Pero el resultado final fue una derrota del sanchismo que le ha conducido, irremediablemente, a eso que tanto había intentado evitar: un gobierno de coalición con Unidas Podemos y una excesiva dependencia de las fuerzas parlamentarias nacionalistas e independentistas.
Además, fruto de ese pacto de investidura, tampoco tendrá una vida parlamentaria tranquila y sencilla, porque como ha quedado de manifiesto, nos encontramos ante un Parlamento totalmente polarizado en dos grandes bloques impermeables e irreconciliables, y donde el insulto, la descalificación, la falta de respeto, etc., parece que serán habituales.
Un presidente de gobierno, Pedro Sánchez, que, eso sí, ha logrado, tras sus repetidos fracasos, salir airoso de una sesión de investidura. Un presidente que ha pasado de sostener que la Tierra era redonda a que es plana, o del no es no, al no es sí. Un presidente que tendrá asegurada toda la legislatura si logra bandear la cuestión catalana y las dificultades de convivencia, puesto que no existe otra aritmética alternativa a la suya. Un presidente encorsetado por Unidas Podemos y por los caprichos del separatismo en una legislatura que puede ser de todo, menos fructífera para los socialistas. Eso sí, un presidente legítimo, democrático y constitucional. ->>Vea más...
FUENTE: Artículo de Opinión - Gema Sánchez Medero - elespanol.com