
Para ella, que sobrevivía en su país a punta de harina y huevos, 20.000 pesos colombianos eran toda una fortuna. Esta joven madre estaba ahí parada en esa trocha ilegal con sus niñas, su mamá, su papá, su esposo, un hermano con autismo que hace tres meses no se toma su medicamento y algunos amigos. Ninguno de ellos traía un centavo en el bolsillo.
Marielis, en un acto tal vez inocente, le rogó al guerrillero que si le podía pagar con artesanías. La oferta resultaba absurda en medio de un escenario tan hostil. Pero tal vez el llanto de las niñas hizo que el hombre se conmoviera. Los dejó pasar. Les dijo que corrieran y que no se les ocurriera mirar atrás. Dar vuelta ya no era una opción. Era jugarse la vida mirando al frente.
Así comenzó una travesía infame de 195 kilómetros a pie, un recorrido al que se lanzan diariamente cientos de venezolanos de bajos recursos que huyen del hambre que allá ya no da tregua. Se cree que unos 500 comienzan todos los días a esta caminata que entre Cúcuta y Bucaramanga puede durar entre seis y siete días. Muchos tienen su destino final en Bogotá, otros en Perú o Ecuador. Algunos no saben ni para dónde van. El bus nunca es una opción porque los pasajes resultan demasiado costosos. Algunos conductores les cobran más de lo normal por ser ilegales o se abstienen de recogerlos para no tener problemas con la Policía. ->>Continuar leyendo...
FUENTE: Con información de http://especiales.semana.com ->> Ir