García Márquez trasfiguró Aracataca, lugar que lo vio nacer, en Macondo, el pueblo en el que se desarrolla la novela Cien años de soledad. Sus habitantes se reunieron a las tres de la tarde, hora local, para escoltar un féretro simbólico en un funeral que cuenta con 10 paradas en cada uno de los sitios ligados a su novela magistral y a su vida, refiere Prensa Latina.
Entre las estaciones se encuentran la calle Monseñor Espejo; la calle de Los Turcos, la primera que recorrió a su regreso en 1983 con el Nobel en las manos; la escuela Montessori donde aprendió a leer con la maestra Rosa Helena Fergusso; y la Casa del Telegrafista, donde vivió y trabajó varios años su padre, Eligio García.
Al terminar el féretro fue llevado hasta la iglesia del municipio, donde se ofició una misa en su memoria, para luego regresar a la Casa-Museo, la casa donde creció el escritor colombiano.
En el homenaje no faltó la música que tanto le gustaba a Gabo, como lo llamaban cariñosamente: boleros, plenas, rumba y vallenato, añade Prensa Latina.
FUENTE: AVN |