Sin ir más lejos, aquel mismo año sonó al final del evento deportivo más seguido del planeta, la Super Bowl, y pudimos ver al mismísimo Bill Clinton bailándola como si la vida le fuera en ello en su campaña de reelección. Visto ahora en perspectiva, no cabe duda de que la pegadiza pieza y su coreografía ejemplificaban aquellos tiempos felices en los podíamos bailar y sociabilizar sin necesidad de mantener la distancia social. Incluso esto se puede extrapolar al que fuera el presidente de los Estados Unidos, ya que poco después, en 1998, le estallaría en la cara el escándalo de su antigua becaria Monica Lewinsky.
Macarena, eso sí, no fue producto de la imaginación del dúo compuesto por Antonio Romero y Rafael Ruiz. Aquella musa existe, es venezolana y responde realmente al nombre de Diana Patricia Cubillán Herrera. Reconocida actualmente como Diana Patricia “La Macarena”, se trata de una bailarina de gran prestigio curtida sobre los escenarios de su país que, a su vez, desde hace más de dos décadas dirige en la ciudad donde nació en 1971, Caracas, su propia escuela, El Rocío Estudio de Flamenco.
Tal como recogió El Mundo en 2017, la leyenda narra que la bailaora conoció a los de Dos Hermanas en octubre de 1991 cuando ella apenas tenía 20 años. Al recibir una llamada para actuar en una fiesta privada en la urbanización Country Club de la capital venezolana vio en persona a Los del Río. “Cuando salgo a la terraza de la casa me encuentro que en una mesa redonda pequeña estaban Carlos Andrés Pérez y Gustavo Cisneros. Los reconocí rápidamente: el primero era el presidente del país, y el otro el famoso empresario. Los del Río estaban parados. No había ni música ni más invitados. Rafael tocaba la guitarra, Antonio cantaba y yo bailaba: sevillanas, rumbas, fandangos de Huelva, unos chistes… Así transcurrió hora y media”, rememoró nuestra protagonista.
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FUENTE: Con información de SERGIO DEL AMO - El País