Lo que quería él con estas palabras, según declaraciones posteriores al Corriere della Sera, era subrayar que en Italia se están perdiendo "el orgullo y la identidad nacionales". Sus afirmaciones estaban basadas en el torneo anual de fútbol de categorías inferiores de Viareggio. "No puede estar bien ver a 15 extranjeros en un equipo", completó.
Después del revuelo causado en los medios de su país, el técnico ha intentado defenderse de las acusaciones que lo tacharon de xenófobo apelando a su trayectoria: "Siempre he entrenado equipos con grandes jugadores de cualquier color, como el Milan o el Real Madrid". "He sido malinterpretado. ¿Pueden creer que yo sea un racista? Todo lo que dije fue que vi un partido en el que un equipo había alineado a cuatro chicos negros", prosiguió el entrenador que llevó al Milan a la consecución de las Copas de Europa de 1989 y 1990, así como a la selección azurra a la final del Mundial de 1994.
El año pasado, el entonces candidato a la presidencia de la Federación Italiana de Fútbol —ahora en el cargo—, Carlo Tavecchio, dijo que "aquí [en Italia] llega un cualquiera que hasta ayer comía plátanos, y le ponemos de titular en el Lazio", comentarios por los que fue inhabilitado durante seis meses por la UEFA.
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