Qué bochornoso ver que jugadores golpearan al árbitro central del partido entre el Alianza y Santa Gema, que fue candela porque se peleaban el pase a la siguiente ronda del torneo Apertura de la Liga Panameña de Fútbol (LPF).
Pese a que el árbitro, a mi juicio, tuvo mucho que ver en el desenlace vergonzoso, no era motivo para que los jugadores del Santa Gema se lanzaran contra él mientras que aficionados de ambos clubes invadían la cancha.
Esto pudo tener un final más trágico, pero gracias a Dios, a muchos les volvió el razonamiento y frenaron la violencia.
El técnico del Alianza, Jair Palacios, también fue víctima de los golpes, y su trabajo fue fundamental para calmar las pasiones y evitar un caso mayor.
El árbitro le puso sal y pimienta al partido porque agregó 10 minutos, pero no fue sino hasta 15 minutos más tarde cuando pitó el final tras el gol que le dio el empate 2-2 a los aliancistas y de paso dejó por fuera a Santa Gema del entrenador Mario Anthony "Chalate" Torres.
El encuentro terminó con 54 faltas, 18 cometidas por Alianza y 36 por Santa Gema. Ocho amarillas, dos para Alianza y seis para Santa Gema. Una tarjeta roja por bando.
Estos numeritos demuestran la tensión que había en la cancha donde incluso el primer gol de los verdolagas fue cuestionado porque supuestamente no entró en el marco de Santa Gema.
Deben haber sanciones fuertes contra los infractores porque esto es lo que ahuyenta a los aficionados de los estadios.
El otro caso fue el comportamiento de algunas integrantes de la selección femenina, primero en una entrevista, una jugadora dijo que estaban preparadas para repartir patadas a las argentinas.
Posteriormente durante el juego, Katherine Castillo fue expulsada con roja tras propinar una patada por atrás a una rival sin balón, producto de la frustración porque perdían 4-0.
La portera Yenith Bailey, que parece ser la más centrada, terminó pidiendo disculpas, eso no puede seguir pasando. ¡Por favor!
FUENTE: Artículo de Opinión - Aurelio Martínez - https://www.panamaamerica.com.pa