
El acceso a la localidad no está permitido. Desde la carretera, resulta imposible distinguir lo que era la plaza del pueblo, donde incluso la iglesia ha quedado completamente destruida. Los testigos vagan desorientados, en muchos casos en estado de 'shock'. “¡Tyson! ¡Tyson!”, grita una joven, aparentemente buscando a su perro chihuahua. Está segura de que ha muerto, nos dice, pero sigue llamándole igualmente.
Un desplome inmediato
Pescara del Tronto, prácticamente borrada del mapa, es probablemente la población en la que se han producido más víctimas. Sus habitantes no tuvieron ninguna oportunidad: cuando se produjo el seísmo, de madrugada, las construcciones se desplomaron sobre sí mismas como si fuesen de juguete, convertidas en trampas mortales. Aquí trabajan a contrarreloj miembros de la sección operativa del Comando de Vigilancia del Fuego de Teramo, que han venido a apoyar a sus colegas de Ascoli.
Desde el helicóptero de bomberos llegan imágenes terribles que muestran el alcance de la devastación. El centro de la localidad ha quedado a ras de suelo. A primera vista, el grado de destrucción es mucho mayor que el otro gran terremoto en la mente de todos los italianos, el de L'Aquila en 2009.
"La situación es muy seria", asegura el responsable de la Protección Civil italiana, Fabrizio Curcio, quien de momento no quiere dar una cifra exacta del número de víctimas. Muchos de ellos podrían ser niños, que disfrutaban de los últimos días de sus vacaciones veraniegas y componen el grueso de los desaparecidos. Con esta idea en mente, los hombres y mujeres luchan contra los escombros y el tiempo, confiando en salvar el mayor número posible de vidas.
FUENTE: María Leticia Pérez- http://www.elconfidencial.com