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martes, 17 de diciembre de 2019

Los negocios del polémico empresario venezolano Carlos Sultán en Panamá

En 2014 los empresarios Tomás Niembro y Carlos Sultán negociaron en España la compra de dos entidades andaluzas que resultaron de la reestructuración de las cajas y que tienen una actividad comercial residual: Banco Europeo de Finanzas, BEF, y Novanca.
Las dos entidades apenas suman unas 20 oficinas bancarias y unos 80 empleados pero los venezolanos estaban dispuestos a construir sobre esa base un nuevo banco que les permitiera adherir una abultada red de clientes, primero en Andalucía y después en el resto de España. Tomás Niembro fue presidente ejecutivo de Banco Occidental de Descuento (BOD) en Venezuela y su socio Carlos Sultán es un conocido magnate que amasó fortuna con grandes cadenas de almacenes y con el negocio naviero. El presidente del Banco Europeo de Finanzas y vicepresidente de Unicaja, Manuel Atencia, un político malagueño del Partido Popular, reconoció que el proceso de venta estaba abierto, pero quería ser prudente sobre el avance de las negociaciones.“No es que la negociación sea difícil sino que hay que conjugar dos procesos en uno. Los compradores están interesados en otra entidad y deben complementar ambas operaciones”, explicó el presidente del banco, propiedad de Unicaja, Caixabank y Mare Nostrum en 2014. El máximo responsable de la entidad explica que los accionistas del banco querían negociar en persona la venta de las entidades con los magnates venezolanos. Por ello, esperaban la llegada de Niembro y Sultán a España. “En estas negociaciones, es muy importante verse las caras”, explicó el presidente del banco.

BEF tuvo participaciones en algunas empresas andaluzas como Deoleo, el principal productor de aceite de oliva del mundo, pero su presencia en la banca minorista es prácticamente nula. Los empresarios venezolanos querían combinar la estructura jurídica y la ficha bancaria de ambas entidades para levantar su proyecto financiero en España. Meses después no se ha sabido nada más sobre este tema. También hace meses se aseguraba que Sultán, asociado con el poderoso empresario judío panameño Btesh - muy vinculado al cuestionado gobierno de Ricardo Martinelli - viajaba junto a su familia por las capitales del mundo. En las redes sociales están las fotografías de los viajes de Sultán, propietario de Graffiti; el helicóptero, casa de Panamá, avión, embarcaciones, etc. No olvidemos que Carlos Sultán, líder del Grupo Graffiti, abrió, de acuerdo con los tiempos, la cadena de tiendas ¡No puede ser!, una línea más popular de venta de ropas y artículos para el hogar. Pero no resultó. Graffiti entró en mora con la banca. Sultán tuvo que reducir el grupo. Solventada la crisis, en 2006 adquirió Compumall. Antes de instalarse en Panamá Sultán probó suerte con poco éxito en Costa Rica. En 2013 el entonces ministro de Comercio de Venezuela, Alejandro Fleming, denunció a la cadena comercializadora Compumall en la Fiscalía General de la República por presentar irregularidades en la solicitud de divisas a la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi). Luego de una inspección en la sede administrativa de la empresa dedicada a la comercialización de productos tecnológicos, ubicada en Caracas, Fleming explicó que en agosto de 2013 Compumall solicitó a Cadivi la cantidad de 100.430 dólares para la adquisición de 50 computadoras portátiles a una importadora llamada SCS Tecnology Corporation, ubicada en Estados Unidos. "Las computadoras tenían tecnología vieja, el sistema operativo no era actual, establecieron un precio que no correspondía con las características del equipo", dijo al señalar que en la factura consignada ante Cadivi el valor unitario de cada computadora para su importación era de 1.980 dólares. De acuerdo con las características internas de cada computadora, el precio real por unidad debía ser de 450 dólares, por lo que el monto total a solicitar era de 23.930 dólares. Esto se traduce en un 75% más de las divisas necesarias para la importación de las unidades. Además, luego de una revisión en el acta constitutiva de la empresa, se identificó que Carlos Sultán era el presidente de la cadena comercializadora y también el dueño de la importadora. "Es decir que esta importadora se había vendido prácticamente a sí misma, y además con sobreprecio en divisas, que se han adquirido a través de Cadivi. SCS Tecnology Corporation ha accedido a más de 15,5 millones de dólares por esa vía", apuntó Fleming. Durante la inspección también se detectó que Compumall incorporaba el pago de impuestos fiscales en su estructura de costos.

En enero de 2016 Carlos Sultán y su esposa hicieron gala en las páginas sociales de Panamá al presentarse como presidente de Latin Jewelers Corp., respaldado por Panamá Diamond Exchange. Sultán encabezó un coctel, donde le dieron la bienvenida a la firma joyera Roberto Coin e inauguraron la primera sede en Latinoamérica. Sultán y Coin festejaron la firma de un acuerdo de sociedad.


Fuente:  Con información de Agencias

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