Entre los arrestados se encuentran dos de los dueños de los talleres textiles alojados en el edificio y dos funcionarios municipales, quienes habían asegurado que el edificio era seguro sólo un día antes del derrumbe.
El martes, un día antes del desplome, aparecieron unas grietas en el inmueble de ocho pisos; sin embargo, ignorando cualquier riesgo, los propietarios de las fábricas pasaron por alto este problema y obligaron a los trabajadores a presentarse a trabajar. Ahora son acusados por la Policía Industrial.
"Ninguno de nosotros quería entrar al edificio, pero nuestros jefes nos forzaron", dijo el día del accidente Nurul Islam, uno de los trabajadores heridos.
Sohel Rana es el dueño del edificio “Rana Plaza”, él pertenece a la rama juvenil de la Liga Awami- partido gobernante en Bangladesh-, actualmente se encuentra prófugo. Se le acusa de usar sus contactos en la política para obtener el permiso para construir en terreno público.
La cifra de víctimas podría aumentar ya que se piensa que unos 4 mil trabajadores se encontraban en el edificio al momento del accidente, según Amirul Haque Amin, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del sector Textil de Bangladesh.
El sábado las labores de rescate se vieron entorpecidas por las lluvias. Según los expertos, el tiempo límite para recuperar a los sobrevivientes es de 72 horas, sin embargo, las labores de rescate no han sido suspendidas.
El presidente de NGWF señaló que las empresas textiles que desarrollaban su labor en el edificio siniestrado eran Ether Tex Limited, New Wave Bottoms Limited, Phantom Apparels Limited, Phantom Tac Limited y New Wave Style Limited.
La Campaña Ropa Limpia comentó que al ser Bangladesh el país del mundo con costes más baratos de producción en la industria de la ropa,las empresas de todo el mundo, incluso China, trasladan parte de su producción al país.
El desastre ha vuelto a poner de manifiesto las malas condiciones laborales y de seguridad que sufren los trabajadores de talleres textiles en esta nación asiática, las cuales han cobrado 600 vidas en 15 años y 3 mil heridos, en un número de accidentes que incluyen incendios y derrumbes.
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