Las primeras horas transcurrieron con calma. A escasos metros de la Conselleria se concentraron manifestantes con banderas y gritaron las habituales consignas, pero la situación seguía siendo controlable. El miedo de los antidisturbios se centraba en ese momento en los vehículos que habían aparcado en la acera, pues en su interior guardaban fusiles: "Teníamos armas, cargadores, mucho material que era el que utilizábamos en este tipo de servicio". El teniente aseguró que en torno a las 11:00 se podría haber establecido un cerco alrededor de los mismos para moverlos al garaje, pero no obtuvieron respuesta de Laplana. Ni siquiera cuando a las 12:15 le avisaron de que ya habían roto las lunas y tenían a mano "el material sensible" que se escondía en sus maleteros: "Le dije a la intendente Laplana que habían roto los cristales del coche, pero no nos dio ninguna solución".
La tensión en la calle iba en aumento y los insultos a los antidisturbios comenzaron a repetirse una y otra vez: "Fascistas, terroristas, esta noche no salís de aquí...". La peor parte se la llevaron los dos agentes que custodiaban la puerta, por lo que el teniente optó por que sus hombres se fueran turnando en ese puesto. "Mi gente se comportó como profesionales, aguantaron todo lo que tuvieron que aguantar. Cada vez que había un relevo, el griterío era tremendo. Aprovechaban cuando cantaban 'Els Segadors' o 'L’Estaca' para hacer el relevo rápido", explicó. Pero la intendente de los Mossos seguía sin tomar medidas, situación que se mantuvo con la llegara del exvicepresidente catalán, Oriol Junqueras: "Me dijo que tenía que entender que era la voluntad del pueblo y yo le dije que tenía que entender que ese era mi trabajo". ->>Vea más...
FUENTE: Con información de PABLO GABILONDO - BEATRIZ PARERA - El Confidencial