La noche del lunes 24 de noviembre se registró una explosión en el lugar donde Donovan trabajaba en el puerto de Acapulco y desde su llegada al Hospital General de aquella ciudad, los médicos señalaron que requería una atención médica de alta especialidad, la que sólo podría encontrar en el Distrito Federal y, en particular, en el Centro Nacional de Investigación y Atención de Quemados (Ceniaq) del INR, por lo que iniciaron las gestiones para el traslado.
Sin embargo, el Ceniaq contestó que no podía recibir al paciente y unos días después, personalmente la subdirectora, doctora Lourdes del Carmen Rodríguez Rodríguez, informó a familiares de Donovan, que por decreto presidencial, la unidad de quemados del Ceniaq está destinada a la atención de posibles afectados por la enfermedad del ébola. Por lo tanto, no podía recibir al enfermo.
Por indicaciones de los médicos de Acapulco y ante la gravedad de las lesiones, la familia contrató una ambulancia privada y trajeron al INR a Donovan, donde el médico que atendía el área de urgencias, al que los parientes identificaron como Néstor Martínez, les negó cualquier posibilidad de atención.
Dijo que sólo recibía personas con problemas ortopédicos y ni siquiera aceptó brindar el auxilio para reabastecer el tanque de oxígeno del paciente, el cual estaba por terminarse.
Más de dos horas intentaron los familiares que se pudiera ingresar a Donovan al INR y presenciaron, incluso, cuando Martínez impidió el paso a otro médico que ya llevaba el oxígeno a la ambulancia.
Hoy, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Pablo Kuri, confirmó que la unidad de quemados no se utiliza para atender estos casos por si eventualmente se presentara un caso de ébola. Sin embargo, dijo, el INR puede recibir a personas con quemaduras en otros pisos del hospital.
FUENTE: Angeles Cruz Martínez - http://www.jornada.unam.mx |