En la reunión con Claver-Carone, Cortizo también conversó sobre Venezuela. Washington ha reiterado que Panamá es un socio estratégico por su importancia geopolítica y que tienen con Cortizo una gran oportunidad para abrir una nueva página y reforzar la relación bilateral. Hay, entonces, un buen ambiente para explorar un diálogo en Venezuela.

PAÍS NEUTRAL
El rol de Panamá debe volver a lo que era antes

Nombre completo: Demetrio Olaciregui Q.

Nacimiento: David, Panamá, 1954

Ocupación: Periodista, diplomático, analista de temas políticos internacionales

Resumen de su carrera: Acompañó desde el primer momento y por cuatro años el proceso negociador del Grupo Contadora. Por cuatro décadas ha ejercido el periodismo, incluyendo 25 años como corresponsal de cadenas de televisión como ‘CNN', ‘Univisión', ‘Telemundo' y ‘Televisa', de ‘United Press International' y de periódicos latinoamericanos. Ha informado desde más de 50 países y desde las principales zonas de conflicto en América Latina y África. Director y editor de diarios y revistas y ha ocupado cargos diplomáticos. Es consultor de Comunicación Estratégica.

FUENTE: Con información de Adelita Coriat - La Estrella de Panamá

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