Más de la mitad de los acusados recibieron fondos asegurando que padecían trastorno postraumático causado por el estrés vinculado con la tragedia del 11 de septiembre de 2001.
La presunta estafa se extendió por más de dos décadas. Los acusados recibieron entrenamiento especial para saber cómo comportarse ante los médicos con el fin de obtener la incapacidad.
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