Está claro que "hay signos esperanzadores", incide en esa idea el doctor Ganesh Bavikatte, consultado por The Telegraph. "Él está físicamente en forma, es relativamente joven y asumo que no ha tenido muchos antecedentes médicos". Es quizá a lo que queremos agarrarnos, a los diagnósticos más optimistas, pero es evidente que en este tipo de asuntos, tan delicados, hay que ser tremendamente realistas. Lo es el neurocirujano alemán Andreas Pingel, revelador en Focus: "Sólo entre el 10 y el 30 por ciento de los pacientes en la situación de Schumacher tienen disfunciones que son tolerables". Y en esa línea se mueve el doctor Andreas Ferbert, presidente de la sociedad alemana de neurología: "Michael podría no estar en un estado despierto, sino en un estado vegetativo permanente".
Lo único cierto a estas horas es que Schumacher ha abandonado el hospital de Grenoble en el que ha estado ingresado desde que el pasado 29 de diciembre sufriera un accidente de esquí en la estación de Méribel, producto del cual padeció un traumatismo craneoencefálico que obligó al coma inducido.
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