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jueves, 28 de abril de 2016

(Cuba) 'Rápido y furioso': una coproducción de Hollywood, el ICAIC y la Seguridad del Estado

La producción de Rápido y furioso en La Habana marcha viento en popa. Los habaneros están en su mayoría curiosos y esperan ver a los actores en las calles o poder presenciar la grabación de alguna escena. También achacan a "la película" cualquier cambio que les llame la atención en la ciudad, lo mismo la persistente recogida de mendigos que la colocación de un nuevo semáforo en Prado, frente al Capitolio.

Los productores de Hollywood han contratado personal cubano para trabajar en el rodaje. Hicieron un casting para los extras en La Habana Vieja y convocaron a particulares: choferes de camión, dueños de Ladas y almendrones, asistentes de producción.

Hemos suprimido los nombres de las personas que proporcionaron información para esta nota, pues alguien que se identificó como "productor" aseguró que los contratos de confidencialidad que todos firmaron incluyen no dar ni siquiera impresiones personales. Hablar con un periodista de DIARIO DE CUBA les podría costar no ser aprobados por las autoridades de la Isla para una futura contratación similar.

Los cubanos que trabajan en la grabación están entusiasmados por la oportunidad. "Es un trabajo muy interesante", declaró un chofer que está contratado por todos los días que dure el rodaje. "Si fuera por mí, trabajaría todo el tiempo en esto. Espero que la próxima vez que haya algo así nos vuelvan a contratar, porque ya tenemos experiencia".

Los choferes de la empresa Transtur han salido beneficiados, pues consiguen ingresos superiores a los habituales. "Nos pagan un contrato aparte de nuestros salarios. Después de las 12 horas, nos pagan horas extra", dicen, sin dar más detalles. "Se supone que no podemos hablar de esto".

Los particulares cobran por el mismo sistema y algunos declaran que no les importa hacer todas las horas extra que sean necesarias. "El otro día salimos con más de 100 CUC por todo el trabajo", asegura uno de ellos. "Y eso fue en un solo día".

Todos los entrevistados coinciden en que el pago les satisface. "Hemos hablado con los trabajadores americanos y sabemos que a los extras en Hollywood les pagan mucho más, pero a nosotros aquí nunca nos habían pagado tanto", dice otro miembro cubano del staff. "Sin contar con la experiencia de trabajar con ellos, que son experimentados, y en una película tan popular".

Según el personal cubano, todos firmaron un contrato "directamente con los americanos". Aunque uno de ellos aclara: "Después tuvimos que firmar otro con el ICAIC, para que nos pudieran pagar". De manera que los pagos no son directos, pasan a través del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, y nadie se atreve a asegurar que el dinero que recibe sea el que planificaron inicialmente los productores hollywoodenses.

Pérdidas para los restaurantes

No todo el mundo ha recibido beneficios de la irrupción de Hollywood en Cuba. Los trabajadores del restaurante El Levant, situado en la esquina de Águila y Dragones, llevan tres días perdiendo dinero por el cierre de su negocio. Es que el parque El Curita, frente a ellos, es uno de los set donde más se ha grabado hasta ahora.

"El primer día nos dieron 80 CUC, pero nada más", declararon. Dada la ubicación y la popularidad de este restaurante, 80 CUC es una cifra que se gana allí en pocas horas, no en tres días, y no alcanza para reparar las pérdidas de todo el personal.

"Yo creo que los americanos tenían otro plan, porque están acostumbrados a indemnizar a la gente que afectan cada vez que filman una película", especula uno de los dependientes. "Pero como todo pasa por las manos de los cubanos que están trabajando con ellos, vaya usted a saber dónde se queda el dinero".

Los otros no se atreven a aseverar que su compañero tenga razón. "Lo único que sabemos es que estamos perdiendo dinero", sentencian.

Las pequeñas cafeterías de la calle Amistad, en la cuadra siguiente al parque, también fueron cerradas. "A algunos de nosotros nos dieron 10 CUC, pero a otros nada de nada", dice una de las dueñas. Mientras sirve unos jugos a los clientes que se acercan, se alegra de haber podido abrir otra vez. "Si nos iban a dar más, fueron los cubanos los que no los dejaron, porque todo se hizo a través de cubanos. Lo mismo mandarnos a cerrar que autorizarnos a abrir de nuevo, fue el Poder Popular quien lo hizo".

También están cerrados los comercios estatales de la calle Reina, otra de las locaciones empleadas. La económica de una de las cafeterías en moneda nacional que no abre hace tres días, interpela desesperada a cualquiera que lleve un solapín con la palabra Crew. "Lo que quiero es saber cuándo van a terminar esto", exige. "A nosotros nadie nos avisó ni nos han explicado nada y la mercancía se nos está pudriendo. Es una falta de respeto".

Los ruteros, guaguas y taxis han sido desviados y nadie sabe dónde están por estos días las paradas. Un señor que busca la primera parada del P-7 comenta: "A mí me parece muy bien que vengan a filmar aquí. Nadie está en contra de que La Habana vuelva a ser parte del mundo. Pero las cosas tienen que organizarse y avisar a la población, porque mira que he dado vueltas y no acabo de encontrar la dichosa parada".

Dalia, productora de la televisión cubana, después de curiosear por los alrededores de la grabación opina que "esto es bueno, buenísimo".

"La gente de Hollywood se interesa por nosotros y viene y dicen que les ha gustado mucho y van a volver. Lo mejor de todo es que generan trabajo e ingresos para los cubanos, porque han contratado cantidad de gente", dice.

Sin embargo, no se le escapa que "los americanos no pueden contratar directamente a los cubanos, no los dejan".

"Entonces es que se pone mala la cosa. Ni los trabajadores reciben el salario que podrían ni los afectados la indemnización que merecen. Y ninguno de ellos tiene voz, la institución cubana que está por el medio es la única que puede hablar", critica.

Para colmo, son perfectamente detectables dentro de la producción algunos personajes que lo mismo pueden ser policías comunes que agentes de la Seguridad del Estado. Aunque si se les pregunta se identifican como "productores del ICAIC" y llevan el solapín que dice Crew, hablan entre ellos siguiendo las indicaciones del "capitán" y reconocen sin tapujos que no tienen idea del plan de producción de la película.

"¿Qué productor es ese que no se sabe el plan?", se burla Dalia. "Yo no trabajo en Hollywood, sino en la televisión cubana y cuando nosotros salimos a grabar hasta la pantrista tiene acceso al plan. No, mijita, productora soy yo".

FUENTE: Adriana Zamora - http://www.diariodecuba.com

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