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domingo, 29 de mayo de 2022

(Colombia) Dame el power (+Opinión)

Por: Ana Bejarano Ricaurte - Hay un riff de guitarra que es inconfundible en toda América Latina, y tal vez en otras latitudes, y da inicio a un himno histórico de la música protesta: “la policía te está extorsionando, (Dinero), pero ellos viven de lo que tu estás pagando”. Se trata de Gimme tha Power de Molotov.

La pieza fue grabada en 1996, dos años después del asesinato del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, quien se había distanciado de los dirigentes de su propia colectividad, en ese entonces el reinante Partido Revolucionario Institucional (PRI). Para ese momento el PRI llevaba más de seis décadas en el poder y se acumulaba en las calles y entre la juventud un reclamo de transformación de la política mexicana. Eran momentos de convulsión social, sumados a la aparición y auge del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. 

Esa rola, como dicen los cuates, trascendió el momento histórico que la inspiró y se convirtió en poema; la queja profunda de una juventud frustrada con el establecimiento, contra las oligarquías y oligopolios, contra la corrupción rampante y sistemática, contra la desigualdad social y pobreza de las vidas de los olvidados. “Gente que vive en la pobreza y nadie hace nada porque a nadie le interesa”.

Esa gente también vive en Colombia: tanto los pobres como los desinteresados. Estas elecciones, tal vez más que cualquiera otra en la historia reciente del país, han expuesto a una muchachada inconforme. El estallido social que colmó los oídos colombianos en las pasadas expresiones del paro nacional se enfrenta ahora a la urna, lugar que pocas veces les ha cumplido. Es una juventud agotada y sumida en un descontento absoluto. ¿Y por qué no habrían de estarlo?

Con la excepción de un sector sumido en privilegios y acceso desmedido a oportunidades, la mayoría de colombianos nacen con una promesa vacía de vida digna. El acceso a la educación superior profesional o técnica es limitado, los servicios de salud funcionan a las patadas o a los tutelazos. El 19% de los embarazos en Colombia son gestados en panzas de adolescentes y los jóvenes que ni trabajan ni estudian —los NINI— alcanzan un aterrador 33%. El desespero del hambre, del rebusque, de nacer sin futuro. “Porque no nacimos donde no hay que comer, no hay por qué preguntarnos: ¿cómo le vamos a hacer?”.

Y los candidatos presidenciales sí que han sabido capitalizar ese reclamo justo y poderoso. Todos prometen un cambio, es la palabra más manoseada de la campaña. Sin importar el ropaje ideológico que vistan, aseguran personificar la transformación real, el verdadero bálsamo contra los males que nos aquejan. Claro que no es nuevo, es el libreto de todos los políticos en todas las campañas. 

La promesa es enorme y casi incumplible, pero hay cierto sector cansado del cinismo y en esta ocasión ha preferido creer. Una juventud agotada que siente que nadie la escucha y busca con ansias un lugar en este país indolente: “Dame, dame, dame, dame todo el power para que te demos en la madre”. 

El genio de Molotov en esa histórica canción trasciende la maestría del ritmo y la melodía, porque no se ha escrito aún un mejor himno, así de simple y universal, sobre el desamparo de generaciones enteras de latinoamericanos. Es enorme como el reclamo que encarna. ->>Vea más...
 
FUENTE: Artículo de Opinión – Los Danieles

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