El inmunólogo Arturo Casadevall lleva desde finales de enero desgañitándose para recordar a la comunidad científica internacional la opción de la sangre de las personas convalecientes. Es una estrategia tan vieja que ya se utilizó en la pandemia de gripe de 1918, cuando un virus desconocido se propagó por el planeta y mató a unos 50 millones de personas, más del doble que la Primera Guerra Mundial. Los chapuceros ensayos clínicos de la época, con plasma sanguíneo de supervivientes, lograron reducir la letalidad del virus a la mitad.
Casadevall nació en Cuba en 1957 y vivió de niño en Madrid, cerca de la Puerta del Sol, antes de emigrar a Estados Unidos, donde hoy es una autoridad en enfermedades infecciosas en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. El 27 de febrero, escribió una tribuna en el periódico The Wall Street Journal advirtiendo de que la vacuna contra el nuevo coronavirus tardará meses, pero el plasma podría estar listo en semanas. Colegas de todo el país respondieron a su llamamiento. Este martes, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE UU ha autorizado el uso de estas transfusiones experimentales en pacientes graves. ->>Vea más...
FUENTE: Con información de MANUEL ANSEDE - El País