Los ministros de finanzas de las siete economías más poderosas del mundo finalizaron este fin de semana su encuentro previo a la reunión de líderes del G-7, analizando el impacto de los ‘papeles de Panamá' y el panorama que reveló este escándalo mundial de corrupción.Al final de la jornada, los jefes de finanzas y las autoridades de los bancos centrales del G-7 trazaron líneas de trabajo para combatir y frenar ‘el fraude y los canales de financiación del terrorismo'.
‘(Estos financiamientos) ofrecen a los terroristas los medios de cometer sus ataques, alimentar sus redes y difundir su ideología a través de la propaganda', indica el documento final.
El plan propuesto tiene como objetivo reforzar los estándares que ya se aplican en las políticas fiscales internacionales e ‘implementar de manera efectiva' las recomendaciones del Grupo de acción financiera contra el blanqueo de capitales (GAFI). Esperan lograr compromisos ‘para finales de 2016'.
El comisario europeo de Finanzas, Pierre Moscovici, expuso, recalcitrante tras el encuentro, que ‘los papeles de Panamá han mostrado cómo individuos y entidades pueden aún ocultarse detrás de estructuras opacas y utilizar cuentas offshore para esquivar la vigilancia del fisco y además utilizarlas con otros fines delictivos'.
Moscovici defendió la necesidad de luchar contra la falta de transparencia que aún rodea a los flujos financieros transfronterizos.
Asimismo, el ministro de Finanzas de Francia, Michel Sapin, se refirió a la importancia de intercambiar información entre los organismos de inteligencia en el ámbito financiero.
Los siete estuvieron este sábado de acuerdo en implementar la aplicación de sanciones financieras, como la congelación de cuentas bancarias, y reforzar al GAFI.
También en los acuerdos multilaterales como el de Erosión de la base imponible y traslado de beneficios (BEPS), auspiciado por el G20 y la OCDE, y en tratar de promoverlo para que el mayor número posible de Estados se adhiera pronto.
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DEBATE
Tensión sobre las divisas en la cumbre
Asunto inevitable fue la ralentización de la economía mundial, que tuvo preocupados a los ministros y banqueros centrales.
El G7 defendió emplear ‘todas las herramientas' monetarias, presupuestarias y estructurales a su disposición, y evitar incurrir en una devaluación en cascada de divisas.
Sobre este punto,Jacob Lew, secretario del Tesoro de Estados Unidos, presionó a Japón, que amenazó recientemente con devaluar el yen para estimular la competitividad de sus exportaciones.
El ministro japonés, Taro Aso, habló de nuevo sobre los movimientos ‘abruptos, sesgados y especulativos' de estos últimos tiempos. Pero según Washington, la reciente subida del yen es un golpe para los exportadores nipones, pero no justifica ninguna intervención en el mercado de divisas.
FUENTE: Félix Ruiz Rodríguez - http://laestrella.com.pa
