Y dice, con certeza, que el capo colombiano no dejó caletas y su riqueza está representada en la ayuda que les dio a las personas necesitadas.
En entrevista con el programa Los Informantes, del Canal Caracol, relató anécdotas del asesinado narcotraficante. Por ejemplo, recordó el día en el que su hermano pasó animales a la hacienda Nápoles, en donde construyó un zoológico; para pasar las cebras, cuenta Alba, el capo le pintó líneas a burros para hacer que les devolvía cebras a las autoridades.
Ahora trabaja en una finca lechera, que heredó de su padre, y en la época de la guerra de su hermano era profesora de ciencias. Según ella, se satanizó el tema de la droga cuando Pablo Escobar entró a la política.
“Pablo no cargaba plata en el bolsillo, sus escoltas llevaban costales de dinero”, asegura. Y dice, con seguridad, que después de la muerte del exministro Lara Bonilla, la vida de la familia del capo no volvió a ser la misma.
Era cuatro años menor que el desaparecido jefe del Cartel de Medellín. Para ella, él sigue siendo su ídolo, y, confiesa, que aceptaba que su hermano estuviera metido en la mafia, por eso tuvo que aceptar las consecuencias sin reparos.
Ella es uno de los 5 hermanos del capo que aún están vivos.
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