Luego fue más allá y lo describió como “bonachón, dicharachero, fanfarrón y parrandero”, adjetivos en los que coincidió en buena parte con la forma en la que la viuda de Hernández, María Mónica Urbina, lo describió en una entrevista, llegando a llamarlo “fantoche”.
“Hay grabaciones era José hablando más de la cuenta”, aseguró Urbina. “Más era lo que hablaba, que lo que hacía”.
En la entrevista, Figueroa se esforzó por desconocer todo el prontuario que le endilgan: “Nunca he sido narcotraficante”, “todo es un montaje”, “son testigos falsos” y hasta “yo no soy un hombre rico”, insistió, pese a que la Fiscalía ya anunció que le hacía extinción de dominio a bienes suyos que aparecían a nombre del ‘Ñeñe’.
En su momento, el ente acusador habló de “72 inmuebles lujosos, 5 estaciones de combustible, 76 vehículos de alta gama, 10 establecimientos de comercio, 11 sociedades relacionadas con el comercio de hidrocarburos, 949 cabezas de ganado y 6.000 hectáreas (de una finca) con vocación ganadera”.
“¿Si el ‘Ñeñe’ hacía parte de mi organización? Yo no tengo ninguna organización. Es un montaje, es una falsedad”, sostuvo. “Me acusan de ser el sicario del ‘Ñeñe’, pero resulta que también en otro proceso de extinción me acusan de ser el patrón del ‘Ñeñe’, de ser un hombre muy rico, millonario. No le encuentro mucho sentido. […] No le encuentro coherencia ser millonario y ser un vulgar sicario“, agregó.
Supuestamente fue por medio de Figueroa que el ‘Ñeñe’ mandó matar a Óscar Rodríguez Pomar, hijo de Carlos Rodríguez, sastre de Barranquilla que ‘Marquitos’ tacha insistentemente como narcotraficante y al que Hernández le debería dinero. Sin embargo, ‘Marquitos’ dice que solo sabe de la relación entre ambos porque le contaron de un cruce de amenazas. ->>Vea más...