Esa fémina tuvo los ojos rojos y con picazón durante dos años y se intentaba curar con gotas, pero solo acudió a un hospital cuando la inflamación le impidió abrir los párpados.
Como la víctima no lavó su almohada durante cinco años y no corría el aire en el dormitorio, el lugar se tornó un nido de parásitos y sus pestañas se convirtieron en hogar de cientos de ácaros.
Los médicos le diagnosticaron conjuntivitis y blefaritis —una inflamación aguda de los párpados—, le quitaron los parásitos y establecieron un tratamiento.
FUENTE: Con información de Actualidad RT