Así lo informó el diario El País de España, en su edición digital, que señala que se trata de los conciertos de Enrique y Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Raphael, Jarabe de Palo y La Oreja de Van Gogh.
Según El País, la DGI pidió asistencia a la Agencia Tributaria española, invocando el artículo 26 de un convenio bilateral suscrito para evitar la doble imposición en materia de impuesto sobre la renta y sobre el patrimonio.
La DGI –siempre según El País– considera que hubo “dinero negro” en los conciertos.
Como ejemplo cita los honorarios declarados por la banda Jarabe de Palo el 10 de octubre de 2013 en el bar Latitud: $3 mil dólares por la actuación.
“Cuestan más los billetes de avión”, dijo una fuente cercana a la investigación, según la publicación española, que alega haber tenido acceso a los contratos de los artistas.
Por tanto, la DGI tiene “sospechas y motivos para pensar que el dinero que refleja el contrato no es el real y que parte de los ingresos… del artista pudo haber sido pagado por otras vías”, cita El País.
Se investiga tanto a los cantantes como a las empresas que les contrataron para actuar en Panamá.
En el caso de Enrique Iglesias, su contrato habla de 90 mil dólares, aunque se cree que su “caché” puede sobrepasar el medio millón de euros (poco más de 567 mil dólares, al cambio actual). Su padre, Julio, habría cobrado 22 mil dólares y Raphael, 15 mil.
En cuanto a Alejandro Sanz, figura que cobró 30 mil dólares y La Oreja de Van Gogh (que también cantó en Latitud), 2 mil 500.
Un representante del grupo Jarabe de Palo le dijo al diario español que en realidad el grupo cobró 17 mil dólares, que sí fueron declarados al fisco español.
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