Un estudio del Centro de Predicción del Clima Espacial, supervisado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, destaca que la explosión estuvo acompañada de una brillante eyección de masa coronal, una nube de partículas y radiación, que podría causar problemas en los satélites y redes eléctricas. Sin embargo, descartan daños en el planeta Tierra.
Esta llamarada fue clasificada como clase X1.7. Las mismas pueden ser de clase A, B, C, M y X, de menor a mayor intensidad, seguidas de un número que va del uno al nueve, refiere Prensa Latina.
Los especialistas consideran que el sol se encuentra cerca de su pico de gran intensidad, pero a pesar de las numerosas investigaciones no es posible prevenir cada una de estas erupciones, puesto que la mayoría ocurre sin avisos.
El Observatorio del Clima Espacial de España informó que durante el año 2012 se produjeron otras siete llamaradas solares de magnitud X, todas similares a esta llamarada aunque menos potentes.
Una tormenta solar más fuerte que esta, desestabilizaría de forma catastrófica, una buena parte de la tecnología global. El mundo moderno depende en exceso de la red satelital, de telecomunicaciones y aparatos electrónicos de todo tipo, tecnologías muy vulnerables a este tipo de variaciones espaciales.
La nota señala que hasta el momento, la llamarada más severa, registrada en la historia mundial ocurrió en 1859, y se conoce como la fulguración de Carrington o evento Carrington. La misma causó fallas electromagnéticas a lo largo de todo el mundo, y aparecieron auroras en latitudes tan extrañas como el ecuador.
FUENTE: AVN |